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jueves, enero 2, 2025
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Francisco Salamone, la máquina monumental de la arquitectura argentina

Se habla de Francisco Salamone como de «la máquina monumental de la arquitectura», porque en cinco años, este arquitecto e ingeniero que llegó a la Argentina desde Sicilia cuando era muy chico, irrumpió en la chatura de la pampa argentina, con obras que se elevaban espacios casi perdidos.

El Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires Distrito 7, presentó el jueves 9 de marzo, en el Museo Carlos Alonso, la muestra temporaria Expo Salamone, la cual nació del Viaje Arquitectónico Ruta Salamone 2022 que protagonizaron colegas de su distrito, con el objetivo de reconocer nuestro patrimonio arquitectónico y hacerlo visible, a través de un diálogo fotográfico en cinco Municipios del Distrito 7: Tres Lomas, Guamaní, Carhué, Salliquelló y Pellegrini.

El recorrido que muestran las fotografías expuestas contienen imágenes de:
Tres Lomas: Matadero – Intervención en la plaza – Municipio
Guamaní: Matadero – Municipalidad – Plaza
Carhué: Matadero – Municipalidad – Cristo – Se incorporó Epecuen al recorrido por todo lo que significa.
Salliquelló: Cementerio – Matadero
Pellegrini: Municipio – Plaza – Matadero

De la muestra participó con una obra plástica la artista Virginia Rivera y se proyectó el documental «Mundo Salamone: la reinvención de la pampa», con la presencia de su director, Ezequiel Hilbert, quien terminada la proyección se prestó a un muy interesante debate.

Obra de arte salamónica de la artista Virginia Rivera.

La construcción de la película, el guión, las entrevistas, la música que le impone profundidad, dramatismo y acompaña las metáforas del arte objetual de la obra arquitectónica de Salamone, que más allá de cualquier mito, leyenda urbana o historias que aun permanecen en absoluto secreto, rompió con las representaciones tradicionales de los pueblos del interior bonaerense.

Ese camino iniciado en Córdoba, que por algún designio de relaciones laborales, profesionales o políticas, dejó para la posteridad, un paisaje que de momentos, aparece como post apocalíptico. Líneas geométricas que se unen, se rompen, se cruzan. Figuras de hormigón armado que se levantan en su etapa monumentalista, en una especie de interpelación a la muerte.

Hillbert y varios de los profesionales que han hecho ese recorrido por las 60 obras que Salamone construyó entre 1936 y 1940, concluyen en que es inevitable, que quien comience a indagar en su obra y en su vida, se convierta en «un salamónico», una especie de adicto que no puede dejar de buscar enigmas escondidos.

En el cementerio de Azul, se erige un portal de 21 metros de altura y 43 de frente, con la figura del arcángel San Miguel, el ángel de la muerte, una estatua de cinco metros y medio de altura.

El Arcángel San Miguel en el ingreso al cementerio de Azul

Como en todas las obras de Salamone, abundan los misterios. Según cuenta la gente del lugar, el día de la inauguración existió un cruce entre el intendente y el arquiecto. «Hay algo malo, algo oscuro. Parece construido por el diablo», le habría dicho el funcionario, a lo que Salamone respondió: «No sea ingenuo, doctor, el diablo nunca hubiera llegado tan lejos».

Esa es la pregunta. ¿Cómo pudo llegar tan lejos? De acuerdo a los testimonios que aparecen en la investigación documental de Hilbert, colocaba una alarma y dormía solo tres horas, para seguir frente a sus tableros de dibujo, como en un trance en el que las obras se cruzaban unas con otras, como si salieran de las imágenes de Metrópolis, de Frinz Lang, película muda alemana de 1927 de ciencia ficción.

Francisco Salamone murió el el 8 de agosto de 1959, a los 62 años de edad y prácticamente olvidado, hasta hace menos de dos décadas que comenzó a revalorizarse su obra. Tal como aparece en un pasaje de la película de Hilbert, el olvido también fue una cuestión generacional, hasta que nietos y bisnietos sacan documentos a la luz.

Algunos lo llamaron el «arquitecto maldito», no solo por los tantos mitos que giran a su alrededor, sino también por lo tétrico de algunas de sus creaciones, que hoy utilizan las obras del «loco de las torres» para que artistas contemporáneos los utilicen como escenarios naturales.

La artista plástica Virginia Rivera y la arquitecta Miriam Pugnaloni

«Concientizar sobre la importancia del cuidado del patrimonio de nuestra provincia»

Minutos antes de la proyección, conversamos con el presidente del Colegio Arq. Distrito VII, Raúl Sotelo y la arq. Miriam Pugnaloni.

Sotelo apuntó que «todas estas sobras se generaron en un lapso muy cortito de tiempo. Hay que pensar que en ese momento, nuestras ciudades eran más planas, por lo que si ahora llaman la atención, imagínense años atrás.»

Para el presidente del capbad7, «la muestra busca también mostrar cómo se ve eso hoy, el estado real. Es como rescatar un poco el patrimonio para poner marcar como se encuentra esa obra hoy y darle algún condimento adicional como es la película de Ezequiel.»

La arquitectura ha marcado la historia a través de cada una de sus etapas y estilos. Según la arquitecta Miriam Pugnaloni «el Colegio de Arquitectos intenta hacer un evento abierto a la comunidad para concientizar sobre la importancia del cuidado del patrimonio de nuestra provincia.»

De acuerdo a Sotelo, es muy importante encontrar un uso a ese patrimonio arquitectónico que se siembra en gran parte de la provincia de Buenos Aires y, «en algunos municipios estas obras tienen nuevo destino y eso también hace que se preserven.»

Edificios que se refuncionalizan pero se mantienen, de esa manera «no quedan como ruinas y no se ve la importancia de sostenerlos y económicamente es caro para que no tengan ninguna función», cerró Pugnaloni.

La muestra se puede visitar de miércoles a domingo de 18 a 20:30 horas y la entrada es gratuita.