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miércoles, 24 abril, 2024

Patricia Del Popolo: la cañadense que se recuperó del coronavirus

Nació en Cañada Seca, estudió a Rosario y hace 8 años se fue a vivir a Madrid, España, junto a su marido. Tuvo coronavirus y sobrevivió para contarlo.

Su padre aún vive en Cañada Seca y por eso Patricia Del Popolo se sigue considerando una cañadense. Siempre que puede se hace una escapada para visitar a su familia. Pero ahora tiene que quedarse en su casa, no sólo por la cuarentena y porque los aeropuertos están cerrados sino porque ella misma tuvo coronavirus. El pasado 3 de abril (fecha de su cumpleaños) le dieron el alta.

En Madrid hace 6 años que está a cargo de la administración del Colegio Mayor Argentino, una residencia universitaria que pertenece al Ministerio de Educación de Argentina y que brinda alojamiento a los argentinos que van a España por cuestiones académicas, culturales y deportivas. Actualmente viven en la residencia más de 20 chicos argentinos que no pueden volver a nuestro país.

El día 14 de marzo el gobierno español decretó el estado de alarma sanitaria por COVID, pero mucha gente se pensó que eran vacaciones y entonces se llenaron las costas y todos los lugares turísticos. El resultado de esa inconsciencia ya es historia conocida y todos los días lo vemos en las noticias: hubo una enorme cantidad de contagiados, el sistema de salud colapsó y diariamente mueren cientos de personas en el país Ibérico.

Como consecuencia se restringieron aún más las actividades exceptuadas del confinamiento y el pasado sábado 4 de abril el gobierno español prorrogó el estado de alarma hasta el 26 de abril.

Lo verdaderamente difícil para Patricia comenzó el 17 de marzo, cuando empezó a tener un cuadro febril. «Tuve que llamar al servicio médico, a un número que habilitaron donde le decís al médico los síntomas y te diagnostican. El sistema sanitario en España está saturado, entonces se intenta restringir lo máximo posible que la gente salga y vaya a los centros de salud. Por eso llamé y le dí mis síntomas: fiebre, mucho malestar, dolor de espalda, dolor de garganta, tos, dolor de cabeza y dolor detrás de los ojos. Es como una gripe, muy muy fuerte. No tuve fiebre muy alta, ni tampoco tuve comprometidos los pulmones. Entré en lista de pacientes con COVID. Las personas que están enfermas deben aislarse en su casa, así que estuve aislada en la habitación. Cada vez que salía al baño o iba a la cocina por algo debía ponerme un barbijo, debía lavarme las manos, ponerme guantes. No tenía contacto con mi esposo, él me hablaba desde la puerta de la habitación. Cada vez que utilizaba los utensilios, él los sacaba, les ponía cloro y los lavaba. Desde el 17 de marzo hasta el 3 de abril -mi cumpleaños- estuve en aislamiento absoluto», le dijo a FM Actualidad.

Durante los 10 días que tuvo fiebre lo único que le recetaron fue paracetamol cada 8 horas y reposo.

«Poco a poco se me fue el malestar. A los días de tener fiebre perdí el gusto y el olfato. Esos son síntomas muy claves», explicó.

Como no le aplicaron el test no le pueden asegurar que esté 100% curada. En España está tan saturado el sistema de salud que no hay suficientes test para hacer el estudio del COVID, y por eso los destinan para el personal sanitario y el personal de seguridad que son los que están en la primera línea de batalla. No obstante, en base al tiempo durante el que estuvo aislada y a los síntomas que tiene (solamente le queda congestión y pérdida de olfato y gusto) le informaron que ya puede salir de la habitación y que a partir de hoy podría ir al supermercado o a la oficina (su tarea no es esencial y trabaja desde su casa de manera remota).

«Al no estar preparados para esta pandemia hizo que todo colapsara. Hubo muchas muertes. En España, como en el resto de Europa, hay gente muy grande que son los que más riesgo tienen y los que más sufren. Les pido que no se asusten de esta pandemia, pero sí que se ocupen», fue su mensaje final para el pueblo villeguense.