No sé cómo comenzar a escribir esta nota, porque me embarga la emoción de tener aquí en GENERAL VILLEGAS, un grupo humano, que es la VOCACIÓN, LA DIGNIDAD y LA HUMANIDAD MISMA, y pertenece al grupo de médicos (el Doctor Tau, que fue quien me recibió; la doctora Pamela Botti), bioquímica, personal del laboratorio enfermeras, (María Ferretti) personal auxiliar, cocineros, de maestranza, camilleros, del HOSPITAL MUNICIPAL, porque todos ellos , con un trabajo arduo, constante y horizontal, hacen que el sistema de salud funcione con excelencia, con cordialidad, y con ese dar desde lo más profundo de sus corazones.
Así me sentí como paciente de Covid-19. Pusieron en funcionamiento ADERID, de la mejor manera. Los escuché andar por los pasillos, sin descanso, médicos, camilleros, enfermeros con los tubos de oxígeno, la limpieza extrema, organizando, gestionando, para que todo estuviera de la mejor manera. Nadie sabe lo que es estar en ese campo de batalla, en la diaria, en la de todos los días.
La atención siempre fue impecable, contenedora, expectante. Las sonrisas, el buen trato.
También pasaban los kinesiólogos, los psicólogos, siempre con una palabra de aliento, en pos del bienestar del paciente.
A la noche nos ponían música suave para que pudiéramos distendernos, y pasaba el doctor Luciano Robassio, la doctora Estela Pereyra, el Doctor Dodorico, el doctor Amato, a desearnos las buenas noches y a realizar los controles de rutina.
Y al otro día tempranito, ya estaban ahí, para ver como iniciábamos la mañana.
En todo proceder se vio de manifiesto la responsabilidad, honestidad y solidaridad, plasmadas en un gran equipo de trabajo.
Espero no haberme olvidado de nadie. Estas noticias deben ser publicadas, porque ellos desde su accionar silencioso, aman al prójimo de esta manera, brindándoles todo lo que está a su alcance. Te cuidan, te abrazan y te llenan de esperanza.
¡Que Jesús los proteja siempre y los guie paso a paso!
¡Infinitas gracias!