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viernes, 19 abril, 2024

EL PENSAMIENTO DE GILBERTO ALEGRE, EN MOVIMIENTO 21

La publicación bimensual Movimiento 21 incluyó en su última edición un escrito del ex intendente de General Villegas, que ACTUALIDAD publicara el 12 de octubre de 2019, previo a las elecciones generales.

Bajo el título de «El peronismo y la coyuntura» Gilberto Alegre desmenuza su pensamiento político. Es de octubre, pero por la vigencia de la temática bien podría haber sido escrito ayer.

La edición de Movimiento 21 incluye también trabajos de Pascual Albanese, Hugo Quintana, Alicia Pierini, Carlos Campolongo, Jorge Remes Lenicov, Eduardo Rollano, Guillermo Schweinhein, Oscar Lamberto, Carlos Custer, Pablo Challú y Mario Sabugo.

A continuación, «El peronismo y la coyuntura», de Gilberto Alegre:

Uno de los grandes problemas de nuestro país es sin duda, la anomia institucional, interpretada ésta, como una falta de normas seguras, que permitan sostener en el tiempo un andamiaje legal, medianamente razonable, que garanticen seguridad jurídica.

Esta falta de seguridad, se extiende en lo económico y en lo político y afecta en consecuencia, la confianza en las instituciones que debe existir en toda sociedad. En lo económico, podemos observar que cíclicamente incurrimos en crisis, donde siempre
terminan beneficiados los sectores concentrados de la economía.

Esa anomia, en lo político, se refleja desde hace muchos años en los partidos nacionales, los que han abandonado la idea de identificarse con un pensamiento económico. Esto provoca que, a la hora de elegir, la ciudadanía lo haga guiado por un criterio elemental de oposición, desconociendo el rumbo y las medidas que adoptará el partido que elige.

Tanto el peronismo como el radicalismo han incurrido en esa práctica, eso hace que en ambos partidos convivan visiones disímiles y contradictorias. En el radicalismo, en sus orígenes convivieron Yrigoyen y Alvear con matices diferenciales y continuaron, en nuestra historia reciente, entre Alfonsín y De la Rúa. Esas diferencias, también se profundizaron al incorporarse el centenario partido al frente Cambiemos, donde muchos militantes y algunos dirigentes no encontraron en ese espacio la defensa de sus banderas históricas.

En el peronismo, y sin pretender interpretar nuestra historia, podemos decir que los cambios fueron una constante desde su nacimiento como Partido Justicialista, que transformado en movimiento, agrupó en su devenir una serie de corrientes diversas y muchas veces contradictorias.

En sus orígenes como Peronismo ortodoxo fue guiado por Perón. Al encontrarse el General en el exilio, tras su derrocamiento, hizo suponer a algunos dirigentes que podrían suplantar esa conducción lejana, dando origen a una nueva visión, denominada neoperonismo.

Ante esta realidad, surgió el peronismo revolucionario o tendencia, que eran jóvenes militantes que se sintieron continuadores de la resistencia popular al golpe militar del 1955 y propiciaron el retorno del General a nuestra patria, incluyendo en su accionar la formación de organizaciones armadas. Ese peronismo revolucionario, terminó apartándose del partido y del propio Perón, aún en vida de éste.

El ala sindical del peronismo, que agrupaba a la clase trabajadora, se constituyó en peronismo sindical. Esta profusión de corrientes contradictorias, fueron alejándose entre sí y recurriendo muchas veces a la violencia como forma de resolución de conflictos internos, lo que concluyó de manera trágica, dando origen a la peor y más sangrienta dictadura.

Tras la muerte del líder, la incapacidad de la dirigencia de conducir el posterior proceso, el golpe de estado de 1976, el retorno a la democracia en 1983, la derrota electoral y la imposibilidad de conseguir un debate interno acerca del futuro y del rumbo a seguir, surgió la renovación.

Esta corriente llevó al peronismo a ganar las elecciones a gobernador en provincia de Buenos Aires, con la conducción de Antonio Cafiero en el año 1987; en el año 1989 se ganaron las elecciones nacionales llevando a Carlos Menem a la presidencia. Tras una nueva derrota electoral del Peronismo y el fracaso del gobierno electo, se produjo una crisis muy grave en el país que arrastró a ese gobierno, que sustituido por un acuerdo en el Congreso entre todas las fuerzas políticas, llevando a Eduardo Duhalde a la presidencia de la Nación, quien luego de un breve gobierno, logró encauzar el país, convocando entonces a elecciones generales, en las que resultó electo en el año 2003 Néstor Kirchner, continuado por Cristina Fernández de Kirchner.

El riojano permaneció en la presidencia por 10 años y los Kirchner 12 años. Ambas etapas lograron importantes triunfos electorales y las mismas, estaban guiadas por principios económicos distintos y los cargos ocupados en la mayoría de los casos por los mismos funcionarios.

Ante estas diferencias no resueltas y el fracaso del gobierno de Mauricio Macri, se intentó una nueva alternativa dentro de nuestras filas, que se denominó Peronismo Federal, el cual no llegó a conformarse. Luego de este pantallazo nos preguntamos ¿qué ideas identifican al radicalismo, las de Alfonsín o las de De la Rúa? ¿En el peronismo son las ideas de Menem o las de los Kirchner? ¿Qué ideas identifican al gobierno de Macri, que llega al fin de su mandato con un gasto social que impacta el 75 % de su presupuesto, las liberales?

Esto es claramente, anomia institucional. Nuestros partidos políticos son muy débiles y no
expresan ideas, sino oportunismo. Este presente nos obliga a preguntarnos qué es el peronismo y quiénes lo representan. ¿Cristina con su partido Unidad ciudadana o quienes tienen la autoridad legal del partido justicialista, pero no la legitimidad? ¿Quién puede cuestionar a los compañeros que se encolumnaron con Lavagna o los que siguieron a Pichetto? ¿El peronismo es de izquierda, de derecha, o de centro?

Sin duda, la realidad nos interpela, sólo una organización interna y democrática de los partidos políticos puede dar legitimidad a las ideas que expresan. En nuestro caso, hasta que eso no ocurra, todos pueden atribuirse la representación legítima del ideario del partido que nos albergó en algún momento de la historia. Si eso no ocurre, seguro se
abrirán otras instancias que contengan a todos los que nos sentimos peronistas, pero no estamos representados en esta coyuntura, por quienes levantan nuestras banderas sin ningún debate interno y sin definir propuestas. Esta debilidad institucional quiere ocultarse con la legitimación del voto, cuando la realidad es que el pueblo está votando por oposición o por miedo y no por proyectos.

Nuestra historia pareciera repetirse, casi de manera agobiante. De ganar las próximas elecciones, la fórmula Fernández-Fernández podría suceder, al decir de muchos compañeros, que las diferencias existentes entre distintos sectores, podrían dirimirse en el ejercicio del gobierno, lo que puede traer aparejados algunos conflictos, como los vividos en otra época. Recordando y parafraseando a Marx, tratemos que la historia que vivimos como tragedia, no sea repetida en este presente como comedia.

Vale recordar en esta nueva coyuntura (ya que vivimos repitiendo historias) que, en su segunda visita a nuestro país en el año 1928, José Ortega y Gasset escribió dos ensayos, “la pampa… promesas” y “El hombre a la defensiva” lo que hizo decir a Ezequiel Olaso, que el filósofo español se convirtió en “el profeta de nuestra decadencia”. Para Ortega y Gasset, la pampa debía ser mirada comenzando por su confín, por esos “inagotables ademanes de abundancia”, que le parecían la metáfora perfecta de una permanente promesa. Y se preguntaba, si acaso, lo esencial de la vida argentina, no era precisamente eso: promesas, un vivir inverosímil de cada cual desde sus ilusiones que nos lleva a desatender el presente y, llegados a la vejez, a encontrar solo “la huella dolorida y romántica de una existencia que no existió.”

Después de tantas luchas, hoy vemos que durante el gobierno de Onganía, cuando el peronismo llevaba adelante su gesta por el retorno del general a nuestra Patria, los índices de pobreza no alcanzaban el 6% de la población y desde el retorno a la Democracia, en el año 1983, con el triunfo del Dr. Alfonsín y su consigna de que “con la democracia se come se cura y se educa” hasta el presente, los índices de pobreza han crecido escandalosamente.

Al decir de Ortega y Gasset “Argentinos a las cosas” que no sería otra cuestión en estos tiempos difíciles que acordar políticas de estado y que todos los partidos políticos estén dispuestos a cumplir y apoyar en el congreso.

Bajo el título “Perón convoca a todos para la reconstrucción nacional”, el general dijo en su
discurso el 21 de junio de 1973 que “la situación del país es de tal gravedad que nadie puede pensar en una reconstrucción en la que no deba participar y colaborar. Este problema, como ya lo he dicho muchas veces, O LO ARREGLAMOS ENTRE TODOS LOS ARGENTINOS O NO LO ARREGLA NADIE. Por eso deseo hacer un llamado a todos, a fin y al cabo hermanos, para que comencemos a ponernos de acuerdo”

Podemos concluir que todos los partidos que hemos formado parte de los gobiernos en esta
etapa, en mayor o menor medida, tenemos responsabilidades. No toda la culpa la tiene el otro. Sin sacrificio y esfuerzo compartido no hay futuro venturoso para nuestra Patria.

Gilberto Alegre es dirigente peronista. Abogado. Productor Agropecuario. Docente. Ex Intendente partido de General Villegas. Diputado nacional / Pte. Comisión Agroindustria HCDN (MC)