Luego de varios días de preocupación, los integrantes de la delegación juvenil ya se encuentran en la zona. El presidente del club, Jorge Morgavi, explicó qué ocurrió con los partidos suspendidos, por qué se demoró el regreso y destacó el acompañamiento de la Cancillería, la Embajada Argentina y el Municipio de General Villegas.
Después de una semana marcada por la ansiedad y la falta de certezas, los jugadores del Club Atlético Charlone que participaron de una gira internacional en Bangladesh regresaron finalmente al país y ya están junto a sus familias. El viaje, que había sido pensado como una experiencia deportiva y cultural inédita para los chicos, se vio alterado por problemas de seguridad que obligaron a suspender encuentros y a reprogramar los vuelos de regreso.
El presidente de la institución, Jorge Morgavi, brindó detalles sobre lo ocurrido y buscó llevar tranquilidad a la comunidad. “Nunca estuvieron en peligro”, aseguró, y remarcó que desde el primer momento la prioridad fue resguardar a los jugadores. “La prioridad fue siempre la seguridad de los chicos”, sostuvo.
El viaje incluyó a jóvenes futbolistas de Charlone y de otras localidades de la zona, quienes tuvieron la posibilidad de competir y convivir en un contexto completamente distinto al habitual. Sin embargo, el fanatismo por el fútbol argentino y brasileño en Bangladesh terminó condicionando el normal desarrollo del evento.
Problemas de seguridad y partidos suspendidos
Según explicó Morgavi, los inconvenientes comenzaron luego de un partido en el que participó la selección argentina. El fervor del público local, sumado a diferencias culturales en la manera de vivir el fútbol, generó situaciones de desborde que obligaron a extremar recaudos. “Ellos viven el fútbol de otra manera. Aman al fútbol argentino y al brasileño, y eso genera multitudes difíciles de controlar”, explicó.
Las autoridades locales resolvieron cambiar de estadio y postergar los partidos previstos, pero aun así consideraron que no estaban dadas las condiciones de seguridad necesarias. Finalmente, se tomó la decisión de no disputar los encuentros restantes. “No se podía poner en riesgo a los chicos”, señaló el dirigente.
Para los jugadores, la mayor frustración pasó por no poder enfrentar a Brasil, un partido muy esperado. “Muchos estaban más desolados por no jugar con Brasil que por quedarse unos días más”, contó Morgavi, al describir el ánimo de la delegación.
La demora en el regreso y la ansiedad de las familias
La suspensión de los partidos impactó directamente en la logística del regreso. Los vuelos ya estaban programados y rearmar el retorno de un grupo numeroso no fue sencillo. Los chicos regresaron en distintos tramos y con diferentes escalas, lo que prolongó la estadía en el exterior y alimentó la preocupación de las familias.
Morgavi reconoció que la falta de información pública generó incertidumbre, pero explicó que el silencio respondió a la necesidad de resolver la situación sin agravar el clima. “La no comunicación no significó desinterés, sino que estábamos trabajando para solucionarlo”, afirmó.
En ese contexto, destacó que siempre hubo contacto permanente con los responsables del viaje y con las autoridades argentinas. “La Cancillería y la Embajada estuvieron a disposición desde el primer momento”, subrayó.
El rol clave de Cancillería, Embajada y el Municipio
Desde el inicio del conflicto, la Cancillería Argentina, junto con la Embajada y el consulado en Bangladesh, acompañaron a la delegación. El embajador y el cónsul estuvieron en contacto directo con los jugadores en el hotel y gestionaron cada etapa del regreso.
Incluso se priorizó la salida anticipada de un menor, tal como lo establece el protocolo. “Eso era una obligación de la Embajada y de la Cancillería, y se cumplió”, explicó Morgavi.
En paralelo, el Municipio de General Villegas también estuvo atento a la situación. Según relató el presidente del club, tanto el intendente Gilberto Alegre como la secretaria de Gobierno Valeria Iglesias ofrecieron apoyo económico ante cualquier eventualidad. “Si había un problema de pasajes o de plata, nos dijeron que no iba a haber inconvenientes”, señaló, aunque aclaró que finalmente no fue necesario recurrir a esa ayuda.
Un final tranquilo y una experiencia que quedará como aprendizaje
Todos los integrantes de la delegación arribaron al país durante la madrugada y regresaron a sus localidades sin inconvenientes. No hubo problemas de salud ni situaciones de riesgo, y los chicos estuvieron siempre bien atendidos. La demora, de casi una semana, fue el principal contratiempo.
“Simplemente no podían volver antes, pero no pasaron hambre ni estuvieron mal atendidos”, aclaró Morgavi. Para los adultos, la experiencia estuvo cargada de tensión y noches sin dormir, pendientes de cada novedad desde Asia. Para los chicos, en cambio, quedará como una vivencia intensa y difícil de olvidar.
“Ellos lo van a vivir como una anécdota. Con el tiempo se van a reír”, reflexionó el dirigente, ya con la tranquilidad de saber que todo terminó bien. Más allá de los inconvenientes, el club sumó una experiencia internacional inédita y la comunidad de Charlone cerró el año con alivio, valorando que los vínculos institucionales funcionaron y que los chicos ya están de regreso en casa.

