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lunes, diciembre 9, 2024
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El límite está en la mente

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Esa podría ser la frase que resume la historia de vida de Daniel Diez. A pesar de que le falta su mano izquierda de nacimiento, esto nunca fue un obstáculo para Daniel. Anda en bicicleta, en moto y es el profesor a cargo de la Escuela de Remo del Club La Botera. Él mismo diseñó los dispositivos que le permiten hacer todas esas actividades. Días atrás brindó una charla sobre los beneficios del canotaje en la rehabilitación muscular en pacientes con cirugías mamarias.

 

«Ver el parque del lado de adentro, sentado sobre el agua desde la laguna, es distinto a verlo paseando en auto. Es otro el parque», invita Daniel Diez. Todos aquellos que quieran acercarse a conocer La Botera y los beneficios del canotaje tiene las puertas abiertas. Así lo hace saber Daniel, quien está a cargo de la Escuela de Remo.

Días atrás La Botera realizó una charla sobre los beneficios de la práctica de canotaje en la rehabilitación muscular en pacientes con cirugías mamarias. La jornada estuvo destinada a las integrantes de LALCEC Villegas y a personas que padecieron dicho cáncer.

«La actividad la íbamos a hacer el año pasado (en el marco de la campaña contra el cáncer de mamas) pero nos corrió la tormenta. Este año lo pudimos hacer. Era una charla para que se acercaran y vieran los beneficios que tiene el remo. Luego de una cirugía quedan problemas en los músculos, el brazo se entumece y duele después de las operaciones. Para relajar eso, para ejercitar y volver a recomponer el músculo, los movimientos que hacemos cuando remamos son beneficiosos. Es algo que ya está comprobado y hay muchos lugares que tienen grupos de mujeres haciendo eso», señaló Diez.

«Por eso propusimos que, habiendo mujeres con esa patología, se acercaran. Las llevamos a dar una vuelta en la canoa. Este es un deporte de bajo impacto, el límite lo pones vos: no te vas a hacer mal en un músculo por una sobrecarga. Se mueven un montón de músculos y es un ejercicio muy bueno», añadió.

Superando obstáculos

«Todo empezó en una carrera de autos. El locutor dijo ‘Van a demostrar que no son ningunos mancos’. Eso me quedó y dije ‘¿Por qué? Yo algún día voy a correr en auto’. En ese momento tenía 12 o 13 años. En auto nunca pude correr, pero a partir de ahí intenté hacer distintas cosas. Mis padres nunca me dijeron ‘No hagas esto porque no podes’. Hice siempre de todo, desde chico», rememora Diez.

Entre sus múltiples actividades están el ciclismo, las carreras de moto y el canotaje.

Cuando empezó a remar tuve que hacer un dispositivo para poder agarrar la pala. Le llevó unas cuantas noches sin dormir, pensando cómo hacerlo, pero pudo hacerlo. Tiene dispositivos para remar, para bicicleta y para moto.

«El tema de las capacidades diferentes es según cómo lo tomes. Lo que siempre intenté es demostrar que podía hacer lo mismo que una persona con dos manos y superarlo. Me di el gusto y el lujo de andar en moto por la montaña como cualquier persona convencional», explicó.

Tras varios años de remar y la salida del profesor que estaba a cargo de la Escuela de La Botera, Daniel decidió hacerse cargo de los chicos que asistían a la institución. «Es lo que me gusta, estar en el agua me encanta. Las clases son los martes y los jueves, a partir de las 18 horas. Dentro de la escuela tenemos chicos entrenando porque están compitiendo, y también tenemos los que recién inician. Hay distintas clases de botes según la dificultad y el conocimiento. Arrancamos con botes escuela y después lo vamos cambiando. No hay límites de edad», finalizó Diez.

La Escuela es gratuita. Cualquiera puede asistir para conocer y practicar este deporte. También se puede colaborar con la institución asociándose a ella.

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