La piedritense Adriana Galván se crió en Santa Rita. Su familia tiene larga historia dentro del Lobo: su papá fue uno de los técnicos cuando salieron campeones en tercera y su hermano fue campeón en el 83. «Somos una familia futbolera», reconoce Adriana.
Docente de profesión, Adriana Galván logró conjugar sus dos pasiones dentro de Santa Rita: el fútbol y la educación/formación de los pibes. Desde hace años trabaja como Coordinadora de Inferiores, sacando a los chicos de la calle y poniéndolos en la cancha, donde tantas alegrías le han dado al Lobo en los últimos años: todos los chicos de la cantera que salieron campeones desde el 2012 hasta la fecha (cuatro campeonatos en siete años) fueron fichados por ella.
«Siempre apunté a la junventud, a los chicos. Tienen que estar ocupados, no pueden estar en la calle. Las mentes vacías no sirven. Desde el club se les abren las puertas a todos los chicos que quieran acercarse. Mi papá luchó por los chicos. Yo seguí lo que él nos impuso a nosotros: hay que trabajar siempre apuntando a los chicos. Si a lo mejor no llegan a ser grandes jugadores no importa, porque a lo mejor llegan a estar en la comisión, a ser el aguatero o el preparador físico, pero siempre hay que acercarlos al club para que no estén desocupados en la calle porque no es algo bueno para los chicos. Mi papá fue quien fichó a todos los chicos que salieron campeones en el 83. Y yo tengo el orgullo de haber fichado a los chicos que salieron campeones desde el 2012 hasta ahora. Eso te da orgullo y satisfacción. Es un orgullo ver lo que ha crecido el club y lo que está creciendo», afirmó Galván.
Como Coordinadora de Inferiores su tarea es asegurarse que a los profesores y a los chicos no les falte nada. También ayuda a las familias y controla que los chicos asistan a los entrenamientos. «En total son 94 chicos que vienen. Los entrenamientos son el martes, el jueves y el viernes. Les damos la merienda todos los viernes. Lo importante es que el chico juegue en su categoría, no poner uno más grande para poder ganar. ¿Sino qué le enseñamos al chico, que tenemos que mentir para poder ganar? Cada cual en su categoría. Si perdemos no importa, porque vamos aprendiendo. Después llegarán los resultados que llegan en la primera», explica Galván.
Su gran sueño es que Santa Rita tenga un gimnasio donde los chicos puedan practicar y hacer distintos deportes, incluso en los días de lluvia. Mientras tanto continúa con su incansable y silenciosa labor: llenando la cancha de Santa Rita de niños que serán los campeones del mañana.