Si hablamos de villeguenses en el extranjero, es complicado no pensar en el «Bocha». Estamos hablando de Ezequiel Goedelmann, que paradójicamente no se encuentra radicado en el exterior, sino que hace poco tiempo pegó la vuelta para Argentina.
Bajo la conducción de Esteban Mutuberría, «GPS, villeguenses por el mundo» nos lleva a recorrer la historia de Ezequiel, que hizo realidad su deseo de emigrar, triunfó en España y exploró nuevos desafíos, antes de volver a su amado General Villegas.
Primeros pasos
La vida de Ezequiel en General Villegas era muy cómoda. Se encontraba bien económicamente, con un lugar asentado y un trabajo importante.
No obstante, el deseo de emigrar hacia otras tierras fue un sentimiento familiar que tuvieron siempre. «Somos muy aventureros junto a mi esposa y a raíz de eso también arrastramos al niño. Era algo pendiente que teníamos, alguna vez lo íbamos a hacer realidad, sin importar el tiempo de duración», dijo.
La idea, en pocas palabras, era más que clara: partir sin fecha de vuelta, pero con el plan marcado de regresar en algún momento. Su familia, lógicamente, no quería que se vaya al extranjero, pero no por egoísmo o miedo al fracaso, sino por lo complicado que se iba a hacer el hecho de despegarse después de tanto tiempo.
Su primer viaje al exterior tuvo la característica de que fueron sin ninguna propuesta laboral ni nada por el estilo. Al contrario, el objetivo fue encontrarse con algo nuevo al sitio donde vayan. «El primer plan era la instalación en el lugar y luego, a medida de que se vayan dando las cosas, enfocarnos en la parte laboral. Era una aventura arriesgada», indicó.
Una cuenta que por fin se saldó
Así fue como, en mayo del 2021 (plena época de la pandemia), Ezequiel y su familia viajaron rumbo a Guardamar de la Safor, un pequeño pueblo español, para probar su primera travesía en el exterior. Es un sitio perteneciente a la provincia de Valencia que cuenta con una población de apenas 567 habitantes.
El lugar escogido fue porque un amigo de Ezequiel se estableció muy cerca de Guardamar de la Safor, entonces aprovecharon para asentarse allí. «Es un pueblo pintoresco, de mucha playa», definió.
«Es una experiencia terrible, aprendés mucho sobre la vida y demás cuestiones. Creo que cuando uno está afuera valora mucho más distintos aspectos que tenemos en nuestro país. Hay que ser agradecidos con nuestro país, a nosotros nos dio mucho y me fui feliz», dijo al respecto.
Proceso de adaptación
El villeguense entiende que existen distintas etapas de asentamiento en la llegada a otro país, como el reconocimiento del lugar, conocer personas, el afianzamiento de mi hijo en la escuela o la parte laboral.
Comenzó su desafío formando un hogar y garantizar el bienestar de la familia. «A lo que más le temía era al asentamiento de mi hijo, pero se adaptó mejor y más rápido que nosotros. Lo importante era estar bien, después todo vino solo. Fue una linda aventura», expresó.
Una costumbre que nunca perdió, ni en los peores momentos, fue tomar mate. A su vez, explicó que fueron ellos quienes tuvieron que adaptarse y aclimatizarse a las culturas ajenas. «Nosotros llevamos nuestra identidad argentina hacia allá, pero no podemos cambiar factores culturales de España que ya están establecidas, pese a nuestra propia impronta», sostuvo.
En el transcurso de los dos años «afuera», nunca existió la posibilidad latente de «bajarse del barco», es decir, no pensaron en pegar la vuelta para Argentina. «Uno se arraiga al lugar y, si teníamos suerte con la empresa, las chances de volver se iban a cortar, porque se asumen otras responsabilidades y compromisos», agregó.
La comodidad que tenían en el país fue lo que más extrañaron de su travesía por el viejo continente. Cuando volvió se dio cuenta de ese «folclore de pueblo» que extrañó mucho, y entendió que el choque cultural es muy fuerte, más allá de las semejanzas culturales que existen entre Argentina y España.
Vida laboral
El primer paso en el exterior fue que Agustín (su hijo) pueda comenzar el colegio; y lo consiguieron a los dos días de haber llegado.
Desde lo laboral surgió una propuesta comercial muy pronto, pero Ezequiel confesó «estar cerrado» a esa iniciativa. Hasta que un día, sentado tomando un café, observó que enfrente suyo estaban armando un evento deportivo, por lo que se acercó al lugar, pidió pista sobre el tema e información requerida para empezar a trabajar allí. Como si hubiese dado en la tecla.
Así fue como empezó la capacitación sobre el tema, obteniendo grandes desafíos superados, ya que montó el Triatlón de Alicantes y de Valencia, entre otros. «Me fui con una expectativa y volví con algo totalmente distinto», confesó.
Gracias a esta iniciativa pudo crear su propia empresa, denominada «Numde» (Nunca Más Dejarás de Entrenar). «En un principio era una marca de ropa deportiva, que surgió en un viaje posterior a una carrera. Todo quedó guardado en un cuaderno, y por suerte nos fue muy bien», explicó.
Numde fue una de las empresas que se hizo presente en la tradicional Maratón de los Barrios, organizada por ACTUALIDAD, con su impactante decorativo para la carrera.
La función de Ezequiel es montar cualquier tipo de evento, desde patrocinio hasta la venta del mismo, con detalles de diseño incluidos. Por su parte Leticia, la pareja de Ezequiel, siguió con sus clases de natación, lo que realizó también en General Villegas.
La rotunda determinación de volver
«Cuando ya estaba todo más o menos realizado surgieron propuestas que nos plantearon dudas, y decidimos volver. Todo lo que yo quería para mi vida estaba acá (en Argentina)», manifestó.
El villeguense contó que en sus primeras semanas de vuelta en el país, mucha gente le preguntó por qué había tomado tal decisión, focalizando puntualmente en la situación económica. Ante esto, respondió: «Este momento ya lo pasamos muchas veces. Pero Argentina es muy grande, no la van a noquear tan fácil. Se me pone la piel de gallina porque cuando uno está afuera, ama aún más a Argentina. Mucha gente se quiere ir del país por bronca, yo les recomiendo que no se vayan enojados».
También contó detalladamente su rápida decisión de retornar al país. Fue una elección en conjunto, de solamente diez días, ligada a las cuestiones familiares que significan estar a tantos kilómetros de su hogar. «De todas formas, tenemos las puertas abiertas para volver a España en algún momento por la empresa. Nosotros no vamos a planificar nada a largo plazo, pensamos siempre en lo que se aproxima», aclaró.
Con respecto a Agustín, tomó muy bien esta última decisión de volver, tras haber instalado muchos aspectos argentinos en aquellas tierras con sus amigos.
Según la perspectiva y la propia experiencia de Ezequiel, la visión que mantienen los españoles con respecto a nuestras tierras es la de un «país» riquísimo en cuanto a lo infraestructural. Es por eso que les llama mucho la atención la situación económica que se vive en nuestro país.
Planes para el futuro
Ezequiel confesó que no piensa a futuro por el momento, ya que considera muy pronta su vuelta a Argentina y desea disfrutar el momento.
Su plan momentáneo es seguir apostando a la empresa en el país, pero aseguró que es una persona muy cambiante y todo puede pasar.
Un relato fascinante de lo que significó este viaje al exterior para Ezequiel. No fue un desafío cualquiera, sino que sirvió para cumplir con un objetivo familiar, el cual quedará grabado en sus corazones. También es una muestra de cómo te puede sorprender la vida, que da mil vueltas y no tiene nada definido. Poco tiempo afuera, pero suficiente como para vivir en carne propia lo que siempre soñó.