La mayor expectativa de vida ha hecho que las demencias sean enfermedades cada vez más usuales. Cada vez hay más adultos mayores que viven más años. El alzheimer es uno de estos males. El médico y especialista, Pablo Bolgnesi, dialogó con FM Actualidad y remarcó la importancia de no perder tiempo ante la presencia de los primeros síntomas.
Pablo Bologñesi es médico graduado con honores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Realizó la residencia en Psiquiatría en el Hospital Parmenio Piñero de CABA. Se especializó en Neuropsiquiatría y Neurología Cognitiva en la Fundación Favaloro -bajo la dirección del doctor Facundo Manes-, así como también en Gerontopsiquiatría. Es de Mar del Plata pero se casó con una villeguense y por eso tiene un especial cariño hacia nuestra localidad.
Una de las enfermedades que ve con mayor asiduidad en su consultorio es el Alzheimer. «Todas las enfermedades importantes tienen un día en el cual se las conmemora, un día destinado a crear conciencia, a difundir, a brindar información. Pero es tanto el impacto que tiene el Alzheimer que tiene todo un mes destinado a crear difusión y a luchar para que se instalen políticas sanitarias de prevención y de abordaje. Es una enfermedad vinculada con la edad, la edad es el principal factor de riesgo: cuantos más años vive una persona, más posibilidades tiene que esta enfermedad aparezca. Tenemos un crecimiento de la expectativa de vida de la población: tenemos cada vez más adultos mayores que viven más años. De hecho la expectativa del aumento del número de casos de Alzheimer es tan procupante que la OMS la designó como la epidemia del siglo XXI. Si bien no es una epidemia, porque no se contagia ni se transmite, los números de su expansión son impresionantes», explicó el profesional de la salud.
«Los que más la padecen son los familiares, porque es una enfermedad que el paciente no tiene conciencia de estar padeciendo. En cambio la familia sí está conciente y ve el deterioro. Esa persona ya no es más quien era, porque afecta la personalidad y los recuerdos. Uno va perdiendo la identidad. Uno va perdiendo recuerdos de hechos y la memoria semántica, que es comprender conceptos: entender lo que es un auto, lo que es una rosa o que Paris es la capital de Francia. Empezas a no comprender el mundo que te rodea. También afecta al lenguaje: no podés expresar lo que querés decir, no comprendés lo que te están diciendo. Y el lenguaje es fundamental porque estructura nuestro pensamiento. Sumado a esto empiezan a alterarse las conductas: aparece la apatía, la irritabilidad, la depresión, la falta de tacto social y un monton de alteraciones conductuales. Esa persona ya no es quien era y eso es muy doloroso para la familia», agregó Bologñesi.
Importancia del control y la prevención
«El Alzheimer no tiene cura, la memoria que se perdió se perdió. No se puede detener el avance, lo que puedo sí se puede es enlentecerlo y darle al paciente más años de calidad de vida, de independiencia, de autonomía, de capacidad de tomar decisiones y de conservar su sano juicio», explicó el neuropsiquiatra.
Este mal no tiene cura, pero existen algunos hábitos saludables de vida que pueden darle mayor calidad de vida al paciente, como por ejemplo:
- Evitar fumar.
- Controlar los factores de riesgo cardiovascular, incluida la presión arterial alta, el colesterol alto y la diabetes.
- Seguir una alimentación equilibrada que incluya gran cantidad de verduras, frutas y proteína magra, especialmente fuentes proteicas que contengan ácidos grasos omega 3.
- Realizar actividad física y mantenerse socialmente activo, lo cual incluye realizar ejercicio aeróbico.
- Cuidar la salud mental.
- Usar habilidades de pensamiento (cognitivas), como las habilidades de memoria.
- Si bien hay olvidos que son considerados benignos ( por ejemplo no recordar donde está la llave) es recomendable no naturalizar el olvido como algo de la edad y consultar a un médico para que evalúe el estado cognitivo del adulto mayor.