El Lobo estuvo al borde del abismo, lo empató en la última jugada con un cabezazo salvador de Martín Schpether y luego encontró en las manos de Martín Morillo el pasaje a la definición ante Ingeniero.
Hubo clima de final en el Raúl Malbrán. De esos que se sienten en la piel, con banderas que flameaban sin descanso en un viento furioso y con hinchadas que mezclaban ilusión, ansiedad y ese nerviosismo característico de los partidos que marcan una temporada. Santa Rita y Juventud llegaban con realidades distintas, pero con una rivalidad fresca: la Juve había sido uno de los pocos equipos capaces de tumbar al Lobo en este 2025, además de incomodarlo en varios enfrentamientos de los últimos años. El Lobo, por su parte, venía golpeado físicamente por el Regional, pero con la moral alta tras vencer a Atlético.
El arranque mostró a Juventud más claro. La primera insinuación llegó con una buena combinación entre Javier Carrizo y Lautaro Peralta, una sociedad que prometía. De todos modos, el trámite se volvió impreciso muy rápido: pases cortos, controles largos, ataques sin final. Santa Rita respondió con un remate desviado de Maximiliano Busto, tras una buena acción con Axel Romero, pero la defensa banderolense lucía firme y bien plantada.
Con el correr de los minutos, Juventud fue imponiendo condiciones. A los 20, Carrizo inventó una jugada fantástica y asistió a Rubiños, quien estaba listo para definir, pero Martín Schpether apareció con un cierre providencial que evitó la apertura del marcador. No tardaría mucho en llegar el desnivel: una acción individual cargada de potencia de Gustavo Satragno —viejo conocido para Santa Rita— lo llevó a pelearla con Schpether, dejarlo atrás y definir de tres dedos ante Morillo. Golazo. Gol de un centrodelantero de los de antes. Un 1 a 0 parcial que hacía justicia.
El Lobo estaba desorientado. Sus mejores momentos llegaron por alguna corrida aislada de Eber Gómez o por el empuje de Busto, pero carecieron de ideas. Juventud, en cambio, jugó con serenidad, aprovechó el viento, los espacios y la desesperación rival. Un remate de Peralta y un tiro cruzado de Carrizo terminaron de decorar un primer tiempo donde la Juve fue más en todo sentido.
Para el segundo tiempo, Tabasso jugó fuerte: adentro Claudio Farías y Brian Mendoza. Santa Rita salió decidido a empatar, aunque no encontró sociedades ni fluidez. Juventud se replegó un par de metros, pero siguió lastimando de contra. Peralta probó desde afuera, Carrizo obligó a Morillo, Leguizamón ganó faltas, y Juan Martínez, en un nivel altísimo, cortaba todo lo que pasaba por su zona. Los laterales del Lobo, Moyano y Filippi, ambos amonestados, sufrían cada pelota dividida.
También hubo lugar para la polémica, ya que en Leguizamón cayó dentro del área, alegando una supuesta infracción de José Vera. Agustín Luján, árbitro del encuentro, hizo caso omiso a las protestas de los jugadores banderolenses.
El Lobo intentó reaccionar con remates de Ponzi y Riscosa, mientras Cortina empezaba a levantar su voz para ordenar al fondo. Juventud, en cambio, fue encontrando situaciones cada vez más claras. En una de ellas, centro perfecto de Becerra y cabezazo de Leguizamón que parecía gol hasta que Morillo, con un manotazo de reflejos puros, salvó lo que era el 2 a 0. En ese instante, sin saberlo, Santa Rita comenzó a cambiar la historia.
El final del partido se volvió un infierno emocional. Santa Rita, a pura voluntad, llenó el área rival de centros. Juventud respondió con contragolpes peligrosos, incluido un remate de Peralta que pasó rozando el palo. El reloj se devoraba los minutos y el Lobo se quedaba sin aire, sin ideas y sin margen.
Hasta que llegó la última pelota. Centro de Alejo Ponzi, perfecto, preciso, tenso en medio del viento. Martín Schpether, el mismo que había salvado un gol en el primer tiempo, apareció otra vez, esta vez para empujar la historia hacia la épica: cabezazo a la red, delirio y 1 a 1 en tiempo agregado. Un empate agónico, heroico, necesario. Uno de esos goles que cambian todo.
La definición por penales fue un viaje emocional completo. Juventud comenzó mejor: Subiaga acertó y Alejo Ponzi estrelló su remate en el travesaño. La Juve tuvo la oportunidad de ponerse 2 a 0, pero Morillo le adivinó la intención de Luciano Gritta y la historia tomó otro rumbo. Desde ahí, los dos equipos convirtieron casi sin fisuras: Ledesma, Leguizamón, Mendoza, Martínez, Verón, Cortina, Farías, Cavia, Schpether, Riscosa. Cada ejecución agregó una capa más de tensión. Hasta que llegó el penal número ocho para Juventud: Santiago Cuenca tomó carrera y Morillo, enorme, firme, gigante, se quedó con el remate. La pelota volvió dominada al campo y el estadio estalló. Enseguida, Gastón Regis definió la serie con categoría, decretó el 7 a 6 final y desató la fiesta en la parcialidad del Lobo.
Santa Rita sobrevivió a una batalla durísima, resucitó cuando parecía muerto y se ganó un lugar en la final del Torneo Reducido. Ahora irá por la ventaja deportiva de las finales del año ante Ingeniero White, en un duelo que promete fútbol, tensión e historia. Porque si algo quedó demostrado, es que este Lobo nunca deja de pelear.
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Juventud Unida 1 (Gustavo Satragno)
Hebert Cortina, Luciano Gritta, Maximiliano Zúñiga, Sebastián Ocampos, Santiago Cuenca, Juan Martínez, Javier Carrizo, Gonzalo Molina, Gustavo Satragno, Lautaro Peralta y Martín Rubiños. DT: Gustavo Satragno.
Suplentes: Alexis Azparren, Sandro Becerra, Martín López, Facundo Subiaga, Marcos Cavia, Kevin Leguizamón y Ezequiel Jofré.
Cambios: Kevin Leguizamón por Gustavo Satragno, Marcos Cavia por Gonzalo Molina, Facundo Subiaga por Javier Carrizo y Sandro Becerra por Lautaro Peralta.
Santa Rita 1 (Martín Schpether)
Martín Morillo, José Vera, Carlos Moyano, Santiago Filippi, Guido Riscosa, Martín Schpether, Alejo Ponzi, Eber Gómez, Axel Romero, Nicolás Verón y Maximiliano Busto. DT: Paulo Tabasso.
Suplentes: Lautaro Monza, Santiago Piovani, Andrés Ledesma, Gastón Regis, Brian Mendoza y Claudio Farías.
Cambios: Claudio Farías por Eber Gómez, Brian Mendoza por Maximiliano Busto, Andrés Ledesma por Carlos Moyano, Santiago Piovani por Santiago Filippi y Gastón Regis por José Vera.
Árbitro: Agustín Luján.
Penales: Santa Rita 7 – Juventud 6

