Como cada miércoles, la Sociedad Rural del partido de General Villegas tuvo su espacio en De Qué se Habla, en la mañana informativa de FM ACTUALIDAD.
Esta vez el protagonista de La Voz del Campo fue el médico veterinario Agustín Baiguera, que además de explotar un tambo familiar es el vicepresidente de la entidad.
Tambo, lechería, tecnología, en los apuntes previos de un 2020 complejo, particular, pero sin cuarentena para el campo, que nunca paró. Menos las vacas de tambo, que siguen produciendo y necesitan del ordeñe diario. «Es así. Esto no para. Todos los días hay que ir a buscar la leche y llevarla a las usinas para procesarlas. La lechería sabe poco de pandemias», sentenció Baiguera.
El tambo es uno de los sectores de la economía que más personas emplea y como tal tiene un protocolo que contempla su dinámica. «Pero a diferencia de la ganadería y otras áreas siempre trabajamos de manera muy normal, por suerte, tomando todos los recaudos», agregó.
«La lechería mundial produce 850 mil millones de litros por año. De esa leche el 82 por ciento s de vaca, el 15 es de búfala y el resto de oveja y cabra. Como referencia hay que decir que en 1970 se producían 300 mil millones de litros por año. Hoy se produce casi el triple», aportó Baiguera.
«En la Argentina se producen 10.500 millones de litros por año, con 1,7 millones de vacas, generalmente de razas europeas. En el mundo hay 142 millones de vacas lecheras. Nuestro país tiene entre 9 y 10 mil tambos y el consumo por persona está entre 190 y 200 litros por año, mientras que a nivel mundial baja a 114», agregó para marcar como el consumo y la producción van en aumento.
Lo expuesto lleva al sector a centrar la mira en la tecnología, «que va más allá de un robot o los collares sino en muchas otras cosas. Lo primero que hay que pensar es que con el aumento del consumo humano y la demanda de proteínas de alta calidad hay que mejorar el nivel de producción de cada empresa, que está muy ligado al bienestar animal. Hay que producir de manera muy eficiente y evitar el sufrimiento animal, bajando también los costos.»
Entre los aspectos a mejorar destaca la crianza de animales, a la que califica como muy deficiente: «Muy pocos terneros llegan al sector de crianza o guachera. En esto estamos muy por debajo de los índices de la Unión Europea, Nueva Zelanda, Australia y Norteamérica.»
Para el vicepresidente de la Rural hay mucho para difundir sobre la gestión interna de los tambos, que incluye «el uso de software de gestión, con su aporte de datos sobre cada animal, reposiciones, preñez, etc. Esto permite planificar un tambo con al menos un año de anticipación, de una manera muy eficiente».
La aplicación de tecnologías en el tambo y la lechería sumó hace más de 20 años el uso de la robótica, con sistemas voluntarios de ordeñe. «Es decir que la vaca va por su cuenta a ordeñarse a la hora que quiere y come lo que le da el robot. Las dietas son individuales, ya que el robot identifica cada vaca con un GPS, mide su actividad física y rumial, su salud, cuánto camina y su celo, entre otras cosas», explicó.
Pero no toda va hacia la robótica. Baiguera destacó también la incorporación de «calesitas o tambos rotativos que ordeñan 24, 40 u 80 vacas a la vez, que ofrecen muchas ventajas.»
Una lectura simplista parecería indicar que la robótica va a impactar de lleno sobre el trabajo humano, pero a decir de Baiguera «los que saben de robótica sostienen lo contrario: que esto automatiza y vuelve más eficiente distintas tareas sin expulsar gente. En nuestra zona hay un tambo robotizado y sin embargo tiene la misma gente. Lo que pasa es que empiezan a cumplir otros roles, otras tareas, y están encantados de hacerlas.»
«El tambo es una actividad cíclica, como tantas, pero tranqueras adentro somos optimistas. Hay que ordenarse e invertir en tecnología. La lechería tiene un buen futuro», aventuró, cerrando la columna de los miércoles. La Voz del Campo y la Rural pasaron por ACTUALIDAD.
