Albertina Azcona es de General Villegas, pero está radicada en el Estado de Jalisco (México) con su esposo y sus hijas. Tanto ella como su familia están viviendo la crisis mundial ocasionada por el coronavirus con preocupación, ya que el gobierno del país centroamericano no tomó ninguna medida de seguridad tal como el cierre de las fronteras o de los aeropuertos. Además, la cercanía de Estados Unidos -país con circulación sostenida del COVID-19- es un riesgo permanente.
«Los casos que declaran oficialmente como infectados no son reales, hay muchos más. Ya se entró en la fase 2. No es oficial, pero ya se entró. Los contagios ya son internos, no solamente de gente que viene de afuera. Nunca se restringieron los vuelos, ni nacionales ni internacionales. No se tomaron las medidas que se tienen que tomar a nivel país. Cada Estado hace lo que cree mejor», comenzó describiendo la villeguense.
«Yo vivo en el Estado de Jalisco, donde decidieron suspender las clases. Pero en el 60 o 70% de los Estados no se suspendieron las clases. La gente sigue haciendo vida normal, muy pocos somos los que estamos encerrados. Solamente salgo para algo sumamente necesario. Mi esposo sale porque tiene que trabajar. La hotelería, que es lo que sostiene al turismo, se está cayendo en picada. Se vienen tiempos difíciles: se redujeron los salarios, se echó gente, el nivel de pobreza en México es muy importante. El dólar se disparó. Además de la salud, la economía está colapsando muy rápido», agregó Albertina.
Pero quizás lo más grave de la situación es que Jalisco es un Estado muy visitado por turistas y todos los días llegan miles de personas. «Donde yo vivo es una zona de turismo, entonces la gente en lugar de quedarse en sus casas dicen ‘vamos a Puerto Vallarta’ y caen acá porque dicen que el virus no sobrevive al calor. Eso no es así. Todos nos podemos contagiar. Vallarta va a ser un foco importante porque viene gente de otros lados a quedarse aquí. Hasta que no cierren las fronteras esto va a crecer y crecer. En Argentina están tomando más medidas que las que se están tomando acá. Estamos pegados a Estados Unidos, donde hay muchísimos casos y han tomado medidas extremas, pero no se aprende ni se copia», comentó.
«Tratamos de cuidarnos entre nosotros lo más que podemos»
«Estamos siguiendo los lineamientos de quedarnos en casa, lavarnos las manos todo el tiempo. Mi esposo llega de afuera, se saca los zapatos y pasa directamente a bañarse sin saludar a las niñas hasta que no esté totalmente desinfectado. Él está en contacto con gente de muchos lados. Hay gente que no tiene opción: tiene que salir a trabajar y no hay otra. Pero hay muy poca educación, muy poca consciencia. El presidente no toma consciencia y cree que no hay que cerrar fronteras, que no nos va a afectar tanto. Es triste y preocupante porque hay mucha gente que la está pasando mal. Va a llevar tiempo salir adelante», se despidió.