Es el máximo goleador de la historia del Club Atlético Charlone, con 51 tantos. Su fuerza y su potente pegada de zurda fueron su marca registrada.
Más allá de que la cuarentena por coronavirus llegó para trastocar nuestra rutina y suspender todas las disciplinas deportivas, lo cierto es que Club Atlético Charlone hacía rato que no tenía actividad futbolística. Vale recordar que el año pasado el «Tricolor» no había entrado en el campeonato y que éste año tampoco lo iba a hacer, hasta que luego el COVID-19 obligó a cancelar el inicio del torneo.
Pero hubo tiempos mejores para el club de Charlone. Y algunos de esos momentos de gloria estuvieron vinculados con los 51 goles que marcó Juan «la Chiva» Etcheverry, máximo artillero de la historia del «Tricolor».
Criado en Coronel Charlone y actualmente radicado en Mar del Plata, Etcheverry debutó muy joven, a los 16 años. «Eran todos mayores que yo mis compañeros. El debut lo hice contra Ingeniero, en Charlone, y duré 10 minutos en la cancha. Me echaron porque el árbitro dijo que le había pegado una cachetada al marcador de punta. Nada que ver. Yo salté, pero no sé si lo toqué. Me echó y me fui llorando», cuenta.
«Yo estaba siempre abajo del arco, siempre pedía la pelota. Recibía de espalda a los defensores en el área y les daba la media vuelta. Era un poco vago para el entrenamiento pero tenía facilidad para eso», recuerda Etcheverry.
«De local éramos un equipo duro porque la cancha era chica. De visitante no nos iba tan bien. Corríamos todos. Había muy buenos jugadores como Ricoy, que jugaba de 8, y Arduzzo», rememora «la Chiva».
Jugó, además, en los Azules de Alvear, con los que salió campeón. También lo hizo en Ingeniero, donde fue goleador en el año 1977, con 11 tantos (al igual que Raúl Duarte de Juventud).
Pero su recuerdo más feliz con la pelota fue el clásico de La Carlota entre Central Argentino de La Carlota y Jorge Ross. «Yo jugaba para Jorge Ross. En ese entonces estaba un poco pasado de peso y me gritaban lechón. El técnico me mandó a jugar de 9 y en 6 o 7 minutos marqué dos goles. Ganamos 3 a 1. Cortamos una racha de más de 15 años. Me sacaron en andas por toda la ciudad», dice Etcheverry.
Corría el año 1978 y fue el final de su carrera. Tenía apenas 24 años.
«De ahí me fui a Mar del Plata y practicaba en Alvarado. Pero el patrón me dijo ‘el fútbol o el trabajo’ y ese día corté todo», cuenta.
Todos los años visita Coronel Charlone. Allí dejó amigos y una huella: su fuerza, su pegada de zurda y sus goles todavía se recuerdan.