Ricardo «Chiqui» Llanos es un jugador muy querido y recordado por la parcialidad del Club Atlético Villegas, ya que formó parte de aquel gran equipo académico tricampeón en la década del ’70. Salió campeón con el León en el año 1975, tuvo un paso fugaz por Bunge en 1976 -fue cedido a préstamo- y al año siguiente regresó a Atlético para coronarse nuevamente campeón de la Liga de Fútbol local.
Llanos empezó su carrera futbolística haciendo las inferiores en Racing de Avellaneda. Luego pasó a Excursionistas. «Me tocó el servicio militar. Cuando volví a Excursionistas estaba Labruna, y como él no me conocía y yo no lo conocía tuvimos un par de discusiones y me fui. Luego pasaron unos años y me hablaron para ir a jugar a General Villegas», rememora.
Llanos era wing y era un jugador veloz y peligroso. Tan bueno fue su desempeño dentro de las canchas que desde Libertad se contactaron con él para llevarlo a jugar a Paraguay. «Cuando estaba en Villegas me llamaron para ir a Libertad para jugar la Copa Libertadores, cuando jugaban la final con Boca (1977). Estaba todo para arreglar. Nos encontramos en el hotel donde hizo la concentración el equipo guaraní. El técnico y los jugadores me querían. Pero el tesorero no estaba y yo viajaba el sábado para Villegas, así que me fui. Perdí la conexión. Al año siguiente me llamó el técnico, Rodríguez, que se iba a ir a dirigir a Colombia; pero como le dieron la dirección técnica de Paraguay ahí se cortó la relación», explica en diálogo con OVACIÓN.
En las canchas de nuestra Liga dio cátedra y fue protagonista en muchos partidos que quedaron en la memoria del hincha. Sin embargo, él recuerda un partido en especial: un clásico contra la «Maquinita». «Me acuerdo de ese gol que le hicimos a Eclipse, que le ganamos 1 a 0 sobre la hora. En ese partido me pegaron un ladrillazo en la espalda», dice Llanos.
Por Bunge tuvo un breve paso y buen rendimiento, pero sin dudas que los momentos más importantes los vivió con la camiseta de Atlético.
Su alejamiento del fútbol se debió al trabajo que le absorbía todo su tiempo y energía -«Laburaba todos los días, hasta el domingo», explica- y poco a poco se fue desconectando de la pelota. No obstante, nunca pudo desconectarse de su paso por Villegas y por nuestra liga, donde vivió gratas experiencias y dejó muchos amigos. «Les mando un saludo y abrazo fraternal para todos los amigos de General Villegas», se despide Llanos.