22 C
General Villegas
martes, 23 abril, 2024

114 años de Charlone, un pueblo de vecinos | Por Mariana Lucero*

El modelo de Estado – Nación que configuró a la Argentina desde el siglo XIX hasta la actualidad, otorgó mayor peso al Estado como estructura jurídico administrativa, que a la Nación como las diferentes formas de vida de sus habitantes.

Pareciera que Charlone escapó a esa regla, porque en su rica historia, siempre la comunidad empuñó las riendas de su destino colectivo. Sea por iniciativa de vecinos o por acciones de instituciones, la localidad fue construyendo su progreso.

En los albores del pueblo, las necesidades de la época llevaron a los primeros colonos a organizarse, a juntarse con el otro para imaginar un futuro. De esos encuentros se fueron pergeñando los primeros servicios públicos, los comercios para abastecer la creciente población y las entidades que empezaron a cumplir alguna función social.

Con el correr de los años la localidad fue afirmando esa identidad de compromiso con los demás, son muchos los acontecimientos que dan cuenta de esta activa solidaridad. Pero nos vamos a detener solo en dos: uno es el movimiento cooperativo, asociativista o mutualista que marcó el desarrollo del pueblo, con las cooperativas lácteas, la cooperativa eléctrica, Sancor como faro cooperativista, la cooperativa de tamberos, la banca cooperativa, las cooperativas de viviendas, las cooperativas de préstamos de maquinarias agrícolas y las cooperativas escolares. El cooperativismo como modo de producción, en Charlone se transformó en una forma de vida, repercutiendo en las relaciones humanas entre los vecinos. Es decir, dar una mano a quien lo necesita, como un carácter identitario.

El otro factor es más subjetivo, pero no menos palpable en la localidad, tiene que ver con la cordialidad de sus habitantes, particularmente hacia las personas de afuera. Esta cualidad en apariencia anecdotaria, es muy importante porque toda comunidad receptiva y abierta, es la que tiene más posibilidades de innovar y seguir progresando, más allá de ser un lugar agradable para que vivan las personas foráneas, no tan común en las localidades pequeñas.

Mirar a Charlone por el espejo retrovisor de su pasado, nos muestra una base sólida para seguir construyendo la localidad en que todos sean partícipes. Si desde un olvidado vértice de la provincia de Buenos Aires, se puede contrarrestar consciente o inconscientemente, un modelo de país que no pone a los compatriotas como prioridad. Renovemos día a día esa iniciativa de poder decidir por nosotros mismos el futuro que queremos.

*Mariana Lucero es abogada, docente y vecina de Coronel Charlone