Luis Páez es de esas personas para las que el tiempo parece no pasarles. Está igual, aunque el almanaque orille los 60 y no se lo vea tanto por Villegas desde que se jubiló del Banco Provincia y se radicó en Mar del Plata.
El hombre en cuestión, gran deportista, jugó a todo y en todo lo hizo bien: fútbol, basquet, padel, voley, tenis o lo que prefiera. También jugó en los tres de Villegas: Eclipse, Atlético y Sportivo, entre otros. Y al papy, un crack. La rompía en el gimnasio de la Maquinita.
«Mar del Plata era lo que yo quería para mí en esta etapa de mi vida. Estoy tranquilo, cuando se puedo salgo a correr. Vida normal, hasta que apareció la pandemia», contó a OVACIÓN del otro lado de la línea telefónica.
«Lo de las variedades de deportes se fue dando. Uno empieza como cada chico, yendo a la canchita del barrio a jugar al fútbol. Como la canchita de Oreste Crusat. Un día Luis Laburu nos vió jugar y nos llevó a un baby en cancha de Sportivo. Tendríamos 6 o 7 años. Y así fuimos entrando en el tema», recordó sus primeros años en el deporte.
Como Oreste Crusat (p) era presidente de Eclipse y Luis amigo de Oeste Jorge, su hijo, de su mano se acercó al fútbol y el basquet de la institución.
«Jugábamos los torneos Evita. El Zorro Draperi era el que nos reclutaba y entrenaba. Fue cuando llegamos a jugar la final de la provincia de Buenos Aires en Mar del Plata. Yo era el más chico. Todos jugaban bien: Raúl Baños, Marcelo Ochoa, Canito Romero, todos más grandes. Yo iba medio de colado», agregó.
Un día llegó a Sportivo, después de muchos años. «Ya era medio grande, con más oficio y experiencia. Incluso va cambiando las posiciones. De chico yo era delantero, pero cuando llegué a primera me empezo a gustar el mediocampo. Perdí velocidad pero empecé a agarrar más la pelota. Me sentía más cómo en el medio», reconoció.
Llegaba al gol Luis. Y metió muchos con distintas camisetas, incluso la de Cosmopolita de Piedritas. Y con Los Chicos Malos, mítico equipo de papy fútbol, de a puñados. Pero no se quedó solo con el fútbol.
En el básquet también tuvo lo suyo. Fue parte de la época dorada de Eclipse, bajo el mando de Héctor Ochoa; y de la era moderna en Atlético, rescatado por el Oso Olalde y otros jóvenes que supieron de su pasado.
«Vení a entrenar», le dijeron. Y fue suficiente: «Fuí para divertirme y terminé jugando algunos partidos de la Asociación de Básquet de Trenque Lauquen (ABTL), donde salimos campeones en 2014 y 2015».
Bueno para todo, hoy en Mar del Plata Luis Páez sigue jugando torneos de tenis y padel. El deporte es lo suyo. ¿Cuál será el próximo?