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domingo, diciembre 15, 2024
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EL LINQUEÑO, CON PONZI, LE GANÓ EL CLÁSICO A RIVADAVIA / UNA MULTITUD PRESENCIÓ EL PARTIDO

El CAEL se repuso de un comienzo adverso y terminó venciendo 3 a 1 a Rivadavia en el Coliseo. El Albiazul, que se vio en desventaja tempranera por grito de Macías, capitalizó la expulsión de Castaño en el PT, y llegó al empate con un golazo de Acosta a poco de inicio del complemento. Luego, con el trámite a su favor, lo dio vuelta con Ottaviani tras un error de Assandri y lo terminó liquidando con Palmerola en el descuento para desatar la algarabía. Así, los de Ramírez siguen líderes en soledad con puntaje ideal en la Zona 2 y complicaron a un Albirrojo que deberá dar un giro rotundo para revertir el presente. Tribunas colmadas para un espectáculo imponente que finalizó en paz.

El Linqueño está de fiesta. En un gran clásico repleto de gente, dio vuelta un comienzo que le fue totalmente adverso, y terminó festejando por 3 a 1 ante Rivadavia en el propio Coliseo, para continuar líder en soledad y con puntaje ideal en la Zona 2 de la Región Bonaerense Pampeana Norte del Torneo Regional Amateur. El equipo de Julio Ramírez se repuso de la rápida desventaja conseguida por Lucas Macías y un arranque favorable a los de Fabio Schiavi y, tras verse beneficiado por la infantil expulsión de Esteban Castaño, se adueñó del trámite para llegar a la igualdad en el complemento con un golazo de Maximiliano Acosta. Luego, el Gianfranco Ottaviani capitalizó otro grosero error defensivo en el Albirrojo y ya sobre el final, Hugo Palmerola liquidó el pleito para desatar la algarabía Azul. El Linqueño transita su carnaval 2019 con doce puntos sobre doce en juego, y agudizó aún más la crisis del Rojo, que perdió tres de cuatro y no encuentra el rumbo.

No empezó para nada bien la historia para el CAEL. Porque desde el mismísimo pitazo inicial de un correcto Carlos Gariano, fue Rivadavia quien salió con todo a llevarse por delante al Azul. Necesitado de puntos y confianza, el Rojo buscó hacerse dueño del trámite y a los 2’ pegó el grito junto a su gente, cuando Lucas Macías definió de emboquillada ante el achique de Vallejos, una gran triangulación por izquierda que gestaron Emiliano Perujo y Ale López, de gran habilitación.

Con ese cimbronazo rápido, Rivadavia tomó más vuelo futbolístico, y siguió dominando las acciones en todos los sectores, ante un CAEL que no hacía pie en el mediocampo y no podía encontrar ni la velocidad de Palmerola ni el sostén en Ottaviani en ataque.

El CAEL quedó sentido y a los 5’ volvió a sufrir por la vía aérea, cuando Pablo Moreyra cabeceó un centro desde la derecha y su definición se perdió apenas sobre el poste.

Recién por el cuarto de hora el Albiazul asustó con un remate mordido de Abel Ponzi, que capitalizó un yerro en un rechazo de Vijande, aunque el “1” se rehizo atrapando y remendando el error.

En cuanto al juego, Rivadavia dominaba y tenía el control ante el desconcierto linqueñista. Y ese mal arranque casi se traduce a los 26’ en una pifia de Nico Verón dentro del área, que obligó a Vallejos a estirarse para salvar el segundo.

Desde allí, el juego se emparejó, la posesión fue más dividida, y poco a poco el CAEL salió de atrás. Ni hablar a los 36’, con el primer click del partido que empezó a inclinar la balanza para el equipo de Julio Ramírez. Tras perder un balón en el mediocampo que podía significar un contragolpe –aunque con mucho por recorrer- Esteban Castaño reaccionó infantilmente con un manotazo sobre Abel Ponzi a la vista de Gariano, y el hombre de negro no dudó. Roja directa merecida al volante central y cambio de rumbo en las acciones de juego.

Con toda la bronca encima y un hombre menos, Rivadavia resignó a Barboza como delantero, cerró a López junto a Véliz y lo mandó al “chaqueño” a cubrir la banda. Así, Perujo quedó totalmente solitario, y todo el trámite fue para el CAEL.

No obstante eso, y a pesar de una muy clara de Simón que definió a las manos de Vijande en lo que pudo ser el empate, Rivadavia logró aguantar hasta el entretiempo y se mantuvo en ventaja para enfriar el aluvión Albiazul.

Pero el dominio linqueñista salió a relucir desde el complemento, con Nico Verón como eje, y cuando parecía que el Albirrojo superaba el lapso más bravo de asedio, a los 7’ Maximiliano Acosta frotó la lámpara lanzado en ataque, y sacó un tremendo zurdazo desde lejos que se metió en el ángulo izquierdo de un Vijande que nada pudo hacer, y estampó el 1-1 para el delirio linqueñista.

Fue desde ahí que empezó a gestarse el enorme triunfo Albiazul. Porque todo el desgaste que había hecho Rivadavia para sostener la ventaja con uno menos empezó a sentirse, y El Linqueño lo fue acorralando aunque sin demasiada claridad.

A los 20’ Gianfranco Ottaviani avisó con un remate de media distancia que Vijande contuvo en dos tiempos, y tras esa los DT comenzaron a mover los bancos. Schiavi, para intentar renovar aires y Ramírez, cuidando a su lateral amonestado y buscando más frescura ofensiva con Pavón.

Rivadavia se cerraba, trataba de ensuciar los caminos del CAEL, pero a los 32’ el Rojo tuvo otra jugada fatídica y la fue a buscar adentro. En un pelotazo largo que parecía intrascendente, Emanuel Assandri quiso tocar hacia atrás para el rechazo de Vijande pero se la dejó servida a Ottaviani con todo el fondo local pasado, y el 9 no perdonó. Frialdad para enfrentar a un disminuido arquero y definición goleadora de cara a la popular local para dar vuelta la historia y encaminar la victoria.

Inmediatamente Schiavi mandó al juvenil Gñosso para intentar revertir el pleito, por un Assandri que se metió muy caliente derecho al vestuario; y tuvo un guiño de ojo el local, tras otra infantil expulsión aunque esta vez del lado del CAEL. Badano, que había reemplazado minutos antes a un Ubilla amonestado, vio la roja directa a los quince minutos de haber ingresado y dejó con vida a Rivadavia.

No obstante, el bajón del local ya había hecho mecha y aunque empujó con más voluntad que juego, la réplica del CAEL terminó fulminando a Rivadavia en el descuento. Iban 49’ cuando la cuidaron entre Pavón y Casóppero, Verón abrió para la ingreso solitario de Palmerola, y el 7 que había intervenido poco en el juego sentenció. Definición baja para inflar la red y 3 a 1 definitivo.

El Linqueño se sacó una gran espina en los clásicos, ratificó su gran andar futbolístico y le dio otro mazazo más a su eterno rival en el propio Coliseo. El Albiazul siguió de festejos junto a su gente en el centro de la ciudad, se afirmó aún más en lo más alto de la tabla, y ahora tendrá dos de local (Villa Belgrano y Viamonte FC) para empezar a asegurar una clasificación que parece muy cercana. Rivadavia, hundido entre errores y malos resultados, deberá realizar una fuerte autocrítica y empezar a sumar triunfos en cualquier escenario para salir del mal momento. En la próxima, visitará a Jorge Newbery en Junín.

FUENTE: GolazoDeportivo