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martes, septiembre 16, 2025
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VILLEGAS DE OTROS TIEMPOS / ¿QUIÉN TIENE FOTOS DE LA CUEVA DEL LOCO?

LA CUEVA DEL LOCO – Don Pedro Miguel

Entre los años 45 y 51, hubo un personaje residiendo en Villegas, más precisamente vivía en una casita muy humilde, al lado de la casa-soguería del Vasco Redín.

Este hombre apareció por Villegas un día cualquiera sin precisar con exactitud la fecha, tal vez nadie le dio importancia el personaje del que voy a hablar.

De este hombre se supo muy poco de él, era un hombre raro por donde se lo mirara, muy parco, no hablaba con nadie, no se supo de donde vino, ni a qué vino, solo dos personas tuvieron pequeños diálogos. Uno fue Don Pedro Laburu, el carnicero, y doña Dominga Belluzzi, la sillera en la panadería, sea tres veces por semana, cuando compraba el pan y la carne. Todos estos pedidos se hacían con las palabras justas y necesarias, jamás intervino en alguna conversación con otros clientes como él.  Lo dijo una vez, que se llamaba Pedro Miguel.

Con el único vecino que pudo tener algún diálogo más fluido fue con el Vasco Redín, pero el Vasco era tan parco como Don Pedro, y cuando este iba de visita a lo del Vasco, uno saludaba al otro con una leve inclinación de cabeza y el otro le contestaba de igual manera. Las visitas podían durar pocos minutos o un par de horas, todo dependía del trabajo que estuviere haciendo Redín  ya sea maceteando una lonja, o haciendo otros de esos trabajos maravillosos que hacía el Vasco con lonjas y tientos.

Cuando Don Pedro termina la visita, la despedida era exactamente igual que la llegada, una leve inclinación de cabezas significaba un “hasta luego” o “hasta mañana” u otro día.

Cierto día se lo vio a Don Pedro salir de su casa, con una carretilla y dos palas, tomó la calle Berutti, con dirección al parque, donde había una tranquera que impedía el acceso al parque, ahí descargó sus cosas, y en el baldío de frente, hizo una demarcación de unos 10 metros de lado, luego comenzó una extraña excavación, mientras esta se profundizaba a la tierra que extraía, la iba colocando alrededor de la demarcación y al mismo tiempo plantaba un cerco de tamarisco para retener la tierra que extraía.

Y mientras se profundizaba a la excavación, le iba dando a las paredes una inclinación oblicua de 45 grados, con las paredes totalmente alisadas. Debido a la tierra arcillosa, le fue dando la forma de una pirámide invertida.

Cuando las paredes estuvieron a un metro del fondo de la excavación comenzó la construcción de un montículo, recto pero cilíndrico, con una altura hasta el nivel del suelo y un metro de circunferencia.

Cuando Don Pedro terminó su obra, comenzaron todo tipo de especulaciones porque Don Pedro no atendió nunca a las preguntas que le hicieran, siempre estuvo sordo. Entonces vinieron las conclusiones que la gente imaginaba, unos decían que era para la cría de alevinos otro decía que era para un criadero de ranas.

Pero a nadie se le ocurrió pensar que lo que Don Pedro había hecho era una verdadera obra de arte, no nos olvidemos que esta construcción tenía 10 metros de lado y 6 metros de profundidad, con paredes triangulares y en el centro una especie de obelisco cilíndrico de 6 metros de alto, todo esto pulido y alisados con delicadeza y pulcritud, digna de un gran artista, como si hubiera sido tomada del modelo de una maqueta de un arquitecto y con los cálculos de un ingeniero.

Esta obra terminó después de dos larguísimos años de duro trabajo. Nunca se supo el motivo verdadero de esta extraña obra, que el tiempo, las alimañas y la falta de mantenimiento terminaron con la destrucción de la famosa Cueva del Loco.

Texto de Pocho Mendoza

Centro de Historia Regional

IMPORTANTE: Quien tenga fotos de la Cueva del Loco puede acercarlas a la redacción de Actualidad, en San Martín 227 de General Villegas, o enviarlas a info@diarioactualidad.com