La piedritense Guillermina Lahitte emprendió una nueva aventura. Esta vez estuvo acompañada por su amiga Vanesa Reynoso. El objetivo era unir Rosario con Piedritas, pero recorriendo los más de 300 kilómetros que separan ambas ciudades en bicicleta. Guillermina lo hizo en su bicicleta de caña, bautizada «Alegría».
Las ciclistas partieron desde Rosario el pasado jueves 8 de noviembre y el sábado 10 al mediodía estaban abrazándose con sus familiares, que las esperaban en el acceso de Piedritas.
Guillermina es cocinera internacional y desde hace año se dedica a hacer realidad sus pasiones: la gastronomía, los viajes y las nuevas experiencias. Estuvo en Dinamarca, en Hong Kong, en un crucero por el Mediterráneo y promete seguir sumando nuevos destinos.
«Me compré una bicicleta en Rosario que es de caña. La bauticé ‘Alegría’ porque me encanta andar en bicicleta, me oxigena, me pone de buen humor y además siento que es un medio de transporte muy noble. Con Vanesa tenemos una amistad muy linda desde la infancia, somos muy cómplices. A los amigos uno se atreve a contarles sus locuras sin temor de que lo juzguen. Le dije que quería ir a buscar la bici a Rosario y que la quería traer andando. Ella me dijo: ‘Yo te acompaño'», comentó Guillermina en diálogo con Edgardo Bonetto.
Así nació la aventura. Con su tío Luis -que es camionero- diseñaron un itinerario para escaparle a los camiones de la Ruta 33. Por la ruta 14 fueron desde Rosario hasta Diego de Alvear, luego tomaron la 7 hasta Rufino y desde allí directo a Piedritas por la 33.
«El primer día salimos a las 11.30 horas. Nos costó salir desde Rosario. Tuvimos un muy buen día, con viento a favor, y llegamos a Miguel Torres tipo 18.30 horas», contó Guillermina.
Durante ese primer día pedalearon por 105 kilómetros.
Cansadas, decidieron hacer noche en Miguel Torres, pero se encontraron con que allí no había ningún lugar para pernoctar. Como suele suceder en esas ocasiones, siempre aparece alguna mano amiga para brindar ayuda a los viajeros. «En la entrada a Miguel Torres nos encontramos con un muchacho que nos llevó hasta Melincué. El chico era un amor. A él le gustaba andar en moto, así que tenía ese espíritu de solidaridad para los viajeros. Entablamos una linda amistad, conocimos su historia de vida. Se notaba que era buena gente», recordó Guillermina.
Luego de dormir en Melincué, partieron bien temprano. Pasaron por Elortondo hasta que la hora de almorzar las encontró cerca de Christophersen. «Vimos una casita, con una mesa al lado de la ruta y el pasto bien cortito. Pedimos permiso para usar la mesa y nos dieron hasta platos. Nos hicimos una ensalada, comimos, descansamos y seguimos», dijo.
El recorrido por la 14 terminó en Diego de Alvear. Desde allí tomaron la ruta 7, que estuvo cortada por La Picasa, con destino hacia Rufino. «Es un campo dinamitado la ruta 7. Hay piedras por todos lados», contó.
Tras pedalear 140 kilómetros durante esa segunda jornada, finalmente llegaron a Aarón Castellanos. Allí les sucedió algo muy similar a lo ocurrido el primer día: se quedaron sin piernas pero no encontraron nada para pasar la noche. Decidieron juntar fuerzas y volvieron a salir a la ruta, donde ocurrió un nuevo milagro: «Nos pasaron unos tractores y unas cosechadoras. Con el campamento venía una camioneta con un carro. Subimos las bicicletas y nos llevaron hasta Rufino».
Tras pasar la noche en Rufino, el sábado emprendieron el viaje hacia su destino final: Piedritas. «Nos tocó viento en contra. En la ruta encontramos a mi tío Luis y paramos para abrazarnos y saludarnos. Llegamos a Piedritas a las 12.35 horas y había 10 o 15 personas esperándonos. Fue emocionante», remarcó Guillermina.
«Alegría»
Alegría es una bicicleta artesanal hecha de caña. Las fabrican en Rosario y la marca se llama Malón Bikes. Es una bici destinada al cicloturismo, destinada a viajar.
«La caña genera mucho oxígeno, crece muy rápido y es muy resistente. Hay materiales alternativos que crecen muy rápido, son muy fuertes y que sirven. Hay maneras alternativas de vivir», explicó Lahitte.
Guillermina quiere recorrer el mundo en bici y el mar en velero.
«Quiero lanzarme a hacer esta vuelta al mundo para conocer diferentes culturas y vivir. Mi idea es seguir trabajando en gastronomía, dictando clases de cocina, enseñándole a la gente a comer diferente, regalándole nuevas recetas para ganar más salud. La idea es moverme a diferentes lugares en la bici», concluyó la cocinera internacional y piedritense.