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martes, 23 abril, 2024

Valentina Gorriz y el sueño cumplido de volar

Valentina Gorriz tenía solo 5 años cuando se dio cuenta que entre ella y los aviones había algo especial, movilizador.

«En esa época había eventos de aeromodelismo y vuelos de bautismo en el Aero Club, y mi papá me regaló uno. Ahí empezó todo», recuerda hoy, con 23 y su primer vuelo sola, como piloto.

Pasaron los años y le tocó en suerte marcar un hito importante en la aviación local, ya que es la primera mujer en realizar el curso de piloto y llegar a la instancia tan esperada por todo alumno de la capacitación de Piloto Privado de Avión (PPA): volar sola, sin el apoyo del instructor.

«Después de aquel bautismo cada vez que podía hacía algún vuelito. Averigué para hacer el curso pero no me daban los números. Pero ahora que tengo trabajo y lo puedo pagar no lo dudé. Y acá estoy» le dijo a ACTUALIDAD, todavía con la adrenalina de enfrentar los cielos sin ayuda alguna.

«Me tomó por sorpresa, porque de hecho siempre se hace así. Habíamos realizado con el instructor varios despegues y aterrizajes. Y cuando supuestamente íbamos hacia el hangar para que otro alumno tomara la posta me dijo si me animaba a volar sin instructor. Le dije que sí y enseguida estaba en vuelo. Despegué y regresé enseguida, con muchos nervios pero feliz de haber dado este paso tan importante», agregó Valentina.

La esperan sumar muchas horas de vuelo como exige la currícula del curso, que incluyen alguna nocturnas. «Se harán en otro lado, porque nuestra pista no está balizada», aclaró.

También muchos sueños por cumplir. Y para agradecer: «A las autoridades del Aeroclub por la calidez humana con que te reciben y hacerte parte del mismo. Es increíble el sentido de pertenencia que uno desarrolla en muy poco tiempo. La Comisión está trabajando mucho para mejorar las instalaciones y la calidad de servicio. Sobre todo, luego de las inundaciones. El año pasado comenzamos con la obra del aula, sala de simulador y recepción. Nos queda poco para inaugurar ese sector».

 

Plan de estudios

Para graduarse de Piloto Privado de Avión hay que aprobar las siguientes materias:

Aerodinámica básica y maniobras de vuelo

Legislación y documentación aeronáutica

Equipos Radioeléctricos

Estructura y Mecanismos del avión

Grupo Moto-propulsor

Información Aero – médica y Primeros Auxilios

Instrumentos del Sistema Moto-propulsor y de Vuelo

Meteorología Básica

Prevención de Accidentes de aviación

Reglamentos de Vuelo y Servicio de Tránsito Aéreo

Factores Humanos

Teoría del vuelo V.F.R. controlado

 

Navegación aérea
Se necesitan 450 horas de vuelo para ser aeroaplicador. 500 horas para instrucción. 900 horas para transporte en línea aérea.

La inscripción al curso se encuentra abierta todo el año.

Hace unos meses el Aero Club adquirió un simulador de vuelo. El único en alrededores. Está habilitado por la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) para poder certificar horas y hacer instrucción.

 

Teléfonos

Aero Club (03388) 411217
Instructor Sergio Quiroga (02664) 568608

 

Las dueñas del cielo: las primeras aviadoras argentinas

Por Eduardo Lazzari

 

La conquista del cielo fue uno de los logros más extraordinarios de la humanidad durante el siglo XX. Desde el origen de la cultura, el hombre ambicionó volar, tal como observaba desde los principios a los pájaros.

Desde los inventos de la antigüedad, tales como las catapultas para lanzar hombres, pasando por los diseños de Leonardo Da Vinci, y llegando a los globos aerostáticos, que lograron el ascenso hacia los cielos, pero sin poder controlar el destino, el hombre intentó dominar el transporte propio por el aire y el invento de los hermanos Wright, aquel aeroplano que voló por sí solo durante unos segundos el 17 de diciembre de 1903, cambió la historia con el desarrollo de la aviación y la popularización de los viajes aéreos alrededor del globo terrestre.

La Argentina, en esos años en que disputaba el podio de los países avanzados del mundo, no quedó afuera de la carrera aeronáutica, y se recuerdan los nombres de los pioneros como Jorge Newbery, Aarón de Anchorena, Teodoro Fels y Benjamín Matienzo, entre muchos que fundaron la historia de nuestra aviación.

Pero el relato histórico ha sido poco generoso con las mujeres que iniciaron el camino del aire y que fueron pioneras en el continente. Vamos a dedicarnos hoy a algunas de las primeras aviadoras argentinas.

Amalia Figueredo de Pietra: La pionera entre las pioneras
La primera mujer en pilotear un avión en la América del Sur, Amalia Celia Figueredo, nació en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, el 18 de febrero de 1895, en el seno de la familia formada por Honoria Pereyra y Faustino Figueredo.

Eran tiempos de prosperidad económica y de ascenso social, por lo que los padres de Amalia, una vez que se trasladan a Buenos Aires, se esmeran en brindarle una buena educación, que le permite estudiar obstetricia en la facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.

Al cumplir 19 años se muda al barrio de Villa Lugano, donde se encontraba el primer aeródromo de la ciudad, y allí cambia su destino cuando conoce a Jorge Newbery, quien se convierte en su primer instructor luego de ser el piloto del vuelo de bautismo de Amalia. Fue la vigésima cuarta mujer en volar en avión en el mundo. Pocos días después el “padre de la patria en el aire”, Newbery, muere en Mendoza.

El francés Paul Castaibert y el tandilense Eduardo Olivero son sus instructores y rinde el primer examen de una mujer para aspirar a ser piloto de avión en setiembre de 1914, pero un accidente posterga el asunto para más adelante.

El 1° de octubre de 1914 rinde su segundo examen frente a los examinadores del Aeroclub Argentino y recibe el brevet de piloto N° 58 de la Federación Aeronáutica Internacional, a sólo cuatro años de que fuera otorgado el primer certificado a una mujer en el mundo, en Francia donde voló sola en un avión Raymonde de Laroche. Vale aclarar que el brevet es el carné habilitante para vuelos.

Eran tiempos de investigación en el aire, y los pilotos solían practicar acrobacias que reunían multitudes, en espacios abiertos como el hipódromo Nacional o en Lugano. Amalia efectuó viajes y exhibiciones en muchos lugares de la Argentina, y realizó el primer vuelo entre Casilda. San Nicolás y Buenos Aires.

Al llegar, se casa con Alejandro Pietra y va abandonando la aviación, aunque nunca deja de tener relación con el mundo de los aviadores y de vez en cuando, practica vuelos. Su vida cambia rotundamente cuando en 1928 muere su esposo y debe ocuparse de sus dos hijos Blanca y Rodolfo. Fue empleada del Registro Civil y se jubiló allí. Si bien nunca estuvo alejada de la actividad aeronáutica, los homenajes le llegaron tarde.

Fue nombrada presidenta del Aeroclub Femenino de la Argentina, socia honoraria del Círculo Militar de Aeronáutica, aviadora civil uruguaya. Fue condecorada con la Orden del Mérito con el grado de Gran Oficial del Brasil, Medalla de Plata por la Asociación Aeronáutica Argentina y finalmente recibe el grado de capitán de reserva de la Fuerza Aérea Argentina, a los ochenta y ocho años.

Al cumplirse cincuenta años de su brevet de piloto, fue nombrada aviadora militar “honoris causa” por la Fuerza Aérea Argentina, volando ese día un avión a reacción en Aeroparque. En 1970, una ley la reconoció como precursora de la aeronáutica argentina. Al año siguiente fue condecorada con la Gran Medalla de Oro de la Asociación Vieilles Tiges, siendo la primera nacida en estas tierras que la recibió en Francia.

Falleció en Buenos Aires el 8 de octubre de 1985, a los noventa años, y fue sepultada en el Panteón Militar del cementerio de la Chacarita, en Buenos Aires. Sin duda, no ha recibido aún los homenajes que merece esta pionera de la aviación argentina. Pero en homenaje a la verdad, el aeródromo de Cosquín lleva su nombre y varias calles de ciudades argentinas la recuerdan.