Escribe: María Fogazzi
La hamaca paraguaya es una media luna roja debajo de la noche. Sonia ojea revistas de moda que le prestan sus amigas. Copito gatea debajo de la hamaca, a veces buscando un carretel de hilo, otras veces corriendo detrás de alguna bobina que Sonia perdió en medio de una maniobra.
Colocar la bobina no siempre le resulta fácil, el palito que sobresale del área de la cabina la hace renegar.
Poner a punto la máquina de coser es la única esperanza que tiene.
El hilo pasa sin esfuerzo cuando la Singer anda bien. De derecha a izquierda… zic zac … derecha a izquierda. En ese momento Sonia siente que ha capturado un minuto de felicidad.
Avanzar y retroceder, siempre imaginando la prenda en las manos de una clienta.
La costura debe estar firme y cada detalle debe ser cuidado con minuciosidad.
Sonia cose desde chiquita,su madre le enseñó el oficio con mucha disciplina;.con sus manos confeccionó su vestido de comunión.
Al lado de la máquina se encuentra un retrato en sepia; Sonia luce un vestido blanco con volados.
Ahora cose para las empleadas de una panadería y también para una casa de baile.
Lo que no le gusta hacer son vestidos de novia.
Siente que es un esfuerzo que no vale la pena.
Sonia es atractiva y cálida, sin embargo no es feliz; a pesar de su juventud,a pesar de tener a Copito entre sus piernas.
Le hubiera gustado ser actriz o cantante de tango. A veces sueña con un teatro lleno de gente. Mujeres que apoyan sus faldas en butacas aterciopeladas. En el teatro no hay hombres, salvo el acomodador que tiene el rostro de su abuelo materno.
Él le indica que puede comenzar la función. Ella lo mira agradecida, inclina suavemente su cuello y comienza a cantar.
Lleva un vestido de gasa ajustado con dos breteles plateados que forman una cruz en la espalda.
Las manos aplauden, pero enseguida las figuras se desvanecen, luego el acomodador sale de la escena.
Sus manos en la tela.
Sonia cose un vestido negro con breteles que se cruzan en forma de cruz mientras Copito la mira y espera que se acuerde de darle la mamadera.
La costura recta es fácil, casi no come hilo.