La política (de la mala) no respeta nada y no descansa. No se detiene ni ante una pandemia que tiene en vilo al mundo entero.
El coronavirus amenaza a los argentinos. De hecho, ya hay decenas de muertos y más de 1500 infectados en nuestro país. En medio de la cuarentena y de la situación más crítica por la que atraviesa nuestra Nación en años (tanto en lo que respecta a la Emergencia Sanitaria como a la monumental contracción económica consecuencia del aislamiento obligatorio) alguien decidió que era un buen momento para hacer una encuesta telefónica para medir la imagen política de algunos dirigentes y posibles candidatos.
Ya son varios los villeguenses que le manifestaron a Actualidad haber sido llamados. La encuesta telefónica es anónima y se piden algunos datos personales mínimos (como por ejemplo sexo, edad y nivel de instrucción).
La encuesta busca medir la imagen positiva de candidatos y dirigentes. A quién votarías, a quién votaste, quién sería un buen candidato a nivel local, qué te parece la gestión de los actuales gobernantes, son algunas de las preguntas efectuadas. Las opciones para calificar van de «Muy malo» a «Muy bueno».
¿No es imprudente, en el momento dramático que atravesamos, hacer una encuesta política? Ya sea que la encuesta la lance el oficialismo o la oposición: ¿No es demasiado prematuro que se hagan este tipo de mediciones en un año no electoral? ¿Quién puede estar pensando en posicionar a un candidato en un crisis como la que vivimos? Sabiendo que este tipo de encuestas suelen ser muy caras: ¿No sería conveniente usar ese dinero con fines más nobles y destinarlo a combatir el coronavirus o paliar la crisis que genera la pandemia en múltiples sectores? ¿Será que alguien, al mejor estilo de los «caranchos», quiere sacar rédito político de uno de los obstáculos más difíciles que nos toca enfrentar como país?
Evidentemente hay muchos que tienen las prioridades trastocadas y no entendieron nada.