A través de las redes sociales, la institución pidió trabajar «juntos para eliminar las barreras que impiden crear una sociedad ‘capacitante’. Hagamos de nuestro lugar un lugar más accesible. Todos somos capaces».
El 15 de marzo de 1994 se sancionó la ley 24.314, que reconoce el derecho de todos a un entorno inclusivo y por eso en esa fecha se celebra el Día Nacional de la Accesibilidad.
En el último tiempo las ciudades se volvieron un poco más accesibles para las personas con discapacidad motriz o movilidad reducida. Sin embargo, la mayoría de las veces, salir a la calle se vuelve una odisea llena de obstáculos que imposibilitan el ejercicio de los derechos de las personas con discapacidad.
Aunque ya pasaron más de 25 años de la sanción de la ley 24.314 de accesibilidad de personas con movilidad reducida, que estableció la supresión de barreras físicas en los ámbitos urbanos arquitectónicos y del transporte, todavía queda mucho por hacer.
Hay decenas de lugares que no son accesibles: porque el ascensor es angosto, porque hay cuatro escalones en la entrada o porque los baños son demasiado chicos.
En el plano de la movilidad, las dificultades se presentan tanto a la hora de usar el transporte privado, como el público.
¿Por qué es tan difícil que se cumpla la ley?
Se mezclan dos cuestiones. Por un lado, lo monetario porque cuando falta dinero se sacrifican prioridades; y por otro, la invisibilización que sufren las personas con discapacidad porque la gente cree que no existen y tampoco llegan a percibir las barreras a las que se enfrentan.
Edificios sin rampas, ascensores demasiado angostos y baños no adaptados son algunos de los principales problemas.
Tener una discapacidad no afecta solamente la movilidad. Una discapacidad es una diferencia en la forma de hacer las cosas entre un grupo poblacional y el promedio de las personas.
La discapacidad existe porque todos somos diversos y diferentes, pero la forma en la que percibimos el mundo, mientras el mundo no esté diseñado para que todos los podamos utilizar, nos va a poner en una situación de desventaja. Lo que finalmente consigue la accesibilidad es que la desventaja se minimice o incluso desaparezca.
Incluir a las personas con discapacidad no es un favor, es una necesidad para un país para poder crecer y desarrollarse, para no tener parte de su población encerrada en la casa y estar perdiendo talentos, capacidades y posibilidades.