La saña y la brutalidad de los vándalos sigue causando indignación. Tres corderos fueron faenados. Robaron, destrozaron y hasta defecaron en las instalaciones. BASTA.
Una vez más la Escuela Agropecuaria «Nelly Brown de Emerson» fue blanco de vándalos que irrumpieron en el lugar matando animales y rompiendo parte de las instalaciones.
El hecho se produjo entre la noche del martes y la madrugada del miércoles. Los daños fueron advertidos por personal de la escuela que, aunque permanece cerrada a los alumnos por la pandemia de coronavirus, sigue con las actividades naturales que implica el mantenimiento de los entornos formativos.
Los malvivientes faenaron tres corderos, a dos de ellos se los llevaron y dejaron el otro tirado. También rompieron algunas instalaciones y se robaron algunos elementos, tales como cuchillos.
La saña puesta de manifiesto con la Escuela Agraria llama la atención porque, antes de retirarse, los vándalos defecaron en dependencias del establecimiento.
El director del establecimiento educativo, Néstor Montoya, condenó el hecho: «Esto va más allá de decir que faenaron un cordero. Nunca hemos tenido una respuesta satisfactoria en cuanto al esclarecimiento de estos hechos. Entraron al entorno formativo de granja, donde en un corral estaban las ovejas que en esta época del año están con sus crías. Allí faenaron 3 corderos, de los cuales se llevaron dos y uno quedó tirado. Totalmente innecesaria esa tercera muerte. También entraron a los lugares de faena del entorno formativo, violentaron un armario, se llevaron cuchillos e hicieron cosas vandálicas», describió.
Cabe destacar que los animales de la Escuela Agraria no son muchos, ya que la finalidad de los mismos es pedagógica y no productiva.
«La semana pasada se estuvieron esquilando. También tenemos aves de corral, cerdos y el tambo. La escuela sigue funcionando como si tuviésemos chicos, estamos en actividad. Además hay gente viviendo en la escuela, el tambero vive allí. Lo que pasa es que conocen el terreno, saben cómo burlar el posible control y los ruidos», concluyó Montoya.