Carlos Halatino empezó a jugar al fútbol desde pequeño, en la Escuela de Drabble. «Me gustaba jugar al fútbol, fue siempre mi pasión», reconoce en diálogo con OVACIÓN. Si bien su vida como futbolista transcurrió en su mayoría en Santa Rita, Carlos también jugó en Sportivo y se retiró en el Club Atlético Villegas, en el año 1980.
«Yo fiché para Eclipse, pero nunca jugué. Nosotros vivíamos en el campo. Me descubrieron Mario Herrera y el sr. Crusat. Me fueron a ver al campo. Yo tenía más o menos 13 años. Ellos fueron a ficharme. Vine a Eclipse y estuve en unos amistosos, pero nunca jugué porque iba al banco de suplentes. Yo quería jugar al fútbol. Como no tuve la suerte de jugar en Eclipse no fui nunca más», recuerda Halatino.
«Después me llevaron a Santa Rita. Yo iba en moto con un compañero que jugaba ahí. Jugaba en reserva. Un día falta el 10 habitual que jugaba en Santa Rita y el DT Donato Ratero nunca me dijo que iba a jugar en primera. Cuando llegamos a Buchardo, porque jugábamos contra Buchardo, yo tenía un susto bárbaro. Jugué y reemplacé al número 10. Desde ese momento seguí jugando en primera», agrega Halatino.
Tuvo un paso por Sportivo en el año 1972 y luego retornó a Piedritas, donde jugó hasta su retiro final vistiendo los colores de la Academia.
«Tuve la suerte de compartir la cancha con muchos jugadores de alto nivel, como los dos Sesino, los dos Farías, Blanco, los dos Miranda, Iparraguirre, Acevedo. Recuerdo una vez que me mandaron a marcar a Cuervo de Ingeniero: me echaron a los 10 minutos. Me dijeron que no lo tenía que dejar mover, pero en una baldosa me hacía un desastre», rememora.
Cuando se retiró tenía apenas 30 años y siguió jugando entre los veteranos hasta que su rodilla dijo basta. «Sigo mirando fútbol. Siempre me gustó. Es mi pasión», se despide Halatino.