Contó su historia y opinó de varios aspectos que atraviesan el contexto actual de nuestra sociedad, como la policía, la justicia, bajar la edad de imputabilidad, la abogacía y la política. En este sentido no descartó la posibilidad de involucrarse. «Siempre dije que no quería más función pública, en la que estuve 33 años, pero no se, capaz que lo estoy pensando…», deslizó al terminar la charla con ACTUALIDAD.
Se llama Ricardo Daniel Domínguez. Tiene 58 años de edad, es abogado y Comisario Inspector Retirado de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Divorciado, con dos hijas de 34 y 25 años; y una nieta de 6, llegó al Partido de General Villegas en 1987, cuando se hizo cargo del Destacamento de Banderaló, donde vivía con su familia, hasta el año 1995.
Luego, estuvo al frente de la comisaría de nuestra ciudad hasta el momento en que le llegó el retiro de la Fuerza. Y aquí se radicó definitivamente. Fue nuestra ciudad la que eligió para vivir junto a sus hijas, hoy ya independientes, y afianzarse no sólo en lo social sino también en lo profesional-laboral, ejerciendo actualmente la abogacía.
Alejado de lo mediático, aunque siempre partícipe con sus opiniones en algunos aspectos que hacen a la seguridad y la política, este hombre que es hoy tiene, como todos, un pasado. Y lejos de lo que siempre imaginamos, la vida ha sido también dura para él. ¿Lo conocemos?
¿Dónde nació?
Nací en la ciudad de Ameghino, el 18 de junio de 1962
Pertenece a una familia de qué tipo. ¿Qué hacían sus padres? ¿Tiene hermanos?
Mis padres fueron trabajadores rurales, específicamente tamberos, tengo una hermana de 55 y un hermano de 49 años, ambos viven en Ameghino, al igual que mi madre, de 88 años.
¿Cómo definiría su infancia?
Mi infancia fue un tanto dura, me crié en el campo por el trabajo de mis padres, que a lo largo de los años fueron mudándose a distintas localidades, siempre en el campo y haciendo el trabajo del tambo. En aquellos tiempos había muchas carencias en las viviendas rurales, no había luz eléctrica, las casas eran rústicas y sin servicios, no había calefacción, etc.; y en algunos lugares no había instalación de agua y hasta había que bañarse en un fuentón.
¿Escuelas a las que concurrió? ¿Cómo era como alumno?
La escuela primaria, de primero a cuarto grado, como vivíamos en la estancia “El Marabu”, que está en el Partido de Gral. Villegas, donde no había escuelas cerca, todos los chicos teníamos una maestra particular que pagaban entre los padres y luego rendíamos un examen a fin de año, en una escuela acá en Villegas. Los últimos tres años de primaria los hice en una escuela rural, la N° 39, que está por el camino viejo a Bunge, en un campo que se llamaba “La Catalina”, donde mis padres trabajaban. Allí la escuela estaba a unos cuatro km. de donde vivíamos e iba a caballo.
La secundaria la comencé en Villegas, hice primer año en el Nacional y me alojé en el internado del colegio, que estaba donde hoy es la Sociedad Rural en la calle Alberti. Luego mis padres se mudaron cerca de General Pinto y allí estuve de 2° a 5° año. Vivía en una pensión de lunes a viernes.
En la primaria fui un muy buen alumno; en la secundaria, como vivía solo y nadie me controlaba, era bastante haragán para estudiar, me llevaba algunas materias, pero no me costaba, cuando me ponía las pilas me iba muy bien.
¿Qué actividades hacía fuera de lo escolar?
Ya desde los 10 años más o menos comencé ayudar a mis padres en el trabajo de ellos, un trabajo duro el del tambo, había que levantarse a las 3 de la mañana y luego ir a la escuela. En la época de la secundaria, cuando volvía a mi casa los fines de semana, ayudaba con el trabajo de mis padres. Cuando tenía más o menos 15 años aprendí a arar y sembrar en el campo donde trabajaban mis viejos y tenían las herramientas. Me pagaban esas tareas los dueños del campo, así que los fines de semana hacia ese trabajo. También cuando estaba en General Pinto, en la secundaria, fuera del horario siempre hacia algún trabajito para ganarme unos pesos. Trabajé con un pintor de autos y luego en una metalúrgica. Eran tiempos difíciles, donde había que ganarse el “mango”, los tres hermanos estudiábamos y a mis viejos se les hacía difícil la economía.
¿Qué era lo que más disfrutaba hacer?
Ayudar en el campo me gustaba mucho, más allá de lo sacrificado que era, siempre me gustó el campo. Ya más grande y después de casado seguí relacionado con esas tareas; mis suegros tenían un campo cerca de Carlos Tejedor y siempre iba a ayudar con los trabajos, con los animales, las yerras, las “carneadas”, etc.
¿Travesuras/anécdotas de adolescente/joven?
Y hay muchas seguramente, como yo vivía solo tenía muchas libertades de adolescente, más allá que en aquellos años todo era muy distinto y no se hacían cosas alocadas. Recuerdo que con un amigo de Pinto nos íbamos a los boliches a Lincoln, a Ameghino. Nos parábamos en la ruta y hacíamos “dedo” al primer auto que viniera para cualquiera de los dos lados, era divertido porque no sabíamos dónde íbamos a terminar.
¿Cómo nace su orientación por la policía primero; y por la abogacía después? ¿Por qué eligió ambas?
Lo de la policía fue por un compañero y amigo de la secundaria, hijo de un policía de Pinto, que me dijo cuando terminamos cuarto año que se iba a la escuela Vucetich y me invitó, pero yo no quise y el se fue. Luego, ya en 5° año empecé a evaluar mis posibilidades de ir a la universidad y eran nulas, mis padres no podían afrontar esos gastos; entonces pensé en la propuesta de mi amigo, que seguíamos en contacto y así fue que me anoté para ingresar a la Policía. Tenía 17 años.
La abogacía surge de manera casi anecdótica e impensada. Creo que fue en 1998 que se abre una extensión de la Universidad de Lomas de Zamora en Trenque Lauquen; y allí varios compañeros de la Policía comienzan a estudiar abogacía. A mi me comentaron y me invitaron a anotarme pero no quise, dije que ya no estaba para estudiar. Al año siguiente y recién ascendido a Comisario, voy a trabajar a Guaminí y me mandan como Sub Comisario a un muchacho, Daniel, que había comenzado a estudiar el año anterior. Yo veía que se levantaba a la madrugada todos los días a estudiar y lo compadecía. Un día me dijo que yo también debería estudiar y por supuesto le dije que estaba “loco”. Empezó a insistir, a decirme que me prestaba libros, que me ayudaba, etc. etc. Tanto insistió que un día me llevó casi de ‘prepo’ a Trenque Lauquen a anotarme a la Facultad. Haciendo ese trámite, él le pregunta a la secretaria cuándo había fecha para dar materias libres y había una a los 20 días creo; y entonces le dice a la secretaria: “anotalo”. Imagínese mi cara, le dije que estaba loco y él respondió que me quedara tranquilo, que el tenía un apunte “cortito, serán unas 100 hojas nomás”. No podía creer todo eso.
La cuestión que me puse a estudiar el apunte “cortito”, luego de más de 15 años sin agarrar un libro. El venia, me tomaba y me explicaba. Fui a rendir y salí bien. Ahí me dije ‘yo puedo’; y me recibí luego de 5 años y medio.
¿Ha cumplido con sus expectativas personales/profesionales?
Si, totalmente, soy un agradecido. Considero que me ha ido muy bien en lo personal, tengo una muy linda familia, muy unida; y eso me llena el alma. Por supuesto que a lo largo de los años han sucedido cosas por ahí no tan buenas, he cometido errores, que son parte de la vida, pero que no empañan todo lo bueno que me ha pasado y me pasa actualmente.
En lo profesional también, tuve un trabajo duro y difícil como lo fue el de la Policía, donde siento que me fue muy bien; y en cuanto a mi profesión actual, la estoy transitando con mucha responsabilidad y ganas de seguir.
¿Sueños por cumplir? ¿Proyectos?
A esta altura de mi vida más que sueños son deseos de estar bien, de disfrutar de lo que hago; y en cuanto a proyectos siempre estoy abierto a cosas que puedan surgir, por ahí relacionadas con mi trabajo, pero no estoy todo el día pensando o proyectando cosas que me quiten el sueño.
¿Cómo es Ricardo Domínguez en familia? ¿Y en sus tiempos de ocio?
Soy re familiero, tengo muy buena onda con mis hijas, con mi pareja y sus hijos, nos divertimos mucho, nos hacemos chistes, cargadas, disfrutamos los encuentros familiares a full. Me río mucho, considero que tengo buen humor. Me levanto contento todos los días, no le gruño a nadie.
Tiempos de ocio tengo, claro, disfruto mucho de mi patio, me gusta cuidar las plantas, cortar el pasto, cocinar, lavar mi auto, salir, siempre tuve una vida social muy activa, que a muchos sorprendía cuando trabajaba en la Policía, me han criticado. Algunos no podían creer que el Comisario fuera a bailar, por ejemplo.
¿Hace algún deporte? ¿Cómo nació el interés por eso? ¿Qué le genera física y mentalmente?
Nunca me destaqué demasiado haciendo deportes, pero hago. Primero voy al gimnasio desde hace muchos años, tres veces por semana generalmente, cuando era más joven jugaba paddle y ahora, desde hace unos años, juego golf. Mi hermano me incentivó para arrancar. El gimnasio me genera un bienestar físico muy importante, el golf es muy placentero, principalmente por el entorno donde se juega, las canchas son lugares muy lindos, llenos de árboles, muy cuidado todo y me gusta mucho eso, más allá que a veces se reniega con el juego.
Ricardo Domínguez, hincha de… Eso le habrá dado amigos; ¿y enemigos?
Soy muy hincha de River, de los que va a la cancha varias veces en el año, tengo mi hija menor que se hizo re futbolera y me acompaña; y también se va sola a la cancha muchas veces, porque vive en Buenos Aires. Me divierto con las cargadas, lo disfruto mucho a todo ese folklore del futbol. No me generó enemigos, porque no soy un fanático que se pelea por ese deporte. Me banco las cargadas y las hago según me toca (se ríe).
Si retrocediera el tiempo, ¿volvería a caminar sobre sus pasos o en algún punto del camino elegiría otra dirección?
Volvería por el mismo camino, totalmente, seguramente pensaría algunas cosas para no equivocarme, pero como le dije antes, estoy convencido que me ha ido muy bien.
¿Qué fue en su vida lo que le dio más felicidad? ¿Qué momento o situación fue más difícil?
Ser padre ha sido lo que más pleno me ha hecho sentir, luego hay distintos momentos en la vida uno siente momentos de mucha felicidad. Situaciones difíciles he tenido varias, en lo laboral y en lo personal. Quizás lo más complejo fue con un emprendimiento particular que tuve y me fue mal, e hizo que perdiera el sueño por un tiempo, pero de todas las situaciones pude salir adelante, con ayuda y buenos consejos de la gente que me quiere.
¿Qué sueña para sus hijas?
Que puedan hacer todo lo que se propongan, como pude hacerlo yo empezando bien de abajo, que no piensen que no pueden y que no le tengan miedo a los desafíos. Y por sobre todas las cosas, que vivan contentas por lo que hacen, que se rían mucho y sean felices.
– ¿Cómo imagina su vida de aquí a unos años?
Viajando por algunos lugares del mundo que no conozco, por lindas playas, etc. Con mucho amor y buena vida.
– ¿Qué hubiera hecho mejor?
Hummm no se, con el diario del lunes es muy fácil (se ríe -en realidad lo hizo prácticamente ante cada pregunta-). Seguramente varias cosas, en la función pública que tuve siempre hubo mucho por hacer mejor, pero muchas veces no se podía más allá de las buenas intenciones
Opiniones sobre...
La policía.
La policía desde hace varios años ha perdido el control de la calle y eso es muy grave. En un tiempo, cuando había tumultos o desmanes, llegaba la policía y todo el mundo corría, trataba de huir del lugar para no ser identificado o detenido. Eso hoy no existe, los policías son insultados, agredidos, a veces lastimados y nada ocurre. También ha disminuido la actividad preventiva de la policía. Se ven muy pocos operativos, muy poca presencia policial en la calle, ningún policía caminando, etc. Eso se ve a nivel local y parece no tener mejoría. Yo tenía muchas expectativas con el nuevo Secretario de Seguridad, un hombre formado, que sabe del tema, pero todo siguió igual. Tampoco veo la presencia institucional de la policía a través de sus Jefes, no se los escucha en los medios, dirigiéndose a la población, informando, explicando; y eso es necesario. La gente quiere y le da tranquilidad saber quién conduce a la Policía de su ciudad y veo que eso no ocurre. A nivel general es peor, yo lo expliqué en la nota que hicimos cuando hubo el “paro” de la policía, hace poco tiempo, en reclamo de salarios. El gobierno necesita a la Policía pero no la quiere, hasta me animaría a decir que la detestan.
La Justicia.
La justicia…… que tema. A nivel local y zonal (Trenque Lauquen) funciona satisfactoriamente, más allá de la lentitud que la caracteriza y que algunos Juzgados son más agiles y expeditivos que otros. La situación sanitaria por un lado mejoró y simplificó muchas cosas, que ya lentamente se venían poniendo en práctica, como el sistema de presentaciones y firma electrónica y digital. Otra cuestiones las complicó y aún estamos en vías de normalización. Después en otros órdenes es lamentable la intromisión de la política con la intención de tener una justicia dominada y afín a sus propios intereses.
Bajar la edad de imputabilidad.
URGENTE, a 14 años; y con imposición de penas a los padres y/o mayores responsables.
La abogacía.
Una profesión compleja, donde hay que ocuparse de los conflictos de la gente, tratar de resolverlos favorablemente, muchas veces mediando y otras recurriendo a la justicia; y donde no siempre se puede obtener el resultado que el cliente desea. Difícil pero linda profesión
¿Ángel o demonio?
Creo que ángel (vuelve a reír). Desde siempre tuve un espíritu muy conciliador, ya de muy joven en la policía trataba de resolver los problemas con un buen diálogo y lo he conseguido muchas veces. Sigo aplicando la misma receta actualmente y también con buenos resultados. Por supuesto que estas profesiones llevan a ser muy duros en ocasiones, pero no me parece tener perfil de “demonio”. Aunque seguramente para alguno lo sea.
Política actual. ¿Le gustaría involucrarse?
Creo que la política viene en franca decadencia desde hace mucho tiempo y a consecuencia de quienes hacen política. La mediocridad, la falta de compromiso, de vocación, de convicciones, de no importar el bien común, etc. etc. de muchos de los que participan en política, que solamente los mueven apetencias personales, ha ido deteriorando todos los estamentos públicos. Muchas personas que ostentan cargos públicos, son completamente ineptos para las funciones que tienen y han llegado fruto de la casualidad, por contactos, errores de otros, prometiendo cosas que sabían que nunca cumplirían, mintiéndole a la gente, etc. Cuando veo todo eso, acá, en nuestro pago chico, me dan ganas de involucrarme, pero siempre dije que no quería más función pública, en la que estuve 33 años, pero no se, capaz que lo estoy pensando…