El niño fue dado de alta, luego de muchos meses de tratamiento de quimioterapia por leucemia linfoblástica aguda en la ciudad de Buenos Aires, adonde su familia se había instalado.
Si bien deberá continuar con un tratamiento, lo peor ya pasó. “Ahora tiene que tomar una medicación y viajar cada 15 días para controlarlo. Pero la fase de quimioterapia indovenosa, que fue durísima, terminó. Estamos felices”, dijo Pamela.
Sobre Felipe, comentó que “entiende todo. Este último tiempo se venía dando cuenta de la situación, o nos escuchaba a nosotros decir ‘ya falta poco’; y él decía ‘ya me estoy recuperando’. Y el miércoles, después de toda la revisación médica que le hicieron, la doctora nos dijo que si queríamos podíamos volver a casa. Y él me dijo: ‘ya estoy recuperado mamá’”.