El 22 de abril de 2021, nuestra comunidad atravesaba un tiempo de intenso dolor en medio de la pandemia de covid 19. Nos sentíamos ávidos de buenas noticias para poder reforzar nuestro sistema inmunológico, primer detector de problemas cuando el estrés nos atropella. Ese día, el teléfono sonó para dar una buena noticia: se había realizado en el Hospital Municipal, una cesárea a una mujer con coronavirus. El procedimiento fue impecable y la nueva familia había regresado a su hogar, tras recibir el alta médica.
Esta historia, que hoy puede parecer pequeña, fue la imagen de la vida abriéndose paso en la tempestad, un brote vital en medio del derrumbe.
Hace un año atrás, la voz en el teléfono fue la del Dr. Hernán Vázquez, con quien el sábado compartimos el recuerdo al aire, en el programa Cuidarte Más.
“Estábamos en una situación de mucho estrés, enfrentando la pandemia en la primera línea de batalla, porque esto fue algo terrible. No sé si se puede comparar a una guerra, pero creo que sí, era una trinchera”, recordó Vázquez.
Ahora que se puede mirar con un poco más de perspectiva hacia ese tiempo aún muy cercano, empiezan a notarse situaciones que, por la inmediatez con la que había que actuar, se pasaban por alto.
“Creo que todavía no tomamos conciencia de la magnitud de las cosas que nos pasaron. Había que atender y atender a todo. Cuando damos informes sobre un paciente crítico, sabemos que en segundos puede cambiar toda la estructura familiar, como si el mundo les cayera encima”, relató el médico, que estaba a cargo del área crítica de terapia intensiva, quien hizo hincapié en la relación que se mantenía con los familiares de los internados, porque “no solamente era atender a los pacientes y acompañarnos entre médicos en las tomas de decisiones, sino también contener y comunicar cómo evolucionaba cada caso a través de los informes diarios. Siempre hay que dar una pequeña esperanza, aunque el panorama sea sombrío.”
TIEMPO DE ADIÓS SIN DESPEDIDA
La muerte es inevitable. Para morir, solo se necesita una condición fundamental: estar vivo. Y aunque ese ciclo es inherente a la humanidad, la despedida a un ser querido forma parte de un necesario duelo. A veces ese tránsito de tiempo transcurre mientras la persona aún vive, el espacio que nos otorga el desenlace final. En otros casos, como en una muerte no esperada, cuando la pérdida nos sorprende, nos queda el después, el último adiós en el ritual de un funeral.
Pero la pandemia nos quitó esa posibilidad. Se los veía entrar y en muchas ocasiones, era la última vez. Hemos escuchado muchos relatos de este tipo. La última imagen, la voz a través de la cámara del celular y después, la recuperación o el silencio.
Lo que definió a la pandemia y nos definió a todos, fue el duelo desgarrador. Un duelo vacío. “Eso es lo que a mí me hizo un click, señaló Hernán, porque “ninguna facultad ni aún la experiencia de tantos años de terapia intensiva te enseña a enfrentar algo tan abrumador, tan súbito. Todo teníamos que aprenderlo sobre la marcha y protegernos hasta mentalmente para poder hacer nuestro trabajo, nos calzábamos una coraza de adrenalina, que seguramente pasará factura a nuestro cuerpo más adelante.”
“Lo que más me impactó de todo lo que nos tocó vivir es el tema de las despedidas. Hemos buscado herramientas para que fueran lo menos dolorosas y de la forma más humanizada posible. A veces queríamos escapar de los protocolos tan rigurosos y por momentos logramos que pudieran verlos a través de una ventana. Eso fue desgarrador. Aún tengo en mi agenda todos los teléfonos de las familias que pasaron por una etapa crítica”, relató Vázquez.
UNA BOCANADA DE AIRE
Ese nacimiento fue una bocanada de aire, el mismo aire que costaba respirar porque dar “esa noticia hermosa de un nacimiento atravesando el covid, era la antítesis de todo el horror” indica Hernán, que destaca que hubo “todo un grupo de profesionales médicos, no médicos, enfermeros, mucamas, personal de cocina del Hospital Municipal, fue un trabajo conjunto de todos los que estuvimos allí. Somos seres humanos y hay que ser muy prudentes a la hora de juzgar, de dar opiniones, sobre todo con el diario del lunes. El común denominador fue atender al paciente con los recursos que teníamos y la mejor intención.”
Pedro cumplió un año y sus papás publicaron fotos en las redes sociales con este mensaje: “Con Pedro les decimos gracias a cada uno que lo saludo por su cumpleaños. Gracias de corazón por tomarse un segundo para saludarlo y hacernos saber cuántas personas lo quieren. Dios bendiga sus vidas Los amamos.”
El tiempo sin tocarnos parece haber terminado (aunque debemos ser cautelosos), pero de este tsunami que la pandemia significó para las familias de las 175 personas que murieron a causa del covid y de lo que ese número provocó en las comunidades de todo el distrito, debemos reaprender el valor de la esperanza y aferrarnos a ella cuando aparecen tiempos difíciles.
Como escribió Enrique Pichon-Rivière: “En tiempos de incertidumbre y desesperanza, es imprescindible gestar proyectos colectivos desde donde planificar la esperanza junto a otros”.
*Celina Fabregues es periodista. Conduce Cuidarte Más por FM Villegas, los sábados de 9,30 a 12 horas, programa que se repite a las 19 del mismo día.