Un importante número de villeguenses, ya sea junto al grupo que representa a la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, como otros en forma particular, participaron de la 44º peregrinación a pie a Luján, de la que también fueron parte vecinos de los pueblos del Partido de General Villegas y de otros pertenecientes a distritos cercanos al nuestro.
Los experimentados, los que caminaron por primera vez, todos con un mismo objetivo, llegar a la Basílica de Luján desde Liniers, caminando de este modo alrededor de 70 kilómetros. Unos para agradecer, otros para pedir, algunos por una promesa que cumplir y otros simplemente movilizados por la fe en la Virgen, a quien le rinden honor de esta manera.
Los horarios fueron distintos para unos y otros, dependiendo del grupo de peregrinos al que pertenecieran; y en este marco están también los que deciden quedarse algunas horas más en Luján y presenciar la misa; mientras que otros emprenden el viaje de regreso una vez que llegaron a la Basílica.
De esta manera, acompañados por grupos de apoyo siempre listos para asistir a los peregrinos, se realizó una nueva edición de la peregrinación que año tras año moviliza a una multitud de todas las edades, destacándose la participación de los jóvenes.
El llamado a «rezar por la situación del país»
La edición número 44 de la tradicional peregrinación a Luján arrancó desde el santuario de San Cayetano, en Liniers, con la participación de miles de fieles y un llamado de la Iglesia a rezar por la «situación del país» y la «falta de trabajo».
La imagen cabecera partió al mediodía de ayer del santuario de calle Cuzco al 150 y la misa central fue a las 7 de la mañana de hoy en la plaza Manuel Belgrano, frente a la basílica; y estará celebrada por el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli.
El titular de la Conferencia Episcopal, monseñor Oscar Ojea, envió un mensaje a los participantes en que hace foco en la situación social que atraviesa Argentina; e invita a la comunidad religiosa a «rezar por la falta de trabajo y la situación del país».
Al igual que cada año, este también, le llevamos a María de Luján «todas nuestras intenciones, todas nuestras cargas, toda nuestra verdad, nuestra realidad, nuestras pobrezas, la situación del país, la falta de trabajo», señaló el obispo de San Isidro.
Además, manifestó que «se las llevamos primero con el corazón y con el pensamiento; pero cuando el corazón y el pensamiento están agotados, entonces, solamente rezan los pies; reza el cansancio, reza el cuerpo, por eso el final de la peregrinación es tan conmovedor».
«La Madre nos recibe con el corazón abierto, vayamos con esperanza; nosotros somos un pueblo que espera de verdad», expresó Ojea. Y cerró: «Que la Virgen de Luján nos ayude a defendernos de tantos males; que nos enseñe a ser más buenos, a ser mejores; y que nos conceda como pueblo poder vivir en paz y con trabajo».