«Manténganse alejados de las criptomonedas». «Son un espejismo, básicamente» (Warren Buffet).
«El bitcoin hará con los bancos, lo que el correo electrónico hizo con la industria postal» (Rick Falkvinge).
«Sigo pensando en el bitcoin». «Hasta que no llegue a una conclusión, no lo apoyo ni lo rechazo». «La gente también se mostró escéptica cuando el papel moneda reemplazó al oro» (Lloyd Blankfein).
En las últimas semanas, varios lectores me han solicitado opinión sobre las criptomonedas y otras monedas virtuales cuyas características y comportamiento ocupan las noticias económicas, como consecuencia de las abruptas variaciones en su cotización.
Solo pensemos que el bitcoin – la moneda virtual mas conocida -, cotizaba a fines de 2020 a u$s 33.000,- cada uno aproximadamente, durante los meses siguientes llegó a valores mas allá de los u$s 60.000,- y en la actualidad su cotización a vuelto a aproximarse a los u$s 30.000,-. Si analizamos estas variaciones, ocurridas en un plazo tan corto, podemos inferir que si bien pueden constituir una alternativa de inversión rentable, hay que estar atento «todo el tiempo» a las variaciones de la cotización, que son muchas y están influenciadas por las opiniones mas variadas. En los últimos meses, se produjeron importantes cambios que hicieron descender los precios; producto de las decisiones de China de no aceptar bitcoins en algunas transacciones económicas y el cierre de varios puestos «de minería» como se denomina a energía consumida por las computadoras y el personal que registra todas las transacciones de esta criptomoneda, que estaban ubicadas en ese país.
Dicho esto, pasemos a definir que es una criptomoneda y como funciona. Las criptomonedas son monedas digitales diseñadas para funcionar como medios de intercambio de transacciones virtuales. En lugar de billetes y monedas – físicamente hablando -, las criptomonedas son entradas limitadas de información en una base de datos. La seguridad de esa base de datos la brinda la criptografía que permite garantizar y verificar transacciones, así como la creación de nuevas unidades (emisión) monetarias virtuales.
También y para entender el funcionamiento de las criptomonedas, debemos definir que es la cadena de bloques (blockchain); esta es una tecnología para transferir información que se produce a través de una red mundial de computadoras que gestionan una base de datos gigantesca.
En nuestro país, la Unidad de Información Financiera definió a las monedas virtuales «como la representación digital de un valor como medio de intercambio, que no tiene curso legal, ni se emite, ni esta garantizada por ningún país o jurisdicción». El citado ente, encargado de verificar la legalidad de las transacciones económicas en nuestro país, se refirió también a los riesgos que implican las monedas virtuales, principalmente a causa del anonimato que impide el seguimiento nominativo de las operaciones.
La irrupción de estas monedas que se apartan de los métodos tradicionales; esto es, garantía del Estado y emisión por parte del mismo, entre otras cuestiones, ha generado grandes controversias, puesto que el público en general, se siente atraído por las ganancias significativas que pueden generar, sin considerar los riesgos originados por las variaciones negativas y la falta de garantía de las operaciones.
Poco a poco y motivados por el anonimato y la falta de trazabilidad de las operaciones; existen actividades ilegales como el lavado de dinero proveniente de la venta de armas, de la financiación del terrorismo, del narcotráfico, que han comenzado a realizar operaciones en monedas virtuales puesto que han visto bloqueado su acceso al sistema financiero tradicional, asumiendo los riesgos de falta de garantía del sistema y de los vaivenes en las cotizaciones.
En los tiempos que corren este sistema monetario producto de la modernidad, se enfrenta con una preocupación – surgida desde hace tiempo pero desarrollada mas activamente en la modernidad -, como es el daño ambiental que genera el consumo de energía necesaria para mantener el sistema de registraciones, consistente en una cantidad de computadoras cuyo gasto energético en términos anuales, supera al de nuestro país, para el mismo período.
Las manifestaciones de los ambientalistas, de los partidarios del sistema monetario tradicional, así como la intención de detectar posibles transacciones ilegales por parte de organismos gubernamentales, impactan en forma directa sobre la cotización de las criptomonedas.
Las mas famosa de las monedas virtuales (bitcoin), fue creada en 2009 y es mucho el tiempo transcurrido hasta nuestros días, para que una novedad tecnológica, todavía no sea utilizada en forma generalizada en cosas de la vida cotidiana o haya sido abandonada por no haber cumplido sus objetivos.
La cotización de las monedas virtuales beneficia con sus variaciones a los primeros inversores, quienes inicialmente aportaron centavos y el éxito de estos, continua atrayendo a nuevos inversores; a su vez los nuevos inversores esperan alguna baja importante en la cotización para entrar al juego y una vez allí, aguardan los posibles aumentos que una vez ocurridos (no se sabe cuando y hasta donde), traerán aparejados nuevas bajas en las cotizaciones. Es como mirar una mesa de póker donde se hacen apuestas muy fuertes y esperar para entrar, cuando las apuestas tiendan a la baja.
Muchos economistas se preguntan si no estamos ante la presencia de un «esquema Ponzi»; que consiste en una forma de estafa que atrae a los inversores y paga retribuciones a los mas antiguos con fondos de los inversores mas recientes. A menudo los inversores no retiran su dinero, animados por los «altos rendimientos» y esa circunstancia hace que el esquema pueda mantenerse en funcionamiento por mas tiempo. Básicamente, estos sistemas de estafa (no esta claro que el de monedas virtuales lo sea aún) funcionan por la inescrupulosidad de sus organizadores, combinadas con la codicia de sus adherentes (inversores).
Finalmente, todo lo antedicho quizá no importe demasiado, puesto que las monedas virtuales, a muchos años de su creación, no han alcanzado hasta el momento una relevancia económica de significación en cuanto a tener un nivel de generalización en las operaciones de la vida cotidiana. Por lo tanto lo que pueda ocurrir, no va tener consecuencias para quienes no participan en el juego.
(*) Omar Emín es Licenciado en Administración y Contador Público. Colabora en medios de comunicación en temas fiscales, laborales y económicos en general. Socio fundador de Echenique, Emín, Albín & Asociados, firma dedicada a trabajos profesionales de carácter administrativo, laboral, contable e impositivo. Se desempeñó en el ámbito educativo universitario, terciario y secundario, con algunas experiencias en educación a distancia en el nivel universitario.