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martes, septiembre 9, 2025
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«Pensamos que las personas con discapacidad no pueden; y eso es lo que hay que cambiar»

La Trabajadora Social Gisela Busano, parte del Centro de Rehabilitación de ADERID, habló esta semana de la función que cumple en la institución, donde trabaja desde hace 8 años.

Radicada desde hace 12 en General Villegas, llegó desde Paraná, Entre Ríos, de donde es oriunda. Y conformó en nuestra ciudad su familia, con dos hijos de 4 años y de 8 meses de edad.

«Aderid es un espacio muy lindo, muy familiar, un lugar hermoso para trabajar, apostando siempre a la inclusión. Lo que se pueda se hace», expresó Gisela.

-¿Cuál es tu función en el Centro de Rehabilitación?

-Estoy en todos los equipos. Trabajo mucho con las familias, acompaño todo lo que sea trámites de salud, estudios médicos, obras sociales, generando redes con las distintas instituciones a las que asisten los pacientes; todo lo que se pueda hacer desde Trabajo Social. Estamos siempre pendientes acompañando a la familia y haciendo red entre los equipos, los pacientes, las escuelas, los médicos, todo lo que se pueda hacer desde mi área.

-Una tarea ardua, porque son varios los concurrentes al Centro de Rehabilitación. ¿Con qué piedras te has encontrado en el camino?

-Son más de 30 pacientes y estamos pendientes de todas esas familias. Barreras hay muchas, a pesar de que hoy en día se habla mucho de inclusión. Aún hay que derribar muchas barreras, no solamente desde lo edilicio, sino también desde lo laboral, comunicacional, actitudinal, educativo. En todos los ámbitos siempre hay, tal vez por desconocimiento o por distintas cuestiones, pero hay mucho por hacer para poder ser una sociedad más inclusiva. En mi caso, estoy estudiando Lengua de Señas y me gusta decirlo, porque creo que la gente tiene que apostar más a esto y ser más inclusivo con las personas sordas. Poder comunicarse con ellas es generar inclusión, derribar las barreras que tienen hoy en día, hay una Ley Federal que se está reclamando. Es un idioma, como cualquier otro.

-Las familias de los concurrentes son parte de la sociedad y cada una de ellas tiene una realidad diferente. ¿Con qué te has encontrado en este sentido?

-En primer lugar hay que aceptar la diversidad. A mucha gente todavía le cuesta, pero hay que aceptar al otro. Todos somos diferentes, no solamente las personas con discapacidad. El conocimiento de esto es importante para, justamente, derribar las barreras que existen en el contexto. Cuanto más sepamos sobre esto, mejor y más inclusivos podemos ser. Barreras encontrás en todos lados, lo importante es generar accesibilidad en todos los ámbitos de la sociedad, respetar las leyes que garantizan los derechos de las personas con discapacidad, reclamar al Estado políticas públicas inclusivas que tengan en cuenta a las personas con discapacidad como sujetos de derecho, somos todos ciudadanos. Tenemos que generar participación social, a las familias por ahí les cuesta y las entendemos. Tienen que ser parte activa de distintos espacios, como el club, la escuela, danzas, el trabajo… Difundir el conocimiento, acompañar a la persona con discapacidad y a las familias en esto de que somos todos iguales, que tenemos que construir autonomía e independencia. Todos podemos, con apoyo, pero todos podemos. Creo que luchar por las personas con discapacidad, y por sus derechos, es importante.

-¿Qué generó en vos como persona y profesional trabajar en Aderid?

-Son muchas cosas, pero estar ahí trabajando codo a codo con las familias, encontrando logros en esos niños, adolescentes y adultos en el día a día. Con las mamás tenemos un grupo armado, trabajando para fortalecer a sus hijos y generar independencia, trabajando con otras personas y siendo empáticas, porque es difícil ponerse en el lugar del otro, tratando de entender, no cuestionar, acompañando y generando espacios positivos que favorezcan a la persona con discapacidad y a todo su entorno.

-¿Qué logro recordás que haya sido celebrado de manera desbordante?

-Se me vino a la mente el teatro. Niños que no esperábamos que pudieran estar delante de tanta gente; y subir y bailar lo más bien, hacer la actividad que tenían que hacer delante de mucho público. Cosas repentinas que pensás que no van a hacer y de repente te quedás ahí con la boca abierta. Tenés que confiar y darle la oportunidad. Si no les damos la posibilidad, nunca vamos a saber si pueden o no. Tenemos que creer en ellos, con un poco de ayuda y apoyo que necesiten, van a poder. Hay que darles el espacio, porque venimos de un paradigma en el que pensamos que las personas con discapacidad no pueden; y eso es lo que hay que cambiar. Ellas son iguales y pueden. Hay que darles la oportunidad y nos van a poder demostrar un montón de cosas.

-¿El trabajo en Aderid le dio otra mirada a tu rol de mamá?

-Obviamente uno valora un montón lo que nuestros hijos pueden hacer. Siempre nos ponemos exigentes con algunas cosas y después nos damos cuenta que hay que celebrar cada logro y cada cosa chiquita que ellos pueden hacer, como la sonrisa, que se puedan comunicar con uno, ir al jardín, que te digan mamá por primera vez… Eso hay que celebrarlo y ser empático con las demás familias, porque si todos acompañamos, el camino se hace más liviano.