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viernes, noviembre 22, 2024

Y un día volvió Felipe

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Felipe Mazzeo regresó a Santa Eleodora luego de varios meses de duro tratamiento en Capital Federal. Felipe la peleó junto a su mamá y su papá -Pamela Botti y Juan Manuel Mazzeo-. La familia nunca se rindió hasta que tanto esfuerzo dio sus frutos: en el Hospital de Niños Pedro de Elizalde les dieron el alta. 

Lo estaban esperando. Familiares, amigos, vecinos. Todo el pueblo de Santa Eleodora lo recibió como un héroe.

Felipe Mazzeo le ganó a la leucemia linfoblástica aguda, recibió el alta y pudo retornar a su hogar en Santa Eleodora. Luego de mucho tiempo (desde el mes de marzo) de estar radicados en Buenos Aires para que el pequeño pudiera hacer el tratamiento de quimioterapia, Pamela Botti, Juan Manuel Mazzeo y Felipe Mazzeo emprendieron el regreso.

Si bien el niño deberá continuar con un tratamiento, lo peor ya pasó. «Ahora tiene que tomar una medicación y viajar cada 15 días para controlarlo. Pero la fase de quimioterapia indovenosa, que fue durísima, terminó. Estamos felices», le había dicho Pamela Botti a Actualidad ni bien se supo lo del alta médica.

Sobre Felipe, comentó que «entiende todo. Este último tiempo se venía dando cuenta de la situación, o nos escuchaba a nosotros decir ‘ya falta poco’; y él decía ‘’ya me estoy recuperando’. Y el miércoles, después de toda la revisación médica que le hicieron, la doctora nos dijo que si queríamos podíamos volver a casa. Y él me dijo: ‘ya estoy recuperado mamá'», contó emocionada la madre del pequeño.

El niño comenzó con sus problemas de salud el 8 de marzo. «Esa fue la primera vez que él estuvo grave en terapia, pero las cadenas de oración comenzaron la segunda vez que estuvo internado en terapia, en el mes de abril. Para entonces, nosotros ya hacía un tiempo que estábamos en Buenos Aires».

Pamela agradeció «el apoyo que hemos tenido mi marido y yo en nuestros trabajos. El doctor Bertone (director de Hogares y Centros de Salud del distrito) estuvo siempre conmigo, el doctor Campana (intendente) se ha comunicado en algunas oportunidades, Martín Recalde (director de Recursos Humanos); y ni hablar mis compañeros de trabajo. Lo mismo con mi marido (policía) en el caso de sus superiores, César Colareda (comisario) y Lucas Pereyra (subcomisario). Siempre pendientes y apoyándonos en esto, eso es muy importante. Eso nos ayudó a seguir adelante».

Felipe regresó a donde pertenece, volvió con su gente que lo esperaba con los brazos abiertos. Volvió recuperado luego de estar muy grave y de sufrir un enfermedad muy agresiva para un niño tan pequeño. Pero nunca se rindió. Hoy es tiempo de disfrutar.

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