Entrevistamos al Ingeniero en Sistemas Gustavo González Figueroa, quien reflexionó acerca de cómo la pandemia de COVID cambió para siempre la forma de trabajar, consumir películas y música, comprar y hasta educarse.
Este año ha sido único y particular. La pandemia de coronavirus llegó para romper nuestra rutina, nuestra normalidad. De un día para el otro todo se volvió virtual: las clases, el trabajo y hasta las reuniones con familiares. Poco a poco herramientas como Zoom y Google Meet -que antes eran desconocidas para la gran mayoría- se volvieron parte de nuestra vida cotidiana.
Este 2020 -que quedará grabado a fuego en la historia de la humanidad- es un año bisagra porque ya nada será lo mismo a partir de él y por cómo modificó nuestras realidades.
Para dialogar y reflexionar sobre esto entrevistamos al Ingeniero en Sistemas Gustavo González Figueroa, quien hace años que trabaja en forma remota con empresas internacionales.
«Cuando me mudé a Villegas en el año 2008 vine a trabajar desde mi casa para una empresa que tiene su central en Estados Unidos. Lo único que tenía era una conexión a internet. Y tuve que acostumbrarme a esto que hoy en día para todos es normal: el Zoom el Meet, para mí era el día a día. Así era como yo me comunicaba con empresas, clientes y muchas veces hasta firmaba contratos de manera virtual. La pandemia nos llevó a que todo el mundo lo haga de manera casi obligada», comentó.
Diario Actualidad: ¿Cómo afectó la pandemia en los negocios y en el mundo laboral?
Gustavo González: Cambió todo lo que hacíamos tanto desde la venta como desde el consumo. Hoy en día utilizar las redes sociales para publicitar cualquier emprendimiento es algo super necesario. La gente se acostumbró a consumir, a pagar las cuentas, todo de manera virtual. Algunos lo empezaron a hacer por un tema de cuidado personal y después porque una vez que probas esto te cuesta volver. La pregunta es cómo va a quedar el día después de esto. El crecimiento de Mercado Libre fue exponencial. Tienen 50 millones de usuarios únicos por día. Es increíble cómo crece el comercio virtual, cómo crece la manera de presentar los productos y de empujar a la gente a consumir esos productos.
Esto empujó a muchas empresas a decidir que los empleados trabajen desde sus casas. Esto de la conectividad hizo que las empresas tuvieran que actualizarse. Hablábamos hace tiempo de la nube, que estuvieran los sistemas en la nube. Esto fue un cambio muy importante porque sin importar dónde uno estuviera te podías conectar y trabajar. Esto llevó a las empresas a permitir a los trabajadores que, estén donde estén, realicen su trabajo. Es una reconversión, todos nos fuimos adaptando a este nuevo mundo. No nos quedaba otra que adaptarnos a las herramientas que había.
Hay que tener cuidado porque el trabajar en tu casa hace que derribes las 8 horas. Antes vos ibas al trabajo, te sentabas, a las 12 cortabas, después volvías a la tarde. Vos tenías tu ámbito de trabajo e ibas a la oficina. Cuando trabajás desde tu casa ya no tenés eso: te levantás, te lavás los dientes, te tomás un café y estás trabajando. Eso generó problemas de perder los horarios. Hay gente que me dice que está trabajando más que 8 horas porque en la casa nunca corta. Uno pierde ese concepto porque uno está trabajando en un lugar que no es la oficina. Las empresas empezaron a medir que esto de trabajar en la casa y de la virtualidad generó más productividad. Es más productivo para la empresa tener a los empleados trabajando en sus casas que hacerlos ir a la oficina. En ciudades grandes se pierden 45 minutos o una hora de viaje, que es tiempo improductivo para la empresa y el empleado. Ya no vamos a volver al concepto de 8 horas en la oficina.
El otro lado de la hoja dice que si uno no se encuentra con las personas no crea esa solidaridad o intercambio de ideas. Tenés una reunión importante, termina el Zoom y te desconectás. Mientras que en la vida real tenés una reunión, termina y te quedás intercambiando ideas. Seguís charlando de otros temas y por ahí se generan ideas. Eso se perdió. Las empresas grandes están yendo a un concepto de «oficina flexible»: ya no está más el escritorio con la foto de la familia, sino que los escritorios son flexibles y el que viene a la oficina se sienta en cualquier escritorio disponible. Se está empezando a jugar con esto de lo virtual más lo presencial, todo enfocado en la productividad.
DA: ¿Pero esto de excederse en las horas de trabajo puede afectar a los empleados?
GG: Es importante marcar límites: me levanto y me cambio para trabajar en casa, no me quedo en pijama. Corto para almorzar, corto a las 5 de la tarde. Marco los límites. Hay una diferencia entre el «Home office» y el trabajo remoto. Hay emprendedores, freelancers, cuentapropistas que son los que tienen la oficina en la casa. Pero otra cosa es el trabajo remoto cuando uno trabaja para una empresa: hay que manejar esos límites para la salud y la sostenibilidad.
DA: ¿Y cómo afectó a la educación?
GG: Métodos arcaicos de educación siguen siendo métodos arcaicos de educación. No puedo seguir educando de la misma manera que lo hacía en el aula conectado vía Zoom. El gran cambio en la educación fue no por las herramientas tecnológicas, sino por el cambio de pedagogía. Muchos vimos docentes que se podían acomodar a ese cambio y otros a los que les costó mucho más. Ese fue el cambio. La tecnología siempre estuvo disponible, las herramientas estaban, pero lo más difícil de llevar adelante fue esto de cambiar la manera de enseñar.
Yo fui docente y el gran tema de la docencia es no poder ver la cara: yo estoy dando una clase y no puedo ver qué está pasando con los chicos, no puedo ver si no entienden, si hay que volver para atrás. Eso es difícil de lograr con la virtualidad, con el Zoom. Hubo herramientas virtuales exitosas que se van a seguir haciendo y otras herramientas que no reemplazan la presencialidad.
Lo virtual trae muchas posibilidades. Muchos chicos que estudiaban carreras de grado en la universidad estaban en Villegas, toda la mañana cursaban en la facultad y estaban acá. Eso puede impactar en localidades como ésta: que vos puedas vivir acá y al mismo tiempo estudiar en una universidad de primer nivel de cualquier parte del mundo.
También nos trajo la brecha digital. Muchos docentes no daban las clases porque los chicos no tenían conectividad o computadora. Tenemos que ver esa realidad y ver cómo el Estado puede acortar esa brecha.
DA: Otra particularidad es el consumo de medios, el streaming fue la estrella del año…
GG: ¿Qué pasaba si la pandemia sucedía hace 20 años? Estaríamos haciendo cola en el videoclub. El streaming fue todo: Facebook live, Instagram live, ni hablar de Netflix como gran estrella con 200 millones de usuarios a nivel mundial.
Disney cerró sus parques desde marzo. Ellos están reconvirtiendo su negocio y Disney Plus llegó, en un año, a 70 millones de usuarios, algo inimaginable para cualquier empresa de streaming. Están reconvirtiendo el negocio de distribución de películas para mostrarlas online. Hasta hay películas que ni siquiera van al cine y directamente van al streaming.