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viernes, 19 abril, 2024

Luis Penacino, un volante todo terreno que se adelantó 30 años

Jugando de 8 Luis Penacino -o «El Guiso», a secas- era un todo terreno, y como tal hizo 11 goles en el clásico. Jugaba por derecha, de ida y vuelta, de área a área. Ahora muchos lo hacen, dirán. El tema es que él lo hizo hace 30 años y más también, cuando se imponía otra manera de jugar, mucho más pausada, sin tanto vértigo.

«Los clásicos de antes eran muy lindos, muy esperados. Cada vez que se jugaba un clásico en Piedritas estábamos todos esperando que llegara el domingo. Y lo más lindo era que terminaban los partidos y nos íbamos todos juntos a tomar un café a cualquiera de los dos clubes. Siempre fuimos muy unidos los muchachos del pueblo, pero en la cancha los clásicos eran a muerte», coincide palabra con palabra con Jesús Dona.

Otra vez con el jugador a flor de piel recordó «un clásico que perdíamos 2 a 0 y lo dimos vuelta 4 a 2. Tuve la suerte de hacer dos goles. Fue algo inolvidable. Siempre tuve suerte en los clásicos, pero nunca me imaginé que podía haber hecho tantos goles. Esto me trae muy gratos recuerdos porque nosotros a Santa Rita lo vimos crecer desde abajo.»

Cosa rara del fútbol que justamente un volante por derecha sea el goleador del clásico de Piedritas. «Yo soy de Boca pero tenía como ídolos dos 8 de ese tiempo: El Negro Jota Jota López y Miguel Brindisi, uno de River y el otro de Huracán», contó. Aunque con esos modelos a imitar, no debería ser tan extraño que pisara tanto el área rival.

El diálogo con OVACIÓN lo llevó a revivir algún duelo con uno de los integrantes del equipo deportivo de ACTUALIDAD: «El Negro De Brasi era un gran jugador pero yo lo esquivaba porque me cepillaba. Yo corría, marcaba, pero no era mucho de meter pata. Atlético tenía cada nene…»

«¿Si me ponía canilleras? No, nunca me gustó usarlas. Siempre jugué con las medias bajas. A veces me ponía algún vendaje si andaba un poco dolorido. Los árbitros me retaban, me decían que me levantara las medias, pero al ratito las tenía por los tobillos. Me molestaban, al igual que las canilleras. No las soportaba», toda una semblanza de un fútbol que ya no volverá.

«Antes las marcas no eran tan pegajosas. Teníamos un poco más de libertad. Hoy es todo más físico. Antes se jugaba fuerte pero no había agarrones dentro del área. Esas cosas no existían. Antes te pegaban, te levantabas y seguías… Tampoco pedíamos que le sacaran amarillas a los rivales como pasa ahora», marca diferencias.

Para el domingo espera «un partido durísimo ya que Santa Rita tiene varias bajas y Cosmopolita llega con un empujón por haber ganado el domingo pasado. Pero somos locales. Le tengo fe al Lobo», se despidió.