Llegó a Sarmiento de Junín con 13 años, en octava división. Hizo las inferiores y fue escalando hasta llegar a la primera del Verde. Ahora, con 22 años, logró su tan anhelado sueño: afianzarse en el 11 titular y ascender a la máxima categoría del fútbol argentino.
Luego de la alegría de consagrarse campeón de la Primera Nacional y ascender a la Liga Profesional con Sarmiento de Junín -tras vencer a Estudiantes de Río Cuarto 4 a 3 desde el punto del penal-, luego de la caravana y el regreso triunfal a Junín, Martín García volvió a General Villegas para compartir esa felicidad con su familia y sus amigos.
El futbolista -que integra el plantel del Verde junto a otros villeguenses como Julián Brea (Charlone) y los hermanos Fermín y Juan Antonini- aprovechó su estadía en General Villegas para visitar los estudios de FM Actualidad y dialogar con Edgardo Bonetto.
«Salir campeón de la manera que salimos campeones, disfrutar de la gente que nos esperó en Junín, fue algo inolvidable. Esta profesión requiere de tener sueños claros, de luchar por lo que uno quiere. A mí se me hizo realidad. Muy poca gente cumple sus sueños, así que me considero un afortunado», comenzó diciendo Martín.
Este plantel logró lo que Sarmiento no conseguía desde hace mucho tiempo: ascender a la primera división. La última vez fue en el 2014. Tras su descenso, el Verde jugó tres finales para ascender y perdió todas. La cuarta fue la vencida.
«Entramos muy dormidos y ellos de mitad de cancha para adelante eran un equipo muy distinto al que eran de mitad de cancha para atrás. Entraron muy picantes. En el primer tiempo, hasta el gol nuestro, manejaron el partido ellos. Un ataque atrás del otro. Cuando nos pudimos tranquilizar y tener un poquito más la pelota, llegó el gol. En el segundo tiempo cambió todo: las chances más claras fueron todas nuestras. Fue un partido duro, lindo», describió Martín.
Si bien los primeros minutos del partido no fueron auspiciosos y había olor a goleada por parte del «Imperio» de Río Cuarto, el marcador de punta villeguense nunca dudó: «A nuestro equipo siempre lo caracterizó el orden: el orden defensivo y el orden cuando atacamos. Sabemos que en algún momento alguna situación de gol vamos a crear y siempre algún gol metemos; porque adelante cuando pegamos, pegamos fuerte. Sabíamos que en algún momento iba a caer el gol, pero teníamos que estar ordenados, teníamos que tener la pelota y no jugar un partido de ida y vuelta como el que presentaban ellos», expresó.
A pesar de no haber participado en las tres finales perdidas, era inevitable que ese fantasma revoloteara por la cabeza de Martín García. También en la de sus compañeros. «Me tenía mucha fe porque sabía que íbamos a hacer un buen partido. Pero a la ansiedad no la podía manejar. Sciacqua (el DT) nos pidió que tengamos orden y que no nos volviéramos locos. Tratamos de ordenarnos en la cancha y se nos dio. A los 37 me terminan expulsando por doble amarilla. Creo que el árbitro compensó conmigo. Me tocó vivirlo de afuera y estaba el doble de nervioso. Cuando terminó, me arrodillé y lloré. No lo podía creer. Todavía no caigo de lo que hemos logrado», dijo.
Los hinchas los esperaron en Rojas. Desde allí hasta Junín fue una caravana de alegría. Tanta gente había que, en muchos pasajes de la ruta, la caravana avanzó a paso de hombre.
Ahora es momento de descansar, pero ya a partir del lunes que viene los jugadores del Verde deberán regresar para comenzar la pretemporada y un nuevo desafío: jugar en primera división.
