La flamante dupla técnica de Eclipse ya palpita el clásico con Atlético. Ambos analizaron el presente de La Maquinita y e hicieron énfasis en el crecimiento de los jugadores jóvenes.
Eclipse Villegas atraviesa una etapa de transición. Tras la salida de César Páez, el club confió la conducción de la primera división a dos hombres de la casa: Nicolás Giménez, hasta hace poco jugador activo, y Marcos Lucero, ex mediocampista con recorrido en varios equipos de la Liga. La dupla, que hasta hace poco se desempeñaba en la escuelita de fútbol, asumió un reto inesperado y ahora tendrá su primera gran prueba: el clásico frente a Atlético.
«La decisión se dio muy rápido», reconoció Giménez. «Un martes fui a entrenar como siempre, con los botines en la mano, y me encontré con que la comisión me preguntó si quería dirigir junto a Marcos. Lo tomé como un gesto hacia mis compañeros, porque necesitaban a alguien que los guíe». Con 29 años recién cumplidos, Nicolás eligió dar un paso al costado en su rol de futbolista: «Por ética, preferí dejar el puesto libre para que compitan los chicos. Ahora estoy del lado de afuera, acompañando desde la línea», manifestó.
Para Lucero, el cambio de rol llegó de manera natural: «Yo ya estaba para esto. Después de tantos años en distintos clubes de la Liga, uno sueña con dirigir primera. Se dio todo rápido, y la idea fue ayudar al club. Creo que en estos días de trabajo vamos por buen camino. Tuvimos un buen debut con Charlone y después hicimos un buen partido con Juventud, pese a la derrota. Nos dormimos unos minutos, pero se vio material para crecer», destacó quien también dirige a la octava de La Maquinita.
La dupla insistió en que la paciencia tiene que ser el valor central de este proceso. Giménez lo explica con claridad: «Eclipse tiene muchos chicos de 17, 18, 19 años en primera. Tienen talento y proyección, pero no podemos exigirles un campeonato inmediato. Primero deben sumar experiencia, competir contra clubes como Atlético, Santa Rita, Juventud o Ingeniero, que ya hicieron ese recorrido. Si se da un buen torneo, mejor, pero lo fundamental es el crecimiento de los pibes”, comentaron.
Ese recambio ya empieza a dar frutos. El ejemplo más reciente es el gol que marcó Santiago Martín, de 17 años, en la derrota con Juventud. «Santi es un zurdo habilidoso, muy distinto a su papá, Marcos, que era un volante central de sacrificio. Está haciendo su propio camino y eso nos pone contentos», valoró Giménez.
La apuesta es clara: disciplina, trabajo en la semana y confianza en los jugadores formados en el club. «Muchos de los chicos que hoy están en primera los tuvimos en la escuelita. Saben cómo somos, lo que pedimos en cuanto a responsabilidad. Lo más importante es que ellos responden, no faltan a entrenar, se esfuerzan y ven que así pueden llegar», destacó Giménez.
El desafío inmediato es mayúsculo: el clásico frente a Atlético, un partido que siempre se vive distinto. «A nadie le gusta perder el clásico», afirmó Lucero. «En Eclipse decimos que hay que ganarle a Atlético, y ellos piensan lo mismo. Es así, y está bien que sea así», sostuvo Marcos.
Con apenas días de trabajo, la dupla Giménez–Lucero busca darle identidad a un Eclipse joven, disciplinado y competitivo. Más allá del resultado del domingo, la apuesta es a largo plazo. «Ojalá tengamos continuidad, porque este proceso recién empieza», se ilusiona Lucero.