Juan Carlos Campo comenzó su carrera futbolística en Trenque Lauquen pero fue en Banderaló, más específicamente en Ingeniero, donde logró sentirse como en su casa.
Como siempre sucede con los ex futbolistas, su historia comienza en una canchita de barrio. Siendo un niño ya andaba entreverado con los hombres, jugando campeonatos de barrio hasta las 22 horas. Cuando cumplió 12 años fichó para Barrio Alegre donde debutó en primera división a los 15 años. Allí comenzó su derrotero por varios clubes hasta llegar al Rojo de Banderaló.
Tuvo una amplia trayectoria por distintos clubes. Jugó en distintos puestos, pero se destacó como mediocampista por derecha. Oficio, entrega, experiencia y habilidad, Campo fue uno de los jugadores más completos de los últimos años que haya vestido la casaca de Ingeniero y es recordado con afecto por los hinchas del Rojo.
«Me identifico con Ingeniero porque jugué muchos años. Tengo un gran amor por Ingeniero. Yo venía de ganar campeonatos en Trenque Lauquen, pero nunca me habían valorado. En Ingeniero nos trataban muy bien los jugadores. Más que la plata era el trato que nos daban: nos esperaban para comer y la atención que nos daban el día del partido. Eso lo valoro mucho. Cuando llegué a Ingeniero me dieron ese amor, esa tranquilidad, esa contención y cuando yo entraba a la cancha valoraba mucho eso: ese mimo que el jugador necesita. Sabía que jugar en Ingeniero era una obligación muy grande porque conocía la historia y los terribles jugadores que habían jugado. Había que ver si uno estaba a la altura de ponerse esa camiseta», le dijo Campo a OVACIÓN.
En Ingeniero integró grandes equipos que ya están en la historia de la Liga del Fútbol de General Villegas y, por supuesto, en el corazón de los hinchas del Rojo. Tal es el caso del recordado Ingeniero campeón de 1999, un equipo que jugó 22 partidos, ganó 15, empató 6 y perdió tan solo 1.
Tuvo una experiencia como DT, pero no fue del todo positiva: «No era el momento para ser técnico, no estaba preparado. Asimismo hice un trabajo importante, pero no era el momento de ser técnico. Podría haber jugado unos años más. Yo todavía era jugador de fútbol. No se dieron las cosas, pero el equipo estaba jugando de menor a mayor», comentó Campo.
«En Ingeniero pasé buenas y malas y soy agradecido porque tuve buenos años como jugador. Además me dieron la posibilidad de trabajar con las inferiores e hicimos un trabajo extraordinario. También fui preparador físico por 4 o 5 años. Me encanta la preparación física de grandes y todo lo que es fútbol formativo con los chicos. Me encanta pasarles a los chicos la cultura con la que me crié yo y me enseñaron señores jugadores y técnicos. Me encanta entregarme hacia el niño porque yo también lo fui y sé lo que necesitan, el apoyo que hay que darle. Ahí está la base de los grandes jugadores y ahí es donde hay que trabajar. Yo trabajo con mucha pasión y convencimiento. Ser técnico no me interesa. Me interesa entregar un jugador que esté preparado para lo que el técnico le pida, entregar un fórmula 1, que en la parte física el jugador esté en óptimas condiciones para acatar las órdenes del DT», concluyó.