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domingo, diciembre 15, 2024
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Adrián Carenzo, el personaje que llegó a ser concejal | Por Florencia Bron*

A los Carenzo los conoce todo el mundo. Así fuera a simple vista y no por trato, quién no sabe de quiénes hablamos cuando nos referimos a los mellizos Adrián y Gabriel.

En esta charla íntima dialogamos con Adrián, quien en el año 2023 formó parte de la lista de candidatos a concejales de Gilberto Alegre y hoy ocupa una banca en el bloque del oficialismo.

Pensando que el diálogo podía resultar un tanto disparatado, debo confesar que me sorprendió la simpleza de sus respuestas. Un chico de barrio, humilde, con valores, reconociendo el trabajo y el esfuerzo de sus padres para brindarles lo mejor a él y a sus hermanos, poniendo hoy la prioridad en la familia que supo formar, con un grupo no muy grande de amigos aunque sí muchos conocidos, y una relación particular con su hermano mellizo.

La simplicidad que también encuentra en aquello que lo hace feliz, sorprendiéndose del entusiasmo que le despertó poder llegar a los vecinos a través de la política y reconociendo que debería ser más agradecido por todo lo que la vida le brinda. ¿Querés conocerlo un poco más?

¿Quién es Adrián Carenzo?

Un vecino de Villegas. Soy hijo, soy padre…

¿Cómo está compuesta tu familia?

Mi mamá, mi papá, mis hermanos Gabriel y Carlos que viven en Villegas, mi hermana Andrea que vive en Tres Algarrobos, Darío que vive en Buenos Aires; y Ana que falleció hace un tiempo. Además, mi mujer y mis dos hijos, Pedro de 5 años y Elena de 1.

Los hermanos de Adrián junto a sus parejas e hijos.

¿Cómo es tener un hermano mellizo?

Habría que ver que dice él de mí, pero somos muy compañeros y socios, además de hermanos. Somos amigos y tenemos una relación bastante particular.

Hubo situaciones de confusión imagino…

Yo llevé la parte más complicada de la confusión. Mi hermano tiene una personalidad muy extrovertida, es más dado, más divertido que yo. Como dato de color, mucha gente nos agenda en el celular como el Carenzo bueno o el Carenzo malo. Ni uno es tan bueno, ni el otro es tan malo. Pero él es más extrovertido que yo.

¿En qué se asemejan y en qué son completamente diferentes?

Somos muy parecidos, dicen. Yo soy un poco más serio y él más divertido. Creo que la gente lo diferencia, el que nos conoce por lo menos, porque cuesta, aunque la diferencia es muy marcada. Los dos alguna cosita tenemos desde lo gracioso, pero mi hermano es mucho más que yo. Somos nacidos y criados en Villegas, acá nos vamos a quedar y la gente siempre nos conoció por diferentes actividades. La calle, mucha calle.

¿Cómo nacieron los videos que les dio «otra fama»?

Es mérito es de Gabriel, por ser tan histriónico. Es él quien comenzó y yo lo acompañé. Nuestra vida en general no se planifica mucho, no hay un guión. No recuerdo en particular cuál fue el video con el que se inició, pero hoy en día con la tecnología, con los celulares, uno a veces graba algunas imágenes y los amigos observan. Una vez fue en kayak, otra vez publicitando un producto de un negocio remando, una señora del al lado del comercio que hizo un video haciéndose masajes con Gabriel, después la gente que se acercaba… José Moure y Lucía tienen mucho mérito en esto, porque ellos aportaban en la parte técnica. Son amigos y colaboraban con nosotros para que se vea y se escuche lindo, que eso también es importante.

Comerciante y concejal ahora, ¿qué es la política para vos?

Yo no le pongo un nombre, quiero colaborar con mi ciudad, donde nací, donde me voy a quedar y se van a quedar mis hijos, espero. Ojalá les pueda dar la posibilidad de estudiar, que se desarrollen y obviamente que si deciden irse a otro lugar a continuar con su vida, los voy a apoyar siempre. Pero obviamente los quiero tener conmigo, son mis hijos. Quiero colaborar con mi ciudad para devolverle un poco a Villegas lo que me dio: mi familia, mi mujer, mis hijos, mi trabajo, mi vida. Que un vecino me llame, me hable de un problema y yo lo pueda resolver, para mí es una satisfacción enorme. Es trabajo, tiempo y compromiso con el vecino.

¿Imaginaste alguna vez que ibas a estar en este lugar?

No. La verdad que te atrapa, me gusta y desde mi lugar, con mis limitaciones, no negocio el compromiso de siempre atender el teléfono y dar la cara. A cualquier hora, cualquier día.

¿Los sueños son distintos ahora, o son los mismos de siempre?

Después de tener a mis hijos, mi vida la proyecto en ellos. No es que no tengo sueños, pero primero están los de ellos y después los míos, si hay lugar. Por ejemplo, yo no pude tener mi viaje de egresados, me gustaría que ellos sí. Y disfrutarlo, verlos viajar y que la pasen bien. Mis proyectos no los dejo de lado, pero los postergo. Hoy son prioridad mis hijos. Primero ellos.

Pensando en tus hijos, ¿qué te gustaría que fuera diferente del contexto?

Espero que no cambie mi posición de hoy. Tengo trabajo, estamos bien. Soy muy agradecido a la ciudad, a mis padres que nos educaron y nos dieron la posibilidad de aprender a trabajar. Nos dieron comida, amor, ropa. Y hoy creo que a mis hijos no les falta lo necesario. Lo que sí quisiera es que todos los que no lo tienen, lo puedan tener. Que mi hijo vaya a jugar a algún lugar y el chiquito que esté al lado de él, tenga las mismas posibilidades.

¿Qué valores permanecen de papá y mamá?

Con mis padres tenemos una relación particular. Tenemos una gran diferencia de edad y generacional. Mi papá tiene 82 años y mi mamá 76. Nosotros tenemos 41. Ninguno es muy demostrativo, pero sí es importante el respeto. Siempre hablo con Eliana, mi señora, de la rutina, que a veces cansa pero te ordena. En mi casa podíamos hacer travesuras, pero de las cuatro a las ocho. Jamás nos levantó una mano mi viejo, pero imponía respeto. Hemos hecho varias travesuras, pero mi casa no era un hotel y espero que la mía tampoco. Que todos los domingos mis hijos se levanten a comer; y que todos los días a las nueve de la noche estemos todos sentados en la mesa, hablando un poquito de cómo nos fue en el día. Ojalá les vaya bien, yo les daré las herramientas y ellos sabrán elegir. Lo que no se negocia es el respeto y el orden. Mis padres nos ayudaron a llegar hasta acá, gracias a su sacrificio.

¿Qué música escucha Adrián Carenzo?

No escucho. A veces lo hago en relación a momentos. Los olores te retrotraen a veces a una canción. Una época, una fecha. Cuando llego al negocio, por ejemplo, mi hermano está con la música y discutimos por eso. A mí no me gusta mucho el ruido. Estoy todo el día con gente, con los chicos y no quiero ruido. Estoy viejo.

¿Te gusta leer?

Leo mucha información desde el celular. Libros no. No sé cómo hace la gente que tiene tiempo para mirar Netflix, por ejemplo. Yo llego a mi casa y es una guerra. El nene, la nena, mi señora. No puedo ver fútbol, nada, no hay chance. El chiquito llega y se me tira arriba, el que no salta arriba de la cama. Es imposible, no se puede. Lloran, se cagan, gritan, se golpean. Ahora le tuve que comprar un juguete para que me dejara venir a hacer esta nota.

¿Cocinás en casa? ¿Qué te gusta cocinar?

Arroz. Mis amigos se ríen. Oscar Trojaola se ríe. Lo conozco desde la campaña. Cada vez que hago arroz le mando una foto. Se enfurece. Le gusta a Pedro, mi hijo. Mi señora también trabaja mucho, es directora de un Jardín y tiene otras actividades por la mañana. También tiene que tener su vida. Yo colaboro mucho con los chicos. Ando todo el día con uno abajo del brazo. Llegamos tarde y hago arroz. A los chicos les gusta.

Tenés un día libre, ¿qué elegís hacer?

Deportes. No lo negocio. Lo hago todos los días, de grande. Corro y voy al gimnasio todos los días. Y juego al fútbol en el campeonato de Tiro y Karting los sábados. Los domingos no. Me gustaría poder salir a competir, aunque no en el alto rendimiento. Esta nueva etapa en el Concejo me hace bien también, voy con mucha alegría, mis compañeros son muy generosos conmigo y en el grupo la pasamos bien. Lo hago con mucho entusiasmo, me gusta y me siento bien. No es algo recreativo, porque lo hago con toda la seriedad que requiere, pero le pongo mucha energía y entusiasmo.

¿Tenés un millón de amigos? ¿Qué son los amigos para vos?

No. Amigos tengo diez, contando a mi hermano. Nos conocemos desde los once años. Por ahí por esta actividad, más el hecho de ser papá, no les dedico mucho tiempo, pero son mis amigos y los volvería a elegir siempre. Renegamos, peleamos, pero eso es muy saludable. Ellos también me eligieron a mí y tal vez no era el amigo para elegir. No sabía jugar a la pelota, no tenía plata, no sabía andar en bici (aprendí no hace mucho). No tenía habilidad para nada y me eligieron. Y yo también a ellos. Son buena gente. Muy buenos conocidos sí tengo más de un millón, tal vez. La palabra amigo es muy chiquita, no es tan amplia.

«Amigos tengo diez. Conocidos más de un millón»

¿Qué no te perdonarías por nada del mundo?

Dejar de ser Carenzo. Engañarme a mí mismo. Perder la humildad. Esas cosas no.

¿Un héroe favorito?

Mi papá o mi mamá, cualquiera de los dos. Me dieron comida, ropa, nos criaron. Los otros héroes nunca aparecieron.

Personaje ¿se hace o se nace?

Y… se nace, porque al mono aunque lo vistas de seda mono queda. Lo que soy me sale, no puedo inventar algo. En el ámbito de la política mucha gente quiere aparentar. El día que yo aparezca con un sobretodo y hablando de articular o de desarrollo… vamos a estar complicados.

Una preferencia gastronómica que no sea el arroz…

El guiso de mondongo o la lengua a la cacerola. Mi mamá los domingos los sabía hacer y no volví a comer nunca más. Me gustaría. Mi hermano va a comer a la casa de mis padres los domingos y todos los días al mediodía le dan una ollita. Vos pasás por el negocio y está almorzando de ahí, no come en plato. Es raro. Ahora come en una barra, hasta hace poco lo hacía en el piso.

¿Qué te hace feliz?

Hoy la política, el Concejo, el poder estar en contacto con la gente. Mis hijos, mi señora, mis amigos cuando los veo. En el Concejo encontré un lugar que me hace feliz. Poder ayudar y que la gente te agradezca. Es increíble la gente como te agradece y le decís que no, es raro. Eso demuestra el abandono de todo este tiempo. No entendés por qué te dicen gracias aunque no puedas resolverle algún problema. Valoran mucho el tiempo y que des la cara.

Adrián ahora es parte de la política local. En la foto, junto a Gilberto Alegre y su hermano Gabriel.

¿Qué palabra te identifica más? Pelea, lucha, resistencia, resiliencia, adaptación ¿O un poco todas?

Para mí resignar. Para mi si uno no aprende a resignar y agradecer, no encuentra la felicidad. Obvio me gustarían un montón de cosas, ir a la Bombonera, viajar, pero hoy pienso en mis hijos y resigno cosas. Tal vez me gustaría salir con mis amigos, pero lo tengo que resignar porque tengo una familia. Me gustaría otra actividad deportiva además de las que hago, pero lo resigno, porque me traería conflicto con el resto de las cosas que hago. Es resignar permanentemente. En el Concejo también, porque a veces uno propone cosas y no se pueden llevar adelante. Hay que vivir entregando y resignando. Hay cosas que no se pueden hacer.

Si te dijera «maravillosa esta noche», ¿qué no le puede faltar para que sea maravillosa?

Salud. El resto uno se las rebusca como puede. Quién no recuerda noches de la adolescencia, cuando uno tenía ilusión, que en algunos casos no vuelven más porque con el tiempo se van logrando ciertas cosas. Ahora tengo nuevas ilusiones, que mis hijos se vayan a estudiar por ejemplo; por ahí me caso en algún momento. Cuando era chico mis viejos no estaban bien económicamente; ¡y la pasábamos tan bien con nada!. Siempre tuvimos un plato de comida, un techo, nunca pasamos frío ni hambre, pero no teníamos para ir al boliche. Mi viejo nos despertaba a las cinco de la mañana para ir a una estación de servicio, adonde después del boliche se juntaban mis amigos. Un frío… pero íbamos con ilusión. Y sin un peso. Hoy te encontrás con que tenés la plata o el auto y no salimos. Y esas cosas no vuelven. Debe tener que ver con la edad. Pero tengo los mejores recuerdos de la adolescencia; y sin tener nada.

Hay un tiempo y un momento para las cosas. ¿Considerás que este es tu momento?

Tengo un gran defecto que tengo que corregir: ser más agradecido. Tal vez hasta es miserable de mi parte no serlo. Tengo salud, una mujer que me acompaña, mis dos hijos que tienen salud. Hay que aprender a agradecer esas cosas. Qué más le puedo pedir a la vida. Estoy bien, no tengo necesidades, mi familia, mis amigos. Tendría que aprender a agradecer más.