Cuando se lleva a cabo alguna jornada hípica, cuando una reunión congrega al ambiente del turf en nuestro hipódromo, las primeras planas se las llevan los caballos en la pista y los jockeys que los montan. Si el clima acompaña y la concurrencia es buena, los periodistas también suelen hace foco en la gran afluencia de público que acompañó las cuadreras. Pero para que todo eso pueda ser posible se necesita que la pista esté impecable, que las caballerizas estén en condiciones, que las tribunas estén listas, que el césped esté prolijo y una larga lista de etcéteras. Para todo eso está Carlos Arce.
Él, junto a otros dos empleados municipales, son los encargados de mantener las instalaciones del Hipódromo impecables. Su trabajo es silencioso e invisible, pero sin él sería imposible organizar una reunión turfística.
Carlos Arce dialogó con OVACIÓN acerca de su tarea de mantenimiento del Hipódromo de General Villegas: «Lo mantenemos acomodado gracias a la Municipalidad, porque somos empleados de la Municipalidad. Lo tenemos lindo y limpio. Dos muchachos más y yo somos permanentes del Hipódromo. También nos ayudan los muchachos del Parque», comentó.
«Nosotros siempre estamos a disposición del Hipódromo porque las cuadreras le dan mucha vida y trabajo a los pueblos. Cuando hay reunión trabajan los hoteles, los restaurantes, los supermercados, las tiendas de mercadería, las cantinas. He visto gente que ha venido un mes antes con dos caballos. Esa gente estuvo un mes en Villegas, gastando plata acá para vivir. Y después está la cantidad de gente que lo sigue, que viene el viernes o el sábado. Esto le da mucha vida a la ciudad», agregó.
«El hipódromo es mi lugar de trabajo, pero para mí es como si fuera mi casa», concluyó Arce.
