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miércoles, 24 abril, 2024

Arde la interna de Cambiemos: Tomaselli y Mones Ruiz tironean de Campana

Cambiemos no quiso ser menos que sus primos del peronismo y ya tiene su interna. Surgió de las sombras, a caballo de la caída del poder salarial, el alza de la inflación, la ausencia de obra pública y fundamentalmente de la falta de respuesta a cosas sencillas, como la limpieza de la ciudad.

El Radicalismo le avisó a sus socios del PRO de manera abrupta. Un día -después de meses de no hacerlo- el arquitecto Juan José Tomaselli salió a los medios a decir lo suyo. A hacer saber que no todo estaba bien en el matrimonio y que el alineamiento debía ser crítico.

Lo había dicho también el secretario de Seguridad Gustavo Santillán cuando asumieron las nuevas autoridades del Comité. Hubo quienes prefirieron no oírlo, pero subrayó que «el radicalismo no debía ser un apéndice de Cambiemos, sino parte de él».

Se veía venir, porque además soplan vientos de campaña y todos buscan posicionarse. Cambiemos no escapa al dedo mágico del poder central para definir candidaturas que rige la política argentina y el radicalismo sabe que si no grita no será oído.

Tomaselli encabeza el asalto al cuartel, con incursiones mediáticas donde no escatima críticas hacia la gestión que integra, con eje a la basura que reina en las calles.

El hombre no dejó pasar su interinato por la ausencia del intendente. Lejos de aceptar ser suplente se sintió titular y salió a la cancha. Sus subalternos colgaron en las redes sus fotos recorriendo instituciones. Pidió cabezas -obvio, la del responsable de Servicios Urbanos a la cabeza- y que a su regreso el intendente empiece la poda de funcionarios.

«Que haga cambios. Que mueva el banco. Que si no en octubre perdemos», enumeran los críticos.

No está solo Tomaselli. Detrás suyo buena parte del centenario partido de Alem lo azuza a copar la parada. De ahí su audacia.

Por su parte, desde algún destino turístico ignorado el doctor Eduardo Campana masticó sus decisiones. Sabe que no puede fallar. Que el margen de error se acorta. Los tiempos apremian y si no da un giro de 180 grados a sus políticas verá en serio riesgo su reelección. Hoy estará en Villegas caminando sus calles. Se habla de cambios, especialmente en el Hospital, uno de los sectores más cuestionados.

Tomaselli y el radicalismo tiran de él. Pero no son los únicos. Del otro lado emerge la figura de Gabriel Mones Ruiz, el ala dura de la gestión, al que no se le mueve un pelo ante el descontento o la queja de quien sea.

El secretario de Gobierno también salió a la arena pública a decir lo que piensa. No es hombre de callarse nada y todos reconocen su valentía: de hecho, es el único del gobierno que se le planta cara a cara a quien sea para decirle exactamente lo que piensa. Lo que otros callan o temen decir.

Para Mones Ruiz, Tomaselli cedió a las presiones de un grupo de radicales que ponen palos en la rueda y por eso salió a criticar afuera lo que debió decir hacia adentro.

Admite que Villegas está sucio, pero carga las tintas en que recibieron un parque vial obsoleto y en que están sufriendo un boicot. Dice que hay una mano negra, muy poderosa, que ejerce influencias y quiere ver mal la ciudad con fines electorales. Que hay empleados municipales que responden a esa mano invisible. Que hay una marcada intencionalidad de empleados que recogen dos bolsas de basura y dejan una en el lugar.

Para el radicalismo de Tomaselli es la hora de mover piezas. De soltar alguna mano. El ala más conservadora, que lidera Mones Ruiz, admite errores pero alza el dedo inquisidor hacia los opositores de adentro y de afuera. Campana tiene la palabra.