El ciclo de «Tecnología al paso» volvió a poner sobre la mesa un tema que se transformó en parte de la vida cotidiana de millones de personas: el trabajo remoto y la posibilidad de trasladar la oficina a cualquier lugar.
Gustavo González, Ingeniero en Sistemas, compartió una mirada amplia sobre cómo la tecnología modificó las formas de trabajar, estudiar y relacionarse, y sobre cómo las tendencias actuales muestran un mundo que ya no se divide simplemente entre oficina y casa, sino que se mueve hacia un equilibrio híbrido.
González recordó que la transformación no comenzó con la pandemia, aunque esta fue un acelerador clave. Contó que su primera experiencia de trabajo desde el hogar había sido autorizada en 2002. En aquel entonces, trabajar desde la casa era excepcional. “Si no estabas en la oficina, no trabajabas. No había manera”, explicó. Aquel año coincidiría además con el Mundial de Corea y Japón, cuyos horarios obligaban a madrugar. La posibilidad de organizar la rutina desde su hogar le permitía, por ejemplo, levantarse de madrugada para ver partidos y luego retomar el trabajo tras descansar un rato. Esa flexibilidad, que hoy parece habitual, era en ese momento algo realmente novedoso.
Durante la conversación, remarcó que el trabajo remoto dejó de ser exclusivo de desarrolladores o especialistas en informática. La pandemia obligó a adoptar clases virtuales, consultas en línea, reuniones remotas y espacios educativos a distancia, lo que abrió posibilidades para múltiples profesiones. “El CEAM (por el Centro de Educación Abierta Municipal) ya hablaba de educación a distancia hace muchos años, pero la pandemia lo impulsó definitivamente”, recordó, y señaló que hoy las herramientas no sólo permiten ver y escuchar a un docente, sino interactuar, compartir materiales, trabajar en simultáneo y hasta observar expresiones y gestos en vivo.
González destacó que la conectividad fue uno de los grandes desafíos en 2020, pero también uno de los motores del cambio. A medida que se fortaleció el acceso a internet y aumentó la disponibilidad de dispositivos livianos—como laptops delgadas y tablets—se hizo posible trabajar desde prácticamente cualquier parte. “No es como antes, cuando necesitábamos una CPU enorme. Hoy todo entra en una mochila”, afirmó.
La aparición y consolidación del almacenamiento en la nube también marcó un antes y un después. Ya no fue necesario trasladar pendrives o discos externos. Google Drive y otras herramientas ofrecieron soluciones que permiten guardar información y compartirla de manera casi instantánea. Consultado sobre la seguridad, González explicó que la nube es segura en la medida en que el usuario tome los recaudos necesarios: asignar permisos correctos, controlar quién accede y entender las herramientas. “La seguridad depende en gran parte de cómo uno administra los accesos”, aseguró.
Sin embargo, también advirtió que no todas las grandes empresas impulsan el trabajo remoto ilimitado. Algunas multinacionales como Facebook, Google, Amazon o JP Morgan comenzaron en los últimos años a promover el regreso parcial o total a la oficina. Las razones, explicó, tienen que ver con la cultura organizacional y la colaboración. “Dicen que para entender la cultura empresarial y cómo piensa el otro, hay que compartir momentos en persona”, señaló. Los problemas de comunicación y la pérdida de ciertas dinámicas sociales son factores que estas compañías contemplan.
En ese sentido, planteó una observación interesante: la importancia del contacto humano, incluso en un entorno cada vez más digital. Mencionó investigaciones como las de Giacomo Rizzolatti sobre las neuronas espejo, que explican por qué gestos como un bostezo pueden contagiarse al verlos en otra persona. Esa reacción automática demuestra un nivel de conexión humana que no siempre se reproduce a través de una pantalla. “Por más que existan cámaras 4K, hay una sincronización que sólo ocurre en presencia”, señaló.
González también analizó las profesiones que adoptaron o podrían adoptar modalidades híbridas. Entre ellas mencionó ventas y atención al cliente a través de WhatsApp y redes sociales, diseño gráfico, edición de video, producción de contenidos para redes, asistencias virtuales y administración. Incluso hizo referencia a los avances en telemedicina, que ya se implementan en el distrito de General Villegas y que permiten consultas, controles o informes desde la distancia, aunque aclaró que no todo puede reemplazarse de manera virtual, especialmente en áreas que requieren contacto directo.
Más allá de las diferencias, González insistió en que la tendencia mundial no se dirige hacia extremos. Ni la oficina tradicional desaparecerá por completo, ni el trabajo remoto será total. La clave —afirmó— está en la flexibilidad, en la búsqueda de un equilibrio que permita no sólo mejorar la productividad, sino también el bienestar personal, la vida familiar y la posibilidad de elegir cómo y desde dónde trabajar.
Con un cierre que volvió sobre la esencia del mensaje, subrayó que detrás de cada adelanto tecnológico siempre hay una persona. “La tecnología casi nos excede, pero somos humanos antes que cualquier pantalla”, afirmó.
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