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viernes, septiembre 5, 2025
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Cecilia Bernal nos habla de la importancia de «tomarnos un tiempo para desconectar» del exterior

ACTUALIDAD dialogó con Cecilia Bernal, profesora de yoga, para brindar herramientas que permitan atravesar la realidad que vivimos frente al COVID-19. La idea es que al menos por unos minutos diarios cada uno pueda, a través de lo que más le guste hacer, desconectar de la información que nos rodea y nos permita continuar un tanto más «aliviados» en este contexto actual.

Actualidad: ¿Cómo hacemos para desconectar por un rato de esta realidad que estamos atravesando?

Bernal: Tomarnos un tiempo para desconectar sería la prioridad en el día a día. Desconectar del exterior, de toda la información que llega; y conectar con lo que mantiene nuestra energía en una vibración con la que podamos acompañar esta «crisis». Hoy la tierra está viviendo una transformación y ¿cómo la llevamos?, ¿cuál es el objetivo?. Tengo que poder conectarme con algo. Nosotros (como el celular) también tenemos que conectar nuestra batería, nuestra alma, mantenerla alimentada de lo que la nutre. Esto es primordial y generalmente uno no lo hace. Y llega un momento en que no damos más, estamos estresados y ahí paramos. Bajamos un poco las revoluciones y después volvemos, hasta que llegamos al cero por ciento de la batería. Por qué nosotros no tenemos una rutina, con nosotros mismos, de recargar o reconectar y recordar esa parte que nos mantiene vitales, vivos. Es mantener la llama interna. Es un super momento para estar atentos y hacernos responsables de mantener esa chispa despierta. Entramos en un oleaje de noticias que nos hace bajar la vibración; y tenemos que recordar que somos energía, vibración. ¿Cómo estoy ahora? ¿Cómo me siento? Paro, respiro, me conecto con el corazón, con el cuerpo.

A: ¿Cómo logra hacerlo aquella persona que nunca hizo parte de sus días esta desconexión?

B: El obstáculo más importante es cuando uno dice: ‘yo no puedo’ o ‘es difícil’. Es difícil lo que no intento, cuando lo intento veo que me puedo sentar, parar mis revoluciones. Creo que en primer lugar tenemos que hacernos responsables de nuestra vibración, de nuestro estado, de nuestro bienestar, porque sino estamos echándole la culpa de todo lo que sucede al exterior y depende de nosotros parar. Hay que decidir qué hacer. A veces uno puede pedir ayuda. Hoy hay muchas herramientas para ‘bajar’, a veces necesitamos de otro para hacerlo, como una sesión de reiki o meditación con alguien. En YouTube hay muchas clases también de meditaciones. Son elecciones que uno hace en la vida, en el día a día. Yo hago yoga porque necesito bajar a tierra, porque mi cabeza también tiene los mismos rayes que cualquiera. No hay receta. Hay que ver qué le resuena a cada uno: caminar sola, ponerse a tejer, hacer huerta, cocinar, salir a correr. Lo importante es ver cuáles son esas actividades que a uno lo desconectan de todo el ruido externo y te reconectan con tu ser, esas actividades en las que uno dice ‘uy, se me pasó el tiempo, no me di cuenta y me siento más viva’. Salimos del automático del día a día. Tratar de encontrar actividades que uno sienta que le alimentan el alma, porque sino andamos todo el día cumpliendo obligaciones y la batería la perdimos. Si en el ambiente hay una energía baja yo voy a quedar ‘tomada’ por esa energía; y tengo que hacerme cargo para hacer algo para elevar mi energía. ¿Cuál es la clave? Nuestro sistema inmunológico, mantener la vibración alta. Entonces, ¿qué vamos a hacer para eso?.

A: ¿Cómo hacen aquellas personas que no conocen la virtualidad?

B: Volvamos a lo simple, a la espiritualidad práctica, al que por ejemplo está en el campo, saca una silla y se sienta a mirar la naturaleza. No es necesario usar las redes o la computadora. Mejor todavía. No lo necesitamos si nos conectamos con lo orgánico. Lo que pasa que a veces estamos tan acostumbrados a estar conectados, que no estarlo es todo un desafío. Aquel que lo necesite que siga conectado, pero por lo menos elegir con qué me conecto.

A: Que sirve para todas las edades… Todos están atravesados por esta pandemia.

B: Sí. Estamos en un proceso de cambio. Podemos querer que sea como antes, pero no va a ser. Y tampoco sabemos cómo va a ser. Lamentablemente el ser humano aprende mucho más por el sufrimiento y el dolor, que por la experiencia agradable. Entonces seguimos necesitando de eso para que algo cambie. Para algunas personas ha sido muy doloroso y son procesos muy fuertes; y lo único que podemos hacer es ver cómo lo transitamos, sabiendo que hay una forma que se está muriendo, el cómo nos relacionábamos y vivíamos; y no podíamos seguir así. Creo que a la vez es un momento de mucha creatividad y ver cómo nos reinventamos. ¿Qué semilla vamos a plantar en el día a día? Creo que lo que más nos pone en crisis hoy es la incertidumbre, porque pensábamos que podíamos controlar la vida, que podíamos planear a largo plazo. Para el ser humano ese es el gran aprendizaje y en la astrología uno lo ve, porque la propuesta es: ¿podés vivir en el ahora?, pero en el ahora desde la responsabilidad, no desde el ‘viva la pepa’. Y valorando cada situación, desde la más simple, como tomar un mate con alguien.

A: El contexto cansa, agota, nos pone de mal humor, intolerantes, falta la paciencia, hay enojos, reacciones, ¿qué podemos hacer en estos casos?

B: Las corrientes dicen que lo que venimos a trabajar es la inteligencia emocional, cómo afrontamos estos cambios y podemos acompañar a las personas que la están pasando mal. Creo que es un tiempo en el que se pone en juego cuanta tolerancia tenemos, porque cada uno está pasando un proceso. Vamos haciendo rápido, contestando rápido, consumiendo… Todo nos lleva a no darnos cuenta a quién tenemos al lado, cómo está el otro, qué circunstancia está pasando, escuchar lo que necesita. No se necesita hacer nada, simplemente escuchar. Que el otro sepa que no está solo. Que lo bueno también repercuta. El amor es contagioso, entonces pensemos cómo estar, cómo acompañar, estar disponible para vos y para mí también. Esta tormenta va a pasar y no hay que tenerle miedo.

A: Muchas veces las emociones guardadas, el no desconectar, no procesar, hacen que terminemos con otros problemas de salud. Las emociones afectan nuestro organismo.

B: Totalmente. El doctor Bach, que es el que creó las Flores de Bach, decía que una vez que llegó al cuerpo ya pasó varios avisos que no escuchamos. Igual también está bueno ‘no darse con un caño’. A veces hay experiencias que tenemos que vivir y tenemos que ver cómo nos acompañamos en procesos físicos. Bach decía que la enfermedad tiene que ver con un desequilibrio entre el alma y la personalidad. Lo que está en crisis es el ego, el personaje que quiere tener el control, saber cómo va a suceder todo y tener todo ordenado y organizado. Más allá de la inteligencia emocional se habla de la flexibilidad mental, porque todo el tiempo nos cambian la agenda. Entonces entrás en una locura. Y uno tiene que decir: ‘sólo por hoy organizo’. Trato de disfrutar, agradecer y reconocer las pequeñas cosas que tengo. Uno de los beneficios de tener esta sensación de muerte tan cercana es que podemos sufrirla o me puedo aferrar a la vida y disfrutar lo que hoy tengo, porque sé que este cuerpo no es permanente. Es todo un desafío.