«Queremos que la comunidad vea lo que hacemos y se sienta parte», dijeron desde la institución, con una invitación a acercarse durante todo el año
El Centro de Día de la ciudad abrió sus puertas para compartir con la comunidad una jornada muy especial. Por primera vez, la institución organizó una actividad abierta, donde vecinos, familiares y representantes de otras instituciones pudieron conocer de cerca el trabajo cotidiano que allí se realiza con los concurrentes.
La propuesta tuvo como eje mostrar la rutina diaria del Centro, compartir experiencias y agradecer el acompañamiento permanente de la comunidad. “Queremos que se vea la cotidianidad de la institución, las instalaciones, los trabajos realizados y a los concurrentes en su día a día”, dijo la coordinadora del área de Inclusión y Accesibilidad municipal, Analía Giménez, en diálogo con Actualidad.
Por su parte, Marcela Irusta, referente del lugar, destacó la importancia de este encuentro: “Es la primera vez que lo hacemos. Surgió de la necesidad de devolverle a la comunidad todo lo que nos brinda. Siempre hemos sido muy bien recibidos y ayudados en cada lugar al que vamos, tanto desde lo material como desde el afecto. Este encuentro es una manera de agradecer y de mostrar lo que hacemos”.
Una institución con 12 años de trayectoria
El Centro de Día lleva ya 12 años funcionando en General Villegas. Su misión principal es ofrecer contención y actividades recreativas a adultos jóvenes y adultos mayores con discapacidad. “Fundamentalmente se contiene y se ofrecen actividades que sean lindas, que disfruten”, explicó Irusta. “Hay talleres de higiene, de reciclado, de relajación, de expresión corporal, de salidas a la comunidad… pero sobre todo hay escucha activa y mucha alegría. Es un espacio donde todos se sienten esperados y escuchados”.
El equipo de trabajo está conformado por acompañantes terapéuticos, una trabajadora social, personal de mantenimiento y limpieza, además de talleristas externos que se suman semanalmente. “Nos gusta que vengan personas nuevas, que traigan otras miradas. Ellos disfrutan mucho de conocer gente diferente”, comentó Giménez. Entre las actividades que más disfrutan los concurrentes mencionaron los talleres de expresión corporal -que incluyen danza, karaoke o juegos sensoriales- y los espacios de relajación y diálogo.
Un proyecto en crecimiento
Actualmente, el Centro funciona en la esquina de Lisandro de la Torre e Ithurbide, en el edificio que antiguamente ocupaba el Jardín N° 906. Allí asisten diariamente 12 personas, de 13 a 18 horas. Aunque no hay cupos disponibles por el momento, existe una lista de espera y ya se planifican obras para ampliar las instalaciones.
“Estamos articulando con la Secretaría de Obras Públicas para hacer reformas que nos permitan brindar un mejor servicio”, adelantó Giménez. “El edificio tiene espacios amplios, pero hoy contamos con un solo baño adaptado, que resulta insuficiente para la cantidad de personas que asisten. El proyecto incluye la construcción de más baños y la ampliación de la cocina”.
El acompañamiento de la cooperadora y la comunidad
Como en la mayoría de las instituciones locales, la comunidad juega un papel fundamental. “Tenemos una cooperadora muy activa”, destacó Irusta. “Cada vez que necesitamos algo, están presentes. Cuando levantamos la mano, siempre alguno responde. Colaboraron con la pintura y con muchos de los materiales que usamos a diario”.
Además, el Centro cuenta con socios que aportan mensualmente una cuota de 2.000 pesos. “Es un valor accesible, porque sabemos que la gente colabora con muchas instituciones”, explicó Irusta. “Hay quienes dan más, pero lo importante es estar y acompañar. Gracias a esos aportes, podemos cubrir gastos o imprevistos que surgen sobre la marcha”.
La solidaridad de la comunidad también se refleja en donaciones, visitas y colaboraciones espontáneas.
Una jornada para compartir y agradecer
Durante la jornada abierta, los visitantes pudieron recorrer las instalaciones. También se exhibieron algunos de los trabajos realizados por los concurrentes, incluido un mural colectivo. “Abrimos nuestro espacio porque estamos orgullosas del trabajo que hacemos y del equipo que tenemos. Y sobre todo, queríamos que la comunidad vea todo lo que logran nuestros concurrentes”, dijo Irusta.
Giménez coincidió: “Quisimos compartir ese momento con quienes nos acompañaron desde el inicio, mostrarles que gracias a su apoyo pudimos hacer cosas muy lindas, que significan contención y alegría para quienes asisten al Centro”.
“Fue un día de festejo, de encuentro y de orgullo por lo que se construye todos los días en este espacio”, resumieron. Más allá de este día especial, los vecinos están invitados a acercarse a la institución en cualquier momento del año, para conocer de cerca su funcionamiento.