«GPS» es mucho más que un simple programa de ACTUALIDAD. Reúne sentimientos, emociones y recuerdos, mediante una comunicación a corazón abierto con sus protagonistas.
Pasaron 67 historias, pero cada una tiene su impronta, ese tinte que la vuelve especial. El protagonista de esta nueva aventura por lo más profundo de Sudamérica es Jonathan Ponce, de 32 años.
Espíritu ganador y convencimiento en los desafíos. Así se podría caracterizar al joven villeguense que, en medio de los obstáculos que le puso la vida por delante, se fortaleció y goza hoy de nuevas experiencias en suelo colombiano. Una nueva historia de GPS. Un nuevo motivo para emocionarse.
Primeros pasos
Jonathan egresó del Colegio «Nacional» en 2009. Entre algunos compañeros cercanos de aquella promoción nombró a Sebastián Goedelmann, Matías Galli, Maximiliano González y Joan Andreani. «Son buena gente y fueron compañeros notables», dijo.
Terminó la secundaria y al año siguiente continuó su vida en Santa Rosa, capital de La Pampa. En suelo pampeano optó por la carrera de Contador Público. Sin embargo, esa ilusión de recibirse quedó en el camino.
Comenzó a trabajar entonces en servicios de atención al público y negocios. También se desempeñó en una heladería. Vivió en La Pampa hasta el 2020.
El despertar de una ilusión profunda
En su transcurso por tierras pampeanas conoció a Lina María, que también trabajaba en la heladería. Ella es colombiana. Comenzaron una sana relación hasta que decidieron irse a vivir juntos.
Para entonces, ambos quedaron sin trabajo en la heladería. Vivieron una situación complicada en plena época de pandemia. Pero no se quedaron de brazos cruzados y lanzaron un emprendimiento a través del que vendían bazar por redes sociales. «Logramos sobrellevar la pandemia con la dificultad económica», comentó.
Por temas personales, Lina María debió viajar a Colombia a mitad de año. Jonathan la acompañó, se enamoró del lugar y fue así que emigraron a suelo cafetero. «Mi familia me apoyó. Lo tomaron bien. A la que más le costó fue a mi madre. Todavía le cuesta. Pero siempre entendió mis decisiones», manifestó.
Hubo algunas razones personales por las cuales decidieron partir. Jonathan reveló que la pandemia y sus complicaciones económicas repercutieron fuerte para cambiar de aire. También mencionó que le gustó la cultura colombiana reflejada en su pareja.
La vida laboral en Colombia
Aterrizaron de manera definitiva en Colombia el 8 de febrero de 2021. Se instalaron en Cali, la ciudad natal de la joven. Viven en este sitio hasta la fecha. Al principio se establecieron en la casa de la hermana de su pareja. «Siempre me trataron como uno más. Uno tiene que estar agradecido. Estoy muy feliz», dijo.
Cali está cerca de Bogotá y es cuna de la salsa, un afortunado clima, gastronomía exquisita y cultura, mucha cultura para apreciar. Cali es también conocida como «la sucursal del cielo». La ciudad de Santiago de Cali está ubicada a unos 460 kilómetros de Bogotá, la capital del país, y a 480 kilómetros de la frontera con Ecuador, en Sudamérica.
En el aspecto laboral comenzó a desempeñarse junto a su pareja como asistente de cocina. Fue un trabajo temporal de pocos meses. Luego surgió un empleo para una editorial, que consiste en tomar pedidos de libros en los distintos colegios de Cali. En eso trabaja actualmente, de lunes a viernes.
Además de Cali, donde vive desde el primer momento, Jonathan pudo conocer el denominado «Eje Cafetero», ubicado en el departamento de Quindío. «Tiene paisajes increíbles y una naturaleza sensacional», expresó. También visitó las playas de Cartagena: «Son paradisíacas. El agua es cristalina. Es la Colombia caribeña. Quedé fascinado».
Choque cultural
El villeguense habló sobre su adaptación al país: «Fue un choque de cultura importante. Nunca había salido de Argentina. La comida varía mucho y eso me afectó. El estilo de vida cambió. La manera de ser de ellos es muy distinta. En tanto que el dialecto muestra mucha diferencia al de nosotros, más allá de que ambos países hablemos español».
Excluyendo de forma lógica a sus seres queridos, lo que más extraña Jonathan de nuestro país es el asado y las pastas. Los factores que más impactaron en la rutina diaria del joven fueron el clima y la gastronomía: «Están muy acostumbrados a comer arroz y caldo. Eso cambió mucho. En Argentina comemos mucha más carne. El clima es muy caluroso durante todo el año. Siento que es verano siempre».
Desde la parte social fue bien recibido: «A veces no se dan cuenta que soy argentino. Tienden a confundirme con otras nacionalidades. Son personas alegres. Ellos no esperan al viernes o al sábado para salir. Siempre hay música. Son una comunidad que transmite energía. En pocas oportunidades me miraron con indiferencia solo por ser argentino. Me pasó, pero pocas veces».
En este marco, se refirió a la pasión de los colombianos por el fútbol: «En Colombia también son muy fanáticos del fútbol, aunque no tanto como nosotros. Entonces se generó una rivalidad entre los dos países. El punto de quiebre fue en la Copa América. La mayoría hinchaba por nosotros en la Copa del Mundo».
Es difícil dar el primer salto y salir de la zona de confort, pero más complejo aún es comenzar su vida en una cultura totalmente diferente y alejada de sus seres queridos. Jonathan contó que nunca se arrepintió de tomar la decisión de emigrar, pero aún así vivió momentos donde quiso estar, al menos por un rato, en Argentina. «Esas cosas simples y rutinarias se vuelven importantes cuando uno se aleja de sus tierras», explicó.
En relación a la opinión generalizada que mantienen los colombianos sobre Argentina, dijo: «La primera impresión es que somos muy agrandados. Eso es típico en todos los países. Pero les doy a entender que hay otro tipo de ciudadano, el cual muestra otra personalidad». En diferencia a la cultura argentina, explicó que los colombianos son más alegres y empáticos.
Planes para el futuro
La idea principal de la pareja es visitar, después de tres años, la Argentina, específicamente General Villegas. «Quiero visitar a mi familia. No veo la hora de regresar por un tiempo. Los mates, las charlas y los encuentros. Hacen falta», manifestó.
Por el momento la idea de Jonathan y Lina María es mantenerse radicados en Colombia. Pero en la cabeza de ambos hace ruido el deseo de mudarse y probar suerte en Europa. Las ganas surgen porque la joven colombiana tiene familia radicada en el viejo continente.
Luego de conocer Europa y sus respectivas culturas, el villeguense tiene pensado volver de manera definitiva a Argentina o Colombia. «Todavía hay mucha incertidumbre. Por ahora estamos en Colombia y el proyecto sigue firme acá. Pero queremos conocer otras tierras. Viajar abre la cabeza. Es muy nutritivo», contó al respecto.
Conclusión
Cada uno tiene su historia. Y Jonathan está escribiendo la suya. Camino al éxito y a la felicidad. Nada más se puede pedir en esta vida tan efímera. Pero para gozar, hay que saber sufrir. El villeguense se mostró fuerte y resistente desde lo mental.
Atravesó complicaciones en una época tan compleja como la pandemia. Pero se repuso a las adversidades y cambió su rumbo. Tan lejos y tan cerca a la vez. Sigue siendo nuestro, ese Jonathan que veíamos de pequeño entrar al Colegio Nacional en la calle Rivadavia. Hoy es todo un valiente que lleva la chapa de General Villegas marcada en el corazón. A donde sea que vaya.