En La Voz del Campo dialogamos con Ignacio Kovarsky, prosecretario de CARBAP, sobre el cierre de las exportaciones de carne, de cómo se congeló la ganadería y del malestar que se está sintiendo en el sector agropecuario. Ya hubo asamblea de autoconvocados en Bell Ville y el sábado 21 de agosto se reúne el Consejo Directivo de CARBAP en Olavarría para analizar cómo continuar y luego elevar el mandato de las rurales a la Mesa de Enlace.
El negocio ganadero necesita proyectarse, como mínimo, por 5 años. No es una cuestión caprichosa, sino de la naturaleza: el ciclo de cría y engorde de los animales es algo que demanda tiempo e inversión. En este negocio intervienen muchas variables para que el mismo sea un éxito o un fracaso: el precio de la carne, el precio de los insumos, el precio del alimento del ganado, factores climáticos y otros imponderables que pueden inclinar la balanza. Por supuesto a eso se le debe sumar el factor más peligroso de todos: el político. Los constantes vaivenes económicos, los cambios de rumbo y las políticas antagónicas entre sí hacen que la ganadería sea, cada vez más, un negocio de riesgo. El mejor ejemplo es el cierre de las exportaciones, medida adoptada por el gobierno nacional que generó (y sigue generando) mucho malestar en el sector agropecuario.
«La ganadería tenía aspiraciones para crecer y para lograr estabilizar sus rodeos, pero sucedió esto… Son decisiones apresuradas, inconsultas y sin conocimiento. El negocio ganadero se congeló y se desplomó. Veíamos que desde hace algunos años los feedlot empezaban a producir bien, que la vaca valía, que se estaba invirtiendo, que los remates ganaderos estaban funcionando. Hoy hay un desconcierto total: la vaca no tiene precio, no se sabe lo que vale porque no hay compradores, es un negocio que se pinchó, los feedlot no volvieron a llenar sus corrales. Podría haber sido el comienzo de una estabilidad ganadera y de una inversión que en el campo se traduce en más trabajo, en hacer alambre, en hacer molinos, en hacer bebidas, en profesionales veterinarios, en hacerle la comida a las vacas y a las recrías. Por esta decisión tan abrupta, y que años atrás tuvo resultados nefastos, pasa lo que está pasando hoy», explicó Ignacio Kovarsky.
¿Cuál ha sido el impacto de la medida de cierre de las exportaciones de carne desde que se tomó hasta ahora?
Ignacio Kovarsky: La vaca que ya no puede producir más, que terminó su vida útil porque no tiene dientes, esa vaca había llegado a valer 120 o 130 pesos en el mercado. Hoy en día vale 70 u 80 pesos. Y eso fue de una semana a la otra. Y en realidad ni siquiera es una carne que consumamos en Argentina. Aquí se come carne de novillito, ni siquiera es novillo de exportación. El novillo de exportación es de 440 kilos para arriba y en Argentina no se consume eso. Tenemos costumbre de comer la costilla chiquita y tiernita, de animales más livianos. No se consume la vaca. La vaca la consumen mercados especiales porque son carnes mucho más magras, sin grasa y mucho más firmes. Todo lo contrario a lo que comemos nosotros. China que es un gran comprador porque consumen esa carne por una cuestión cultural. Ahora, por una medida que tiene que ver más con la tribuna y con captar adeptos, hicieron pedazos algo que estaba tratando de funcionar mejor. No lo terminamos de entender. Hay amagues hace un mes que están por ampliar el cupo. ¡Como si fuese una ayuda esto de ampliar el cupo, en vez de abrir las exportaciones y que se pueda comercializar libremente! No es la mesa de los argentinos o la exportación, porque son productos distintos. En el gobierno no van a asumir nunca el error que cometieron.
El sábado 21 se reúne en Olavarría el Consejo Directivo de CARBAP. ¿Hay posibilidad de que se vuelvan a tomar medidas de fuerza?
IK: La idea de CARBAP fue reunirnos para que las rurales se expresen. No podemos forzar un paro agropecuario sin el consenso de los productores. Las medidas a tomar tienen que salir de los productores y no de unos pocos. Lo primero que se quiere hacer es poner el tema sobre el tapete y debatir el error de esta medida desde los datos, desde el conocimiento, desde la historia de lo que pasó no hace tanto tiempo. Queremos que de una vez por todas abran las exportaciones de la carne. Y si quieren discutir precios revisemos otras cuestiones: como la inflación que es el mal mayor de la Argentina y todo lo que tiene que ver con impuestos, que es lo que más nos pega a todos los argentinos. La idea es que las rurales vayan para oírlas, para que sea algo representativo y que eso sea elevado a la Mesa de Enlace. Cien personas no pueden tomar la decisión por todos los productores. Las entidades trabajan institucionalmente: necesitamos que las rurales se acerquen, que traigan la mayor cantidad de ideas y así lograr reales consensos entre muchos productores, porque son los que finalmente van a apoyar una medida.
¿Qué opinión tenés de los autoconvocados que realizaron una asamblea y pidieron a la Mesa de Enlace que tome medidas de fuerza? ¿Es representativo del sector?
IK: Para nosotros no es representativo en el sentido de que no se construye haciendo un petitorio y acompañándolo con una crítica. Nosotros estamos abiertos a que se acerque cualquier productor, sea quien sea, pero se construye a través de institucionalidad y consensos. Uno no puede tomar una medida si después no va a tener el acompañamiento de los productores. Cuanto más seamos las personas que nos involucramos, mejor va a ser. Está bueno lo que pasó en Bell Ville, pero hay que traerlo a estos lugares donde asistan con más representatividad y evaluar ahí las vías institucionales. Hay que conseguir consensos; y capaz que hay que conseguir consensos de consignatarios, y consensos de empleados de frigoríficos que están siendo suspendidos o despedidos porque no hay exportaciones. Creo que hay un montón de cosas que se pueden hacer, pero tiene que haber acompañamiento. Creo que el trabajo de los autoconvocados es espectacular en la medida que sea de construcción, dentro del ámbito agropecuario. Nosotros seguimos siempre la vía institucional. A veces pareciera que es menos sanguínea, pero en realidad tiene que ver con esto de construir. No quiero desmerecer el trabajo de autoconvocados, que es respetable porque son productores y tienen ganas de hacer, y siempre que haya gente que tiene ganas de hacer está bueno.
CARBAP se reunió con el gobernador Kicillof: ¿Qué conclusiones sacaron luego de ese encuentro?
IK: Yo no pude ir por una cuestión laboral. La reunión fue por dos horas. Se dejó el tema de las exportaciones de la carne para lo último porque era un tema en el que no nos íbamos a poner de acuerdo, y así fue. Por más que el gobernador dice entender la postura, él habla de que es una medida nacional y que debe ser la Nación quien la maneje.
Después se hablaron de un montón de temas que siguen siendo agenda: un plan de venéreas que lanzó la Provincia que para nosotros hay que mejorarlo, un plan de caminos que está funcionando en algunos municipios y que hay que ampliar, el saneamiento del Río Salado que es una obra que comenzó el gobierno anterior y que estaría bueno que este gobierno lo termine, cuidados del suelo, todos temas que tienen que ver con una agenda de trabajo y no son de acción gremial pura.
Por supuesto que se le dedicó un buen tiempo al tema del cierre de las exportaciones. Ellos hablan de un plan ganadero nacional o un plan de combatir las venéreas en toros para aumentar los rodeos, cuando del otro lado están cerrando las exportaciones. No hay ningún incentivo en producir con este tipo de medidas.
Mantener el diálogo es parte de la mesa directiva de CARBAP, aún en las disidencias y aún cuando parece que no puede haber diálogo. Tenemos que seguir trabajando porque las medidas se siguen tomando en los Ministerios y nosotros tenemos que tratar que salgan lo mejor posible para los productores.
Ignacio Kovarsky es Médico Veterinario, tercera generación de productores lecheros, prosecretario de CARBAP, ex presidente del Ateneo Rural de Trenque Lauquen y ex presidente de la Sociedad Rural de Trenque Lauquen.