Por Diego L Samiguel
Estudiante de Posgrado en Políticas Públicas y Desarrollo Territorial. UNNOBA
Los habitantes del partido de General Villegas, por ubicación geográfica, a menudo comparamos nuestras realidades con las provincias vecinas. Vemos como otras poblaciones se modernizan en consonancia con el siglo XXI, a partir de una transformación del Estado. Localidades de Córdoba, Santa Fe o La Pampa, pueden desarrollar obras públicas y viales propias, potencian proyectos educativos, alientan emprendimientos productivos o impulsar parques industriales. Iniciativas que tiempo atrás no se generaban desde espacios comunales, sino provinciales o nacionales. Con esto no estamos diciendo que nuestros vecinos no tengan problemas de infraestructura, sociales o económicos, sino que tienen un mayor poder de decisión y planeamiento sobre sus destinos futuros.
No desconocemos que a los municipios y pueblos de la provincia de Buenos Aires, nos gobierna una legislación atrasada e inconstitucional, que no permite las autonomías políticas locales. Desde la reforma constitucional de 1994, nuestra provincia, incumple el Articulo 123 de la Constitución Nacional, el cual obliga a las provincias a “modificar sus constituciones y garantizar las autonomías municipales”. Tampoco la Ley Orgánica de Municipalidades que rige en la provincia desde el año 1958, contempla la reforma del ‘94. La descentralización provincial debiera ser un problema de constante discusión en todo espacio político. Y una cuestión central en las agendas de gobierno de los 135 municipios de la provincia.
A pesar de estas enormes dificultades legales, algunos distritos bonaerenses se han podido modernizar. Implementando aspectos de las democracias semidirectas, que ayudan al desarrollo autónomo de sus poblaciones. Herramientas como las consultas públicas que involucran a los ciudadanos en la toma de decisiones. Los presupuestos participativos para que los vecinos decidan sobre un porcentaje de los fondos del municipio. El fomento cooperativo como aliento a proyectos económicos locales, con generación de empleo. Las comisiones asesoras para que los pueblos tengan cuerpos deliberativos institucionalizados. La democratización de la designación de delegados con funcionarios representativos y dotados de vocación de servicio. Son instrumentos simples, dentro de los marcos de la administración del Estado, que solo requieren determinación política para ponerlos en práctica.
El partido de General Villegas tiene un gran desafío por delante, caminar al ritmo de los tiempos actuales o seguir anclado en una desfavorable dependencia. Antes por desencuentros y ahora por obediencia con la provincia, continuamos demorando el desarrollo integral de nuestra zona. Es momento de bregar por una cultura política que se anime a transforman el rol del Estado.
