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domingo, octubre 19, 2025
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Pablo Wegrzyn, piel y corazón de Lobo

Pablo Wegrzyn es un piedritense que hace varios años se encuentra radicado en Mar del Plata. Lleva a Santa Rita en la piel y en el corazón, igual que su padre, pero a pesar de que jugó 20 años en la primera división del Lobo nunca pudo gritar campeón. Eso suena raro en estos días, ya que se ha hecho costumbre ver a Santa Rita en lo más alto. Cada vez que arranca un campeonato, el Lobo es candidatazo a quedarse con la gloria.

Pero eso no fue siempre así. Hubo una época en la que Santa Rita iba siempre de punto, en la que los flashes y las primeras planas se los llevaban otros equipos, en la que el 11 titular no salía de memoria, en la que los resultados se le negaban, en la que la cancha no era un billar, en la que el club no estaba tan ordenado como hoy. En esa época es en la que jugó Pablo.

«Debuté en el 89, con 16 años, y jugué hasta el 2009. No tuve la suerte, como muchos que la porfiamos tantos años, de poder gritar campeón. En el 93 ayudé a mis compañeros de reserva. Yo ya estaba en primera y me pusieron para reforzar el equipo. Pudimos dar la vuelta, pero fue en tercera. En primera no tuve la suerte», comenta Pablo en diálogo con OVACIÓN.

En Santa Rita jugó con el «Toco» Luna, César Losino, «Pichi» Torres de Rufino, Néstor Chapado, Aníbal Ponzi, entre otros.

Clásico contra el hermano (con insulto del padre incluido)

Pablo recuerda un clásico en particular, cuando se enfrentó a su hermano Juan que vestía los colores del Cosmo. Ambos eran los capitanes de sus respectivos equipos.

«Juan pasó de Santa Rita a Cosmopolita porque en el Lobo no le daban lugar. Nos decíamos de todo, pero con respeto. Fue una linda experiencia haber jugado en contra. Mi viejo no estaba muy contento con Juan. En una jugada Juan se tira contra el alambrado a hacer tiempo y mi viejo no se aguantó y lo puteó. A su propio hijo. Al final terminamos ganando 1 a 0», rememora.

Un cambio de 180 grados

«Los campeonatos de Santa Rita en los últimos años han sido algo muy lindo. No podía viajar a las finales, pero lo llamaba a mi viejo y escuchaba la transmisión de OVACIÓN a través del teléfono de mi viejo. Disfruté un montón. Me hubiese encantado jugar con el ‘Choco’, con un jugador así da gusto. Agradezco que todavía esté en Santa Rita», afirma Pablo.

Y añade: «El club hoy por hoy está bárbaro futbolística e institucionalmente. Hay una comisión que trabaja muy bien. No solamente la comisión, sino que hay muchos socios y simpatizantes que siempre están colaborando. Cuando yo jugaba jamás tuvimos un campo de juego en el estado que está hoy el de Santa Rita. Antes la pelota era un conejo. El club ha crecido muchísimo en todos los aspectos. La comisión directiva se merece un 10 en todo. Creo que todos los resultados a nivel deportivo dependen mucho de la organización, del club en general».

Desde el 2012 a la fecha, Santa Rita hizo un cambio notable, convirtiéndose en uno de los mejores equipos y en uno de los clubes más organizados institucionalmente. Pero además, cambió la mentalidad del jugador del Lobo.

«Cuando fue el ‘Pato’ Tracey en el 2012 le cambió la cabeza al jugador del pueblo. Cuando nosotros jugábamos no teníamos la mentalidad de los jugadores de ahora, que no faltan al entrenamiento y se cuidan los sábados. Cuando nosotros jugábamos había chicos que preferían ir a cazar liebres en vez de ir a jugar», concluyó.