Este sábado, el anexo del Museo Histórico Regional se transformó en un vibrante centro de creatividad y comunidad con la realización del Taller de Barriletes.
El evento ha crecido y se ha consolidado desde su inicio en 2015. Desde las 14 horas, los presentes se dieron cita para participar en esta actividad familiar y tradicional, llevándose a cabo con gran entusiasmo.
El taller, organizado por la Comisión de Amigos del Museo y liderado por Miguel Alegrí, quien propuso la idea inicial, volvió a ser un punto de encuentro para quienes buscan revivir la magia de construir y volar barriletes.
Los participantes llevaron consigo papel de barrilete, cañas o maderas, hilo y tijeras, elementos esenciales para la creación de estos coloridos artefactos. Sin embargo, para garantizar la inclusión de todos, el Museo dispuso de materiales adicionales para aquellos que no contaban con los suyos.
Este año, el evento sorprendió a los presentes con una cálida bienvenida que incluyó tortas fritas recién hechas, un detalle que añadió un toque especial y festivo a la jornada. La combinación de la tradicional actividad con la merienda creó un ambiente de camaradería y celebración.
A lo largo de los años, el Taller de Barriletes ha visto una creciente participación y entusiasmo de la comunidad. La colaboración de dos destacados barrileteros, Federico Mezzelani y Mario Pereyra, ha sido crucial para el éxito continuo del evento. Su experiencia y pasión por el arte de volar barriletes han enriquecido la actividad, ofreciendo a los presentes valiosos consejos y técnicas para perfeccionar sus creaciones.
Este taller no solo celebra la tradición de volar barriletes, sino que también fomenta la unión y el disfrute entre los miembros de la comunidad. Con cada edición, el evento refuerza su lugar como una festividad esperada, que promueve la creatividad y el compartir entre vecinos.
«Le cambiamos el papel al barrilete y vuela todos los años. Tuvo gran aceptación desde entonces. A medida que pasaron los años, se fueron sumando participantes y especialistas en la materia. Hubo tradición familiar en cada concurso. Así se fue haciendo cada vez mayor. Es una actividad y hobby que perdura con el paso del tiempo. El objetivo es que este juego de niños tenga continuidad», dijo Miguel Alegrí, pieza clave de la realización.
En este sentido, opinó en que montar un barrilete «no es sencillo, pero tampoco es tan difícil, sino que consiste en la práctica y en la satisfacción particular que da». Y agregó: «La sensación que se produce es la de un objetivo logrado. No se puede describir. El sentimiento es de libertad. Es hermoso y estamos muy contentos».