El caso del joven que se subió a la torre de agua del viejo Molino Fénix, en desuso desde hace muchos años, reavivó un viejo pedido de los vecinos.
Ya sin razón de ser, su presencia solo genera preocupación y la irresistible tentación de algún joven atormentado, deseoso de llamar la atención sobre sus penas de una u otra manera.
No es la primera vez que pasa. Hace unos años otro hombre joven marcó el camino subiendo a la torre, motivando un operativo que -como esta vez- movilizó a policías, bomberos y servicios de emergencia. Amenazó con tirarse. Felizmente no lo hizo.
Pero no hay que quedarse en eso. No basta la expresión simplista de «si al final no pasó nada. ¿No viste que no se tiró?». Hay que tomar cartas en el asunto antes de que alguien lo haga y llegue el tiempo de lamentarlo.
Una opción es derribar la torre. ¿Qué es muy costoso hacerlo? Sí, es cierto. Pero siempre a un valor menor al de una vida. La otra es derribar la casilla de mampostería y cortar los metros iniciales de la escalera que conduce a la cima. Sin esos elementos se tornará imposible subir.
Cuando ACTUALIDAD, superado el estupor inicial que generó la noticia y con el joven bajo la protección de sus familiares, inició las consultas habituales para ver qué harían los distintos estamentos del Estado con el caso se encontró con varios «si no pasó nada».
Se dijo incluso que «como los ánimos estaban caldeados y su padre se comprometió a hacerle un tratamiento psiquiátrico se dejó todo así».
No obstante, al cierre de esta edición el comisario inspector César Colareda aseguró que junto con la Fiscalía interviniente se hará un seguimiento del caso. Las actuaciones se iniciaron como Tentativa de Homicidio, con intervención de la UFI N° 6, a cargo del Fiscal Fabio Arcomano, del Departamento Judicial de Trenque Lauquen.
Según las fuentes consultadas, judicialmente poco se podría hacer porque «el derecho penal está acotado», pero «habría que dar intervención al Asesor de Incapaces y obligarlo a hacer terapia».
¿Qué es un Asesor de Incapaces? Según el Ministerio Público de la Provincia de Buenos Aires, tienen la función de representar, asistir y defender los derechos humanos y garantizar el derecho a ser oídos de las personas menores de edad y de aquellas que por su padecimiento mental así lo necesiten.
Entre sus tareas cotidianas, una de las principales es tomar contacto y escuchar a los niños, niñas y adolescentes y a las personas con padecimiento mental.
Intervienen en todos los casos en que una persona menor de 18 años o una persona con padecimiento mental se encuentre involucrada en un conflicto jurídico.
No tienen facultad para resolver los problemas, pero sí accionan para que los solucione la autoridad judicial o extrajudicial.