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Biografías Autorizadas: El Polaco del apellido difícil, alma, corazón y vida del Lobo de Piedritas

Papá Juan, tras la Primera Guerra Mundial, escapa de Polonia y recala en Piedritas, donde se le cruza Anita. Carpintero y modista. Dos hijos. El polaquito e Hilda.

Juan Carlos Wegrzyn nace en el viejo Centro Materno de General Villegas el 14 de enero de 1946. Aún vive. Cursa sus estudios primarios en la Escuela 13 «Fragata Sarmiento», de Piedritas.

Emigra en 1959 a Caseros, provincia de Buenos Aires. La idea: hacer el secundario en el Colegio Comercial de Santos Lugares y, gracias a sus tíos ferroviarios, trabajar en la oficina de reclamos del Ferrocarril General San Martín en el primer piso de Galerías Pacífico. Tiempos durísimos para el riel argentino. precintos violados y vagones saqueados por todos lados. Juan Carlos, a destajo en su oficina.

Huelgas crueles que hacían caer la frecuencia del ramal Caseros-Retiro. Vagones abarrotados, con nuestro héroe en la máquina diesel, libro en mano, repasando su lección.

Una de ellas, Derecho Usual. Juan Carlos Arancibia el profesor. Un examen oral por trimestre. De esos tres salía la nota. Materia filtro, crucial. 20 mujeres y 7 varones, la matrícula del año. Esos 7 jinetes del Apocalipsis habían sellado un pacto, un juramento: ponen 10 pesos cada uno y rubrican este texto: «Estos 70 pesos los guardaré por siempre. Solo en un caso de extrema necesidad los usaré».

El primero que llamase Arancibia era el ganador. El rígido profesor de Usual pronuncia el apellido difícil y el Polaco se lleva el pozo. El turco menem lo acostó en los 2000 y con Cavallo haciéndole la cuenta de protección los miró con cariño. pero no, están ahí, en un botiquín de madera. ¡Yo los ví!

En diciembre de 1963 logra el ansiado título de Perito Mercantil. Inmediatamente entra a trabajar en el estudio jurídico del Doctor Onésimo Eliseo Colombo.

El valiente guerrero de la primera contienda mundial, desde su lecho de enfermo, lo reclama. Con sus 19 años vuelve al pago. Unico sostén de madre viuda, lo salva de la colimba. Por las dudas saca número bajo: el 242.

Abre una oficina dedicada a liquidar réditos y jubilaciones. Por ese entonces el gobierno lanza una moratoria previsional. Se asocia con Julio Dublanc y eran jornadas de 6 de la mañana a las 23 horas con unos ingresos inolvidables para el novel Perito Mercantil.

Con eso, más dos ventanas y tres puertas que le había dejado su padre, funda en 1967 Juan Carlos Wegrzyn, Materiales para la Construcción.

Futbolísticamente, según él, no pudo demostrar todo lo que sabía. Los biógrafos de la época nos dicen otra cosa.

En 1965 debuta en la primera de Santa Rita contar Sportivo, en el viejo bosque, con la 9 en la espalda. El arquero del Pulpo, el irascible Rabito Sieyro, lo amenaza: «Pibe, si aparecés por acá te vas en ambulancia». Se va a jugar de 3.

Ese año, en un clásico con Cosmopolita, se rompe los ligamentos externos de la rodilla derecha. Lo enyesa el doctor Nevil Richini y abandona la práctica activa. Se dedica al arte.

Carnavales en un Piedritas de calles de tierra. El Polaco, habitual mona chita. Ese verano habían llegado dos hermanitas de Mercedes, provincia de Buenos Aires, a la casa de doña Vicenta Rodríguez de Tudanca.

Con una de ellas, Alicia, fue flechazo instantáneo… de parte de él. ¿Pero cómo llegar a ella? Totalmente inaccesible.

Volantazo del Pola, que va de mascota de Tarzán a Popeye. El Tavo Zanelli, un niño por entonces, le presta una Aurorita minirueda colorada. La pipa la hace con una lata de duraznos al natural que llena con estiércol de caballo y una densa humareda hedionda. ¡Todo Piedritas hablaba de Popeye! El efecto estaba logrado.

Lo rastrean por la bicicleta. Y la última noche le sacan la careta. ahí lo registró Alicia. Eso le alcanzó para acceder al zaguán de los Tudanca. Doña Vicenta no lo quería. PAsaba al lado de la pareja y murmuraba: «Miren quien había sido Popeye… ¡Con esa cara de pavo!».

El 8 de agosto de 1970 se casa en la Iglesia Nuestra Señora de Luján, Piedritas, con Alicia Giménez, el gran amor de su vida. Cinco hijos: Raquel Astrid, Pablo Andrés, Carlos Damián (Keko), Nancy María (fallecida el 7/7/2017, mamá de Francisquito) y Juan Manuel (el play boy).

Entre tanto, comisión directiva del Lobo y delegado ante la Liga por más de 35 años. También planillero, reconoce haber cambiado alguna que otra ficha en su dilatada carrera.

En 1985, en democrática elección, es elegido presidente, cargo que ocupa durante doce años consecutivos. Logro destacado de su gestión: las dos hectáreas que le compran a Sucesión de Rodolfo J. Ferreyra, actual campo de domas.

En el ’87, con 15 años de edad, debuta en la primera de Santa Rita Pablo, el mejor de la dinastía polaca. El dueño de la 10, ambidiestro, letal con la pelota parada y capitán. Con él, en un papel secundario, alternan sus hermanos.

El más chico, Juan Manuel, cansado del banco, pide el pase a Cosmopolita por un año. Un dolor para el polaco, que aún le dura, pero ese día se lo hizo notar a su hijo.

Clásico del pueblo. Maniobra distractiva del Cosmo, que le da la capitanía a Juan. Los hermanos, capitanes. Partido durísimo en el Anyulín. El albirrojo aferrado a un 0 a 0 que le servía de mucho.

Juan cae a morir, mirando el reloj, a metros de su papá, que no para de insultarlo. Desde el suelo le lee los labios y como un resorte sale a enfrentarlo a través del olímpico.

– Me puteaste…

A 35 años del hecho La Sartén por el Mango le preguntó:

– ¿Vos lo puteaste Polaco?

– Y sí… nos contestó, bajando la mirada. ¿Qué querés si se había ido a Cosmopolita?

En el pandemónium de la economía democrática de Alfonsín, Wegrzyn Materiales, sorprendentemente, crece de manera exponencial. Pero como dijimos, menem y Cavallo lo mandan a la lona. Nace Wegrzyn Comisiones a Venado Tuerto. 15 años en la Ruta 33.

21 de diciembre de 2011. Dos eventos en Piedritas. Cumpleaños de Pablo Andrés y despedida del año de la peña en el lavadero de Pepillo Pesce, con parejas.

El cumpleañero le pide que traiga desde Rufino una amiga que venía a la fiesta. En la cafetería de Las 40, en el cruce de las rutas 33 y 7, el Polaco se encuentra con una bomba atómica enfundada en un vestido mini ceñido, con sandalias y cartera al tono. Aparte, re piola. Betina, 24 años.

Van por Cañada y se lanza.

– Viste como son los pibes. Se maman y arruinan la noche. En casa va a pasar eso. ¿no querés venir a una cena de matrimonios?

– !Qué divertido! Nunca fuí. Dale, ¡Vamos!

En la YPF de Canaparo se lava la cara, se peina y lo llama a Pablo.

– Pablito, feliz cumpleaños. No había nadie en Las 40. Me voy a lo de Pepillo.

Diciembre raro ese del 2011. Muy fresco. Las puertas del lavadero estaban cerradas, para protegerse. Se abren para recibir al Polaco y Betina, del brazo.

El silencio, parecido al del San Paolo cuando Goyco le atajó el penal a Serena, o los dominicales en la consagración al Señor.

Desenvoltura total en la rufinense que se lanza a la mesa de damas y les cuenta que era catequista y estaba a cargo del pesebre viviente en la plaza principal de su ciudad.

El Polaco sonreía enigmático, dando a entender que esa polla de potrancas la corría de fusta levantada.

Volvieron a las 9 de la mañana. Pablo escucha ruidos en la cocina.

– Un amor tu viejo. Me vine en El Ñandú. Lo llamé y me fue a buscar a la ruta.

«Confieso que he vivido», dijo otro Pablo, el chileno. De la tierra de Karol Józef Wojtyła, «El Papa Bueno», pero no tan santo… polémico, pícaro, sentimental.

Con un corazón de lobo en el pecho de Popeye y la bici del Tavo conquistó otro corazón: el de Alicia. Con ella vivió los mejores momentos de su vida.

Su mensaje está en el bronce de la Plaza Moussompés. Su espíritu quedará bajo ese siempre verde del Anyulín Penacino que regó con lágrimas de tristeza y de alegría, alentando a su Santa rita de Piedritas.